“El fin no es una explosión apocalíptica. Probablemente no haya nada más apacible que el fin”, apuntó Milan Kundera, el autor checo de aclamada obra La insoportable levedad del ser, al referirse, en su libro El arte de la novela, a la naturaleza del final, así como de los cambios políticos y culturales que experimentaba el mundo, previo a la caída del Muro de Berlín.
La noticia de su muerte a los 94 años ocurrida el pasado 11 de julio en París, fue todo lo contrario, al haber provocado un gran eco a nivel internacional; el mundo dice adiós a uno de los más importantes escritores, crítico del totalitarismo, y agudo pensador de la segunda mitad del siglo XX.
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“Para Kundera la literatura era el espacio ilimitado de reflexión sobre la existencia. La existencia como búsqueda y como hallazgo de una sabiduría que no tiene su base en un juez supremo, sino en la incertidumbre como resorte de la imaginación y la creatividad. La literatura para él era, al mismo tiempo, el sitio donde no se persigue una verdad única ni última, sino la duda y el cuestionamiento permanente”, explica en entrevista con El Sol de México el sociólogo y escritor Antonio Tenorio, autor del libro Milan Kundera: la sabiduría de lo incierto.
EL CIERRE DE UNA ÉPOCA
Nacido el 1 de abril de 1929 en Brno, en la antes Checoslovaquia –hoy República Checa- Kundera, quien también estudio música, estética y cine, fue testigo de las contradicciones y represión del régimen soviético. Perteneció al Partido Comunista, del cual fue expulsado por ser un miembro crítico, hecho que inspiró algunas de sus narraciones; tras la invasión soviética, en 1967, sus obras fueron prohibidas y posteriormente, se exilió en Francia, en 1970.
“Milán Kundera cierra una época de la narrativa de tema político, que atestiguó en primera persona, los reveces del régimen comunista de la Europa Central y del Este, así como su transición a una probable democracia, proceso que culminó con la caída del Muro de Berlín.
“Su obra retrató de manera fiel ese periodo, sin embargo, uno de los grandes valores de su prosa narrativa es que, al margen de este carácter distintivo de sus novelas, presenta otros elementos importantes, utilizando la música como telón de fondo, para la reivindicación de la poesía y el arte, como lenguajes universales”, explica el poeta Jorge Ortega, Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, asiduo lector de Kundera desde los 15 años.
Sobre esto, así como la búsqueda existencial en su obra, Antonio Tenorio agrega: “Kundera nos ha legado, precisamente en este presente, en el que predominan las hordas de la intolerancia y la vociferación autoritaria, la noción de que en la base de la sociedad está el individuo, que tiene derechos sólo por el hecho de serlo, de que el poder tiene límites, y que la imaginación, y aún más, la intimidad, deben ser preservadas a toda costa".
LA NOVELA COMO CONTRAPUNTO
Eterno candidato al Premio Nobel, Kundera incursionó en varios géneros de como el teatro, con la obra Jacques y su amo: Homenaje a Denis Diderot en tres actos (1981); el cuento, con El libro de los amores ridículos (1968); la poesía, que se publicó en el libro Monólogos 1957-1965; el ensayo, del que destacan El arte de la novela (1986) y Los testamentos traicionados (1992). Pero el género en el que más se desarrolló fue en la novela; escribió 10, todas ellas éxitos internacionales, desde la primera, titulada La broma (1967), la famosa La insoportable levedad del ser (1984), hasta la última, La fiesta de la insignificancia (2014). De este último género, Kundera se mostró también como crítico y reformulador.
“La novela, en particular, estaba investida del deber ético de erigirse como contrapunto de las desviaciones o fracasos del proyecto moderno. El mundo moderno nace, decía Kundera, con una novela: Don Quijote de la Mancha. En ella se encarnan imaginación, noción de individuo y libertad, como los pilares del mundo post feudal, en el que Europa habría de construirse, antes que como un territorio, como una idea, un ideal.Kundera logró en ese sentido hacer de su propio trabajo un ejercicio de exploración de la existencia humana”, asegura Antonio Tenorio.
UN MUNDO DESAPARECE
La escritora española Elia Barceló, presente en la 36ª Semana Negra de Gijón, manifestó: “tengo la sensación de que se está muriendo todo un mundo, toda una generación, de que está desapareciendo gente que tenía una mirada, una manera de ver el mundo que a mí me sirvió mucho cuando era joven; me parece que ahora nos estamos rodeando de muchísima gente que piensa que lo que importa es vender y que sea fácil y rápido”.
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Resaltó que la generación en que la literatura era un valor, está desapareciendo. “Siento mucho su pérdida a pesar de que no sea uno de los autores de cabecera, lo he leído naturalmente, por supuesto La insoportable levedad del ser, y siento esa tristeza de que se vaya gente para la que la literatura sea una manera de estar en el mundo”.
En tanto, la escritora uruguaya, nacionalizada española Carmen Posadas, consideró que Milan Kundera marcó un hito al hacer best-sellers de calidad y puso como ejemplo que él, y escritores como Fernando Pessoa o Albert Cohen, “han logrado que la gran literatura llegara al gran público, lo que es muy destacable”.