El escritor mexicano José Agustín mostró siempre gran admiración por Rodrigo González, Rockdrigo, y así lo reflejó en los varios textos que dedicó al compositor nacido en Tampico, en los que resaltó el mordaz sentido del humor de sus letras y como reflejaba el el espíritu rebelde del rock con tan solo una guitarra y una armónica.
EL SOL DE MÉXICO informó sobre el fallecimiento del autor, uno de los escritores más influyentes de la era moderna, que se caracterizó por un estilo literario en el que conjugaba la irreverencia, la contracultura y la admiración por el rock, tanto el que se tocaba en el extranjero, como por el nacional.
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“Rockdrigo era inteligente y gandallón”
El texto más célebre que el autor de “La tumba” e “Inventando que sueño” dedicó a Rockdrigo se puede encontrar en el libro “El hotel de los corazones solitarios”, publicado en 1999, una antología de artículos y crónicas que escribió a lo largo de su vida y que tienen como tema central a la música.
En el texto “Rockdrigo González”, José Agustín elabora una semblanza del músico porteño avecindado en la capital del país, y que murió durante el temblor de 1985.
“Era un macizo inteligente, ingenioso gandallón, experto en los misterios de Ciudad de México, ya que la recorría por todas partes, en metro, combi, trolebús, para ganarse una luca”, rememora.
Y añade para resaltar la personalidad y creatividad de Rockdrigo: “No le iba mal, porque era simpático y carismático, además de que sus canciones cada vez resultaban más sorprendentes por bellas o divertidas”.
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Así fue la impresión de José Agustín al ver a Rockdrigo en concierto
El escritor deja constancia del carisma y soltura de Rockdrigo cuando lo vio por primera vez sobre el escenario, e incluso lo encuentra similar a Bob Dylan. Agustín resalta la calidad tanto musical como en el contenido de las letras de composiciones como “Vieja ciudad de hierro” o “Metro Balderas”.
“Naturalmente por la lira acústica y la armónica, pero también por el talento, la facilidad para componer, el uso efectivísimo del lenguaje coloquial (...). Tenía una gran potencia artística y él solo armaba un show muy completo, divertido, gandallón y super roquero, que tenía prendidísimo al personal".
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“Sigue siendo un autor de culto de pocos, peque valen por muchos”, culmina su texto José Agustín, uno de los primeros en reconocer al tampiqueño Rockdrigo.
