Diego Rivera es uno de los artistas nacionales más conocidos (por diversas razones). Considerado por muchos el “líder del movimiento muralista mexicano”, también se le atribuye una fama de “Don Juan” por sus relaciones con Angelina Beloff, Marevna Vorobëv-Stebelska y Frida Kahlo (entre otras mujeres). Te presentamos la vida del artista por medio de sus obras.
El libro “Querido Diego, te saluda Quiela” de Elena Poniatowska es una novela corta, donde la protagonista, la pintora Beloff explica cómo Rivera regresó a México, dejándola en París, con la promesa de volver por ella, hecho que nunca ocurrió. El relato parece mostrar a un hombre indiferente y a una mujer que añora el amor perdido.
¿Cómo se forma un artista? Los años en París
De acuerdo al Instituto de Arte de Chicago (AIC, por sus siglas originales) Diego María Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, quien acortó su nombre artístico a Diego Rivera, nació el 8 de diciembre de 1886, en Guanajuato.
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En 1912, se instala en París, donde convive con diversos creadores de la talla de Amedeo Modigliani, Piet Mondrian, Albert Gleizes, Juan Gris y Jean Metzinger. Por el mismo periodo inició una relación sentimental con Angelina Beloff, con quien terminaría casado.
Durante su estancia en Europa, Rivera apostaba por el cubismo, por estimarlo como “un movimiento de vanguardia”. No obstante, en 1921, tras la Primera Guerra Mundial lo consideró una corriente superflua.
Los amores de Rivera (algunos de ellos)
En 1915, a pesar de estar casado con Beloff, Rivera mantiene una estrecha relación con Marevna Vorobëv-Stebelska, quien posa para el cuadro “Retrato de Marevna”. Este trabajo es descrito por el AIC como una “composición cubista sintética, donde se utilizó el color para sugerir una recesión espacial, con ricas y sombrías armonías cromáticas”.
En 1917, falleció el hijo de Beloff y Rivera a los pocos meses de nacido por complicaciones respiratorias. En 1921, Rivera viaja rumbo a México, donde al poco tiempo, solicita el divorcio bajo el argumento de la distancia.
Acorde a Vanity Fair, en 1922, Rivera conoce a Kahlo mientras pinta un mural de 150 metros cuadrados en la Escuela Nacional Preparatoria. Él tenía 36 años, ella era una adolescente de 15. Algunos dicen que la atracción surgió en ese momento, otros piensan que no pasó nada. En esa época, el pintor mantenía a la par un vínculo amoroso con Lupe Marín y Nahui Olin.
En 1928, mientras él sostiene una relación con Tina Modotti, fotógrafa italiana, se reencuentra con Kahlo, con quien se casó en 1929. Vanity Fair apunta que la encargada de realizar el banquete de bodas fue Lupe Marín y la ceremonia se realizó en casa de Modotti.
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Al tiempo, Kahlo llegaría a decir sobre él: “En mi vida he tenido dos accidentes: el tranvía y Diego”. Después de padecer cerca de tres abortos, poco después de 1933, la pintora descubre que su esposo la engaña con su hermana, Christina Kahlo.
De dibujos, murales y grabados
La carrera artística de Rivera fue prolifera en el tema de los murales. La obra más representativa de este género es “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Ubicado en la actualidad en el “Museo Mural Diego Rivera” en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Rivera únicamente tiene en su haber 13 grabados. En uno de ellos, quizás el más famoso, el protagonista es Emiliano Zapata.
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Uno de sus últimos dibujos llevó por título “Pescador”, fue elaborado en 1956, un año antes de la muerte del pintor. El Museo de Arte de Cleveland presume su composición en el Pacífico Mexicano mientras el artista se recuperaba de un tratamiento contra el cáncer.
Diego Rivera falleció el 24 de noviembre de 1957, en la Ciudad de México. Además de ser conocido por sus murales, otra fama que ha persistido a lo largo del tiempo es la de un “Don Juan”, quien, al parecer, iba de relación en relación, sin nunca comprometerse con nadie.
