Las creencias de fe a lo largo de la historia han sido tema de debate y conflicto, tanto políticos como religiosos; actualmente la feligresía se concentra en edades adultas y cada vez son menos jóvenes.
El sector de 12 a 25 años es el que no está interesado en pertenecer a un grupo religioso o a una iglesia, sin embargo, tienen una perspectiva diferente cuando se habla acerca de Dios, lo que genera una pregunta, ¿por qué los jóvenes ya no se interesan en tener una creencia religiosa?.
Más de 90 millones de mexicanos son católicos
Según el censo de población realizado en el año 2020 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), más de 90 millones de personas aún profesan la religión católica; por otro lado, más de 16 millones practican una distinta.
Aunque el número de creyentes en México se puede considerar alto, existen más de 9 millones que no profesan ninguna religión, se debe tener en cuenta que la población es de más de 126 millones de personas, lo que nos indica que el 7% de la población se abstiene de practicar una religión.
Asimismo, los datos proporcionados por el Inegi especifican que 3 millones 756 mil 337 jóvenes de entre 10 a 29 años no están integrados en algún grupo religioso e incluso año con año esta cifra sigue en aumento.
¿Por qué los jóvenes ya no se interesan en tener una creencia religiosa?
En una entrevista realizada al pastor pentecostés Rodolfo García, de la Iglesia de Dios en México, ubicado en la Congregación Anáhuac, en Pueblo Viejo, mencionó que el sector de 35 a 70 años son las personas que más se reúnen en su iglesia y de otras congregaciones, siendo los jóvenes los que menos asisten.
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Esto debido a que "el relativismo les ha absorbido y también al ver a las generaciones que les preceden, que no hay ciertas convicciones, que no son firmes en su fe y también que los jóvenes están buscando ejemplos, modelos, referentes que no encuentran en las iglesias".
Transmitir creencias
Por su parte, el psicólogo de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Fadycs), Alejandro Virgen Rangel, planteó su postura sobre por qué los jóvenes no se acercan a la religión.
"Creo que existe cada vez más rebelión por parte de los jóvenes y creo que existe más esta parte, querer dudar de todo, si no hay una base científica, pues no creo, entonces existe mucho esta parte de no tener fe, ya que no se ha promovido tanto", sostuvo.
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El pastor Rodolfo también mencionó que el principal agente que ha provocado la falta de fe en los jóvenes es el familiar, ya que en ocasiones lo que profesan no es practicado con sus parientes, creando un contraste que hace dudar a la juventud en acercarse a la iglesia o tener una relación con Dios.
"Los padres son la principal influencia, los padres juegan un papel importante, que ellos también se han olvidado de educar a sus hijos a temprana edad y al no hacerlo quieren influir en una edad de juventud, pero ya no lo logran, porque los jóvenes ya formaron su plataforma de creencias y convicciones", indicó el líder religioso.
Aunque en México las religiones se han transmitido de generación en generación, esta acción trae dos vertientes, la imposición y el libre albedrío.
El psicólogo indicó que es importante que los padres transmitan sus creencias, pero con respeto, no llegar al fanatismo de imponer la religión, sino de compartirla y que el mismo joven, con libertad, forme convicciones propias de creer o no.
Es un amortiguador en la depresión
Considera además que es importante mantener una creencia, ya que ante situaciones de crisis funciona como amortiguador que da esperanza y permite seguir adelante. En el caso de la juventud, contar con un cimiento de fe o creencia puede ayudar a sobrellevar episodios de depresión, padecimiento común en este sector etario.
"A la ansiedad como tal no, porque hay personas que son muy religiosas y tienen crisis de ansiedad; a la depresión tal vez puede ser, si se tiene esa fe, de saber que todo es por algo, de que al final de cuentas existe una razón de ser, pero estos dos ámbitos son más psicológicos que espirituales”, indicó.
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Los jóvenes son un sector que va desapareciendo de los sitios de oración, por lo que actualmente las iglesias se han actualizado tratando de aplicar estrategias que los atraigan, a fin que puedan acercarse libremente, por convicción propia y promover en ellos la fe.
