Alrededor del mundo existen múltiples ritos funerarios para despedir a los muertos. Hay quien prefiere el entierro, otros la cremación y ser depositados en una urna, algunos más desean ser esparcidos en el mar o en las montañas, otros prefieren ser usados como abono. En el este de Indonesia el pueblo de los toraja elige otro camino: convivir a diario con los cadáveres.
El pueblo indígena de los toraja, quienes viven en la isla de Célebes, piensan que sus familiares “están dormidos o muy enfermos” mientras interactúan a diario con los restos mortales. Les llevan comida, agua y cigarros dos veces al día. Además de inyectarles formaldehído para evitar la putrefacción. Después de varios años realizan el funeral.
¿Cómo cuidan a los muertos?
Gracias a la nota “La inusual práctica del pueblo donde las familias conviven con los muertos como si estuvieran vivos” escrita por Sahar Zand para BBC, sabemos la siguiente información:
En la comunidad toraja, con casi un millón de miembros, los muertos son colocados en un lugar de la casa, cubiertos con cobijas y atendidos como si estuviesen vivos. Conforme el tiempo avanza la piel se pone gris y los insectos llegan a proliferar en el organismo, pero el funeral no se lleva a cabo hasta que la familia no reúne una cantidad suficiente de dinero para sacrificar la mayor cantidad de búfalos.
De acuerdo a los toraja los búfalos son los animales responsables de conducir las almas al “Pooya”. Entre más búfalos se entreguen en memoria del muerto, más rápido será su viaje rumbo al paraíso. Los funerales en la comunidad son fiestas cuantiosas, donde se invita a toda la familia, amigos y vecinos.
Abrir las tumbas cada dos años
Después de realizado el funeral, el cual puede demorar desde uno a 12 años después de la muerte, el cuerpo es colocado en una cueva. Cada dos años, las familias acostumbran sacar el cadáver del sepulcro, limpiarlo y cambiarle el ropaje. Además de convidarle hojas de coca, comida, agua y cigarros.
La periodista que cuenta la historia Sahar Zand asistió a las casas de la comunidad toraja y presenció cómo conviven con los muertos de manera cotidiana, para ellos es como si sus familiares todavía estuvieran vivos, platican con los cadáveres y los cuidan. Después los entierran y cada dos años abren de nuevo las cuevas para verlos.