Con 35 años en el arte, Nora Natzyelly Hernández Arreola se ha consolidado como directora escénica, actriz y activista, dando voz a aquellas mujeres que decidieron guardarla en un jarrito de barro, tomando sus historias para convertirlas en arte y crear conciencia sobre las comunidades indígenas.
Nora ha logrado consolidar su carrera y ha alcanzado reconocimiento no solo local sino nacional y sobre todo ha visibilizado historias que merecen ser escuchadas, por lo que hoy comparte una interesante entrevista con EL SOL DE TAMPICO.
¿Qué es para ti una historia?
Son los pasos, la huella, lo que da sentido al caminar, a seguir avanzando en buena dirección, es respeto a la memoria, a la tierra, a las manos, al latir del corazón. Contando una historia tengo la posibilidad de transformar la realidad que nos tocó vivir y tocar diferentes problemáticas sociales que pueden ser encauzadas a través de la escena.
¿Qué ha significado dar voz a mujeres de pueblos indígenas?
Las grandes mujeres de los pueblos indígenas siempre han tenido la voz, en ocasiones las guardan en cajitas o pequeños jarros de barro, o son prisioneras por ataduras de la injusticia, sin embargo el sonido que producen sus palabras han creado tormentas que hacen llover en miles gotas cristalinas en todos los pueblos, de esas gotas de luz líquida se alimentan las nuevas generaciones, esto les ayuda a ver en la oscuridad más temprana, así las niñas y los niños inician sus pasos en las veredas, yo solo tomo su voz prestada y la amplifico a través de la magia de la escena, esa voz se convierte en arcoíris, en gigante, en guerrera tan poderosa que logra enfrentar grandes batallas.
Las mujeres indígenas figuran entre los grupos más vulnerables, marginados y desfavorecidos del mundo. Por tal motivo creo que es mi deber como artista lograr que se escuchen sus voces, se respeten sus derechos y mejore su bienestar través de las artes.
¿Cómo definirías el contraste de la mujer que vive en esas zonas y en la ciudad?
Creo que la radiografía es muy clara. Todo esto asoma y me doy cuenta de lo materialistas que lamentablemente nos volvemos las mujeres de la ciudad debido al consumismo y a la imagen, las mujeres de los pueblos se preocupan por el respeto de la cosecha y de su tierra mientras que en la ciudad se va cultivando nimiedad, alejando cada vez más a las mujeres de los temas más valiosos, dando paso cada vez más fuerte a la banalidad.
Sin duda la mujer de la ciudad se propone ser el emblema de un fenómeno cambiante e imparable que no tiene temor a alzar la voz y dejar abierta la prisión de sus palabras, pienso que en la actualidad la mujer indígena se une a esa lucha, recuperando la memoria y el lenguaje de nuestros sueños.
¿Qué sueñas?
Sueño en que las nuevas generaciones entiendan para qué son sus manos y para qué son sus pies, sueño con zapatos voladores, con una revolución de matriarcas, sueño en un mundo libre de fronteras, en el día en que mi hija pueda llegar segura a casa, en una sociedad que dignifique y reconozca en las artes la vía necesaria para sensibilizar y generar empatía con el prójimo que nos permita realizar el cambio significativo que tanto necesita nuestra sociedad.
¿Qué es matriarca, El éxodo de la voz indígena en tránsito?
Es un proyecto que realizo en el año 2021, el cual me permite crear un títere gigante construido a base de los huaraches y zapatos rotos intercambiables de mujeres indígenas con el que salgo a las calles y veredas acompañada de las propias mujeres indígenas para dar voz a su memoria, vivencias, reclamo de sus derechos, historias y leyendas.
Esta puesta nace bajo el interés de promover un teatro de contenido social y sentido poético, surge como un propósito sensible de investigación, diseño y estudio de los signos de la voz de las mujeres indígenas para situar la esencia de la interpretación llevada al cauce de los caminos marginales donde la escena enraiza su propósito humano.
¿Es necesario que el arte se conjugue con las historias del presente para así provocar la reflexión?
Sin duda alguna, las prácticas artísticas renuevan, proponen, señalan, liberan y enfrentan, crean diálogos con nuevos idiomas, yo creo a su vez en el teatro que conjuga todas las artes que enfrenta siempre el fin de los tiempos, como se me ha enseñado en mi familia en la cual cabe destacar que todos nos dedicamos a las artes escénicas.
¿En qué proyecto trabajas actualmente?
Estoy muy contenta, soy una artista muy privilegiada, he sido acreedora a varias distinciones, fui seleccionada como jurado del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para su Proyecto Nacional de Creadores Escénicos en la vertiente Títeres y Máscaras para creadores con larga trayectoria, fui ganadora de PECDA Tamaulipas-Creadores con Larga Trayectoria, a su vez ganadora del Circuito Nacional de Artes Escénicas en Espacios Independientes del Centro Cultural Helénico y también Ganadora del Circuito Nacional de Artes Escénicas Títeres y Objetos del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
Así entonces estoy enfocada en un montaje Títere Objeto para niños migrantes titulado "El éxodo de los pequeños zapatos", “Bitácora de viaje de los zapatos que caminan solos", una obra realizada también con zapatos como elemento característico en la toma manifiesta del camino, los zapatos se manifiestan como un símbolo particular en el trayecto que representa su viaje al paradero de su camino, esperando que sus huellas logren ampliar sus destinos hasta donde las fronteras son insuficientes para poder detener sus pasos y en un proyecto llamado "Recolectores", una obra de teatro de títeres que tiene como objetivo dignificar el trabajo que realizan las personas en los pueblos y el campo.
Estamos también de gira en diferentes estados de la república mexicana como Nuevo León, Coahuila, Durango, Tamaulipas con mi proyecto "El viaje lustroso de los zapatos rotos" y "Biblioteka Aventureka" con Ran Rataplán Teatro. Estoy también aplicada en la Compañía Titular de Teatro de la UAT, produciendo nuevos proyectos en la cual soy directora escénica.
Mensaje a las mujeres que se quieren dedicar al arte como medio para alzar la voz
Que crean en las artes como una trinchera para cambiar ideologías que nos fortalezcan y sirvan como vinculo de comunicación y exigencia, es el arte sin duda el más oportuno entre los diálogos del deseo con la desventura, es su identidad sensible un puente de transmisión humana permeado de emociones ante la tribulación de los conflictos que sacuden hoy en día la conciencia a los abusos de las mujeres en el mundo.
En ese sentido, sabemos que las artes han tenido que marchar a la guerra, han creado treguas entre el odio y las hogueras, han desembocado en la violencia para denunciar el crimen, la discriminación y la miseria, han enjuiciado y corrompido el sistema absurdo de obediencia y como entidad virtualmente irreverente han salvado sociedades del hastío y el soez del aburrimiento.
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"Sueño un mundo sin guerras, a niñ@s de palestina, ucranianos, de Somalia, Sudán, Nigeria, siria y de muchos pueblos y comunidades corriendo sin sangre, sin polvo en los ojos. Son ellas sin duda la memoria de nuestros ancestros que no deben quedar en el olvido por tal motivo es de gran aprendizaje en mi proceso creativo poder contarlas. Que la escena sirva entonces como vía para abrir un dialogo y crear conciencia".
