Investigadores han lanzado una advertencia: a finales de este siglo, el hielo marino del Ártico, es decir, el agua oceánica congelada, podría desaparecer durante el verano, lo que traería en consecuencia la extinción de los osos polares y otras especies dependientes del hielo.
PARA EL 2100, EL FIN DE MUCHAS ESPECIES POLARES
La “última zona de hielo” es una región que contiene el hielo ártico más antiguo y grueso. Abarca un área de más de 380 mil millas cuadradas, 1 millón de kilómetros cuadrados, desde la costa occidental del archipiélago ártico canadiense, hasta la costa norte de Groenlandia. Cuando los científicos dieron nombre a esta región de hielo de cuatro metros de espesor, pensaron que duraría décadas.
Se estima que el hielo marino se reducirá drásticamente para 2050. En el escenario más pesimista, en el que las emisiones contaminantes ligadas al calentamiento global, siguen aumentando al ritmo actual, el hielo de verano, y los osos polares y las focas que viven en él, podría desaparecer en 2100, según informan investigadores en un nuevo estudio.
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EL ÁRTICO EN MÍNIMO HISTÓRICO
“Si el hielo de todo el año desaparece, ecosistemas enteros que dependen del hielo se colapsarán y comenzará algo nuevo”, dijo Robert Newton, coautor del estudio e investigador principal del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
De igual modo, sostiene que la cantidad de hielo ártico más antiguo y grueso que ha sobrevivido al menos a una temporada de deshielo se encuentra en un mínimo histórico, alrededor de una cuarta parte del total registrado por los primeros estudios por satélite hace cuarenta años.
“Una disminución más drástica de la cobertura de hielo podría tener un efecto paralizante en la vida de los animales que habitan en la red de hielo cambiante, o debajo de ella, como las algas fotosintéticas, los crustáceos diminutos, los peces, las focas, los narvales, las ballenas de Groenlandia y los osos polares”, afirmó.