El 21 de septiembre de 1977 EL SOL DE TAMPICO anunciaba la contratación del exmundialista Gustavo “Halcón” Peña, quien viajaba desde Guadalajara para encargarse del “benjamín” del Torneo 77-78, los Celestes jaibos, que arrastran una lamentable estadística hasta la fecha 8 con 6 derrotas y 2 empates.
México 70. Valdivia es atropellado en el área grande por el defensa belga Jean Thissen, para que de inmediato el “hombre de negro” declare penal a favor del casaca mexicano.
Un hombre emerge desde el reducto defensivo hasta atravesar la cancha llegando al punto del tiro de castigo, Gustavo Peña el “Halcón”, mote que nació por el coraje que demostraba en el juego, al igual que su destreza a la hora de barrerse, semejando un ataque de ave de rapiña.
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Gustavo como técnico utilizaba la frase “vamos, hijos de Villa” – comenta el exdefensa Carlos Núñez-, permeando ese carácter que manifestó como capitán de la Selección Mexicana.
Estricto a la hora de dirigirnos, exigiendo que no tuviéramos miedo a nada, ni a rompernos el alma por cualquier pelota. El 25 de septiembre, en la jornada 9, un periódico del norte escribió: - La llegada de Gustavo “Halcón” Peña vino a darle una reacción positiva al equipo.
El ímpetu y coraje que caracterizaron al exzaguero nacional fue asimilado por el Tampico que terminó venciendo a la U. de Nuevo León por la mínima diferencia.
Sobre las particularidades que acompañaban al “Halcón” Peña fue que su espíritu, como jugador activo, todavía se observaba en su primera aventura como timonel ya que apenas en la temporada 76-77 se había retirado como futbolista en el extinto “Laguna”.
Gustavo fue construyéndose como técnico – asevera Carlos Núñez- en un tiempo en el que no existían las herramientas con las que se cuentan ahora; sin embargo, desde su experiencia como capitán de los diferentes equipos donde jugó, así como la Selección Mexicana, impuso su liderazgo cuando empezó a dirigir a su primer conjunto, el Tampico.
Para Francisco “El Tano” Bertocchi, a quien Peña invitó para reforzar esa temporada a los celestes, puntualiza: - Su temperamento lo transmitía todavía como jugador, observaba muy bien el futbol, brindaba motivación al equipo, entrenaba con nosotros la parte física. Gustavo fue un fenómeno, apoyaba en todo.
Tampico, bajo el sello de Gustavo Peña (de garra y entrega), comenzaría a escalar posiciones hasta que en la fecha 38, en un partido en el Tamaulipas los celestes jaibos concretarían una espectacular voltereta para terminar ganado 2 a 1 al Guadalajara, calificando a la liguilla en el lugar 8 y enfrentando a los Cremas que en ese torneo ocupaban el primer lugar.
Tajante en sus decisiones – enfatiza Carlos Núñez -, a Peña se le tenía un gran respeto porque cuando fue jugador se valía de todo para detener a un contrincante y desde El Oro, Cruz Azul, Monterrey, Gustavo nunca se acortó ante nadie.
Aquí en Tampico conformó un grupo bien logrado, basándose en sus experiencias, en el buen futbol de cada jugador. En mayo del 78, Tampico después de empatar en el Tamaulipas a 2 goles con el cuadro canario, viajaba para el partido decisivo en el estadio Azteca portando la etiqueta de “cheque al portador”, pues la prensa especializada manifestaba que Tampico sería avasallado sin problemas.
Una noche antes del partido estábamos intranquilos – rememora Carlos Núñez- no podíamos dormir así que varios decidimos jugar baraja, otros dominó, incluso, algunos bromear hasta que Gustavo descubrió la forma que matábamos el tiempo, así que llamó la atención: – "Vayan a dormir porque mañana tienen que romperse el alma, hijos de Villa”.
-Vayan a entregarlo todo, ustedes son mejores – refiere Bertocchi de las palabras que pronunció Peña antes del partido.- Fueron significativas, porque brincamos a la cancha sintiéndonos respaldados por nuestro técnico.
El encuentro entre América-Tampico finalizó con empate a un gol por bando; posteriormente ambos conjuntos agotaron las instancias de los tiempos extras - Al momento de cobrar los penales - detalla “El Tano” Bertocchi- Gustavo se plantó de frente, abrazándome, indicando que tiraría el primer cobro, quedé sorprendido porque en ese tiempo dejabas a tu mejor tirador para asegurar el último. Le comenté a Gustavo si no sería preferible dejarme para el 5 tiro, contestándome que no, que tirara primero para asegurar el primer cobro y contagiar confianza.
El primero en abrir la tanda fue Francisco Bertocchi, clareando al portero americanista “Paco” Castrejón, después vinieron los demás celestes en fila cobrando con éxito su lanzamiento, hasta que Tampico, pese a todos los pronósticos en contra, finalizaría venciendo al América en el mismísimo estadio Azteca. - Esa táctica de Gustavo – comenta “El Tano” Bertocchi - la puse en práctica años más tarde cuando me convertí en entrenador, teniendo que resolver algunos partidos de esa forma, comenzaba la serie de penales colocando al tirador más experto para asegurar y brindar confianza a los demás jugadores.
El legendario entrenador “Nacho” Trelles mencionaría: “Los técnicos siempre tenemos que tener la maleta lista”. Al siguiente torneo, Gustavo “ Halcón” Peña, con las credenciales de haber logrado que un equipo modesto consiguiera llegar a la fiesta grande, fue solicitado por la escuadra de los Leones Negros de la U de G para que los dirigiera en su próxima campaña 78-79.
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Sin embargo, Gustavo Peña en diversas oportunidades regresó a dirigir al Tampico Futbol Club, otra vez de relevo en la 80-81, 81-82 y ya con Tampico-Madero regresó al coloso de la Unidad Nacional a mitad de la 82-83.
Pese a que el guardameta belga que conocía su apellido intentaba ponerlo nervioso gritándole: ¡Peña! ¡Peña!, el “Halcón” no se intimó, cobró con fuerza el penal, levantando de sus asientos a los innumerables aficionados que asistieron al Azteca a disfrutar del juego donde la Selección Mexicana venciera por 1 a 0 a su similar de Bélgica.
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Gustavo “Halcón” Peña Velasco en ese momento se convirtió en un especie de héroe nacional, que lo catapultó a seguir siendo recordado hasta la fecha, siendo entronizado en el Salón de la Fama del Grupo Pachuca en el 2019.
