Al igual que el amor, la amistad a veces no desemboca en buen puerto. Existen famosos enemigos, amigos y rivales que destacaron en las bellas artes. Desde Lope de Vega y Cervantes Saavedra, pasando por Francisco de Quevedo y Luis de Góngora; hasta Friedrich Nietzsche y Richard Wagner, distintos artistas han entrado en conflicto.
Lope de Vega vs. Cervantes Saavedra
De acuerdo al período El país, la pugna entre los escritores se debió a los celos desarrollados por Lope de Vega ante la obra cumbre de Cervantes Saavedra: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. A partir de ese momento, de ser amigos cercanos, se convirtieron en férreos oponentes.
Cuando se conocieron, Lope de Vega y Cervantes Saavedra eran caras opuestas en el mundo artístico. Lope era joven, extrovertido, famoso, autor prolífero y amante de múltiples mujeres. Cervantes era quince años mayor que él, introvertido, sin fortuna, trabajaba como recaudador de impuestos y no tenía una gran producción literaria.
Pareciera que el destino de ambos ya estaba trazado, sin embargo, sucedió un evento imprevisto: Cervantes es llevado prisionero acusado de robo por parte del banco donde depositaba los impuestos recaudados. Aunque después se le encontró inocente, él ocupó su tiempo en la cárcel para escribir.
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“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”, ese es el inicio de la novela de Cervantes, la cual, a la postre, se convertirá en la obra más importante de la literatura española. Lope de Vega no supo de dónde vino el golpe, pero padeció el infortunio de los celos. Cervantes, por quien nadie daba nada, resultó ser un genio.
Lope, quien era conocido por atacar a todo aquel que le hiciera sombra en el mundo literario, desarrollo una animadversión tremenda por Cervantes.
En uno de sus poemas, el creador de “Fuente ovejuna” expresa su concepto del querer (y también quizás de la amistad): “Desmayarse, atreverse, estar furioso, leal, traidor, cobarde y animoso; satisfecho, ofendido, receloso; esto es amor, quien lo probó, lo sabe”.
Francisco de Quevedo vs. Luis de Góngora (1620)
Con información del medio “Tele Madrid” sabemos sobre los conflictos entre Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. El primero era 19 años mayor que el segundo, pero eso no impidió que ambos llegaran como artistas invitados, al mismo tiempo, a la Corte de Valladolid en 1601. En pleno siglo de oro de las letras españolas.
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Cada uno buscaba opacar al otro. En un momento Quevedo le escribe a Góngora: “Yo te untaré mis obras con tocino” y Góngora le responde “Francisco de qué bebo”. Era de dominio público la inclinación de Quevedo por la bebida.
Góngora pierde toda su fortuna y, el 23 de agosto de 1620, casi en la bancarrota, debe rentar una casa para pasar sus días en Madrid. Quevedo, más afortunado en materia económica, compró la propiedad y desahució a Góngora, quien murió solo después de mudarse a Córdoba.
Friedrich Nietzsche vs. Richard Wagner
Todo aquel que ha leído a Nietzsche, sabe que el pensador nihilista no era muy popular entre sus allegados. El autor tenía fama de problemático, quizás porque en una de sus obras, “Más allá del bien y del mal”, se puso a decir que todos los filósofos no eran más que unos mentirosos, los cuales habían legitimado sus prejuicios con el nombre de verdad.
Sin embargo, Nietzsche amaba al músico Richard Wagner, se deshacía en elogios hacia él. En su libro “El nacimiento de la tragedia”, llamó a Wagner: “mi sublime precursor”. No obstante, en el escrito “El caso Wagner”, el filósofo dice acerca del músico: “incluso me tomé a Wagner en serio”.
Acorde a los registros históricos, no sé conoce con exactitud la causa de la separación. Unos apuntan al distanciamiento de Nietzsche hacia la obra de Schopenhauer, a la cual Wagner era asiduo.
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Otros indican que el músico divulgó la vida sexual del filósofo. Varios más creen que fue debido al rechazo de Nietzsche hacia la religión como fundamento de la vida, posición que llegó a defender Wagner.
En fin, esta fue la historia de famosos enemigos, amigos y rivales que destacaron en las bellas artes. Lope de Vega no podía ver a Cervantes, Quevedo odiaba a Góngora y Nietzsche despreciaba a Wagner, antes de eso, habían compartido la mesa y brindado como camaradas.
