Un trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, puede estar cerca de revolucionar el estilo de vida de los 425 millones de diabéticos en todo el mundo: la insulina en cápsula. Para los que padecen el tipo 1 de la enfermedad -cuando el páncreas no produce insulina, la hormona indispensable para regular los niveles de azúcar en la sangre-, la única opción es inyectarse la sustancia en su forma sintéticahasta cuatro veces por día. Para los que padecen el tipo 2 -cuando el cuerpo no produce insulina suficiente o no responde a la hormona como debería-, las inyecciones también pueden llegar a ser necesarias.
Los científicos desarrollaron una fórmula innovadora de transportar la hormona por vía oral. Hasta entonces, había una serie de barreras naturales en el estómago y en el intestino que impedían a la insulina vía oral llegar a la corriente sanguínea y, de esa manera,transportar la glucosa en la sangre hasta las células. Por esa razón, la búsqueda de ese sistema de administración de hormonas ha sido considerada el “Santo Grial” en la pesquisa sobre diabetes desde 1921, cuando los estudiosos canadienses Frederick Banting y Charles Best aislaron la insulina en laboratorio por primera vez.
En el más reciente intento, los investigadores de Harvard insertaron la hormona en un líquido elaborado con dos sustancias conocidamente seguras para los humanos: la colina -una molécula natural presente en vitaminas del complejo B- y el ácido germánico, usado como aromatizante en los alimentos. Ese líquido, clave del nuevo desarrollo, fue colocado en una cápsula cuyo revestimiento le impide ser disuelta por enzimas en el aparato digestivo. El revestimiento (un polímero) se disuelve cuando alcanza el ambiente alcalino del intestino delgado, permitiendo que sólo entonces el líquido que transporta la insulina sea liberado.
Todavía en fase de prueba en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas (Seas) John A. Paulson, de la Universidad de Harvard, la fórmula se mostró prometedora cuando fue usada en ratones. Bajas dosis de insulina en cápsula promovieron la disminución de los niveles de azúcar en la sangre de los roedores. “Esa cápsula se reveló tan eficiente como una navaja suiza. Dispone de herramientas capaces de eludir cada uno de los problemas que dificultaban la utilización de la hormona por vía oral”, asegura Samir Mitragotri, ingeniero químico y coautor del estudio. El trabajo fue publicado en la Proceedings of the National Academy of Sciences, una de las revista científicas más prestigiosas del mundo.
Otra novedad obtenida por el trabajo fue que, al contrario de las soluciones de insulina para las inyecciones, que deben ser refrigeradas y se mantienen apenas por algunas semanas, el líquido usado en la píldora permaneció estable por dos meses a temperatura ambiente, y por lo menos por cuatro mesesen refrigeración. “Hasta ahora, esa fue una de las más prometedoras pesquisas con insulina por vía oral. Además de alcanzar buenos resultados en la eficacia de acción, se mostró más duradera para el almacenamiento”, observa Fabio Trujilho, endocrinólogo y presidente de la Sociedad Brasilera de Endocrinología y Metabolismo.
Otros equipos de investigación en el mundo están trabajando en tentativas de encapsular la hormona. Sin embargo, ninguna formulación eliminó con éxito todos los obstáculos clínicos. Hasta ahora, no hay producto de insulina oral comercialmente disponible. A pesar de los resultados prometedores, la píldora de insulina necesita pasar por ensayos clínicos en humanos, en un plazo de hasta cinco años más.
Mientras tanto, pacientes norteamericanos y europeos ya se benefician de otro tipo de insulina no inyectables: la inhalable. El medicamento es una versión de la hormona en polvo para ser inhalado con el apoyo de un aplicador. Su acción se inicia en apenas 12minutos, pero justamente por ser muy rápida no exime de la aplicación diaria de la insulina inyectable. EUROPA PRESS N. S.