Cada fin de año la historia se repite, las personas comen 12 uvas y piden 12 deseos con el objetivo de transformar su vida. Se pactan metas, se hacen compromisos, se redactan juramentos y, 365 días después, todo sigue igual. Entonces, una duda acecha la mente: ¿por qué no cumplí mis propósitos del 2022 y cómo cambiar para el 2023?
La motivación no es el ingrediente principal
Contrario a lo que se puede pensar, ni la motivación ni la inspiración son ingredientes indispensables para alcanzar objetivos. Aunque son factores nada despreciables y resultan de gran ayuda cuando aparecen, no son elementos claves para forjar hábitos que conduzcan a la culminación de los propósitos de Año Nuevo.
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Los niveles de motivación pueden disminuir a través del tiempo, por distintas causas, desde una baja autoestima, incapacidad para resolver conflictos, falta de autocontrol, miedo al fracaso y una nula capacidad para tolerar la frustración. Por tal motivo, aquellas tareas que se inician con alegría en enero, se pueden olvidar para mayo.
La constancia es el único camino
Al pintor Pablo Picasso se le atribuye la siguiente frase: “Que las musas te encuentren trabajando”. A veces las personas tienden a creer que hace falta encontrar “el momento adecuado”, experimentar una alegría fulminante o tener una energía inquebrantable, para cumplir objetivos. Picasso, en cambio, abogaba por el trabajo cotidiano como medio para consumar los proyectos.
El profesor de la Universidad de Sheffield, Benjamín Harkin, autor principal del estudio “¿Llevar un seguimiento de avance promueve el logro de las metas?”, publicado en el “Boletín” de la Asociación Americana de Psicología, establece que llevar un control periódico de los resultados, fomenta el cumplimiento de los objetivos.
¿Cómo se puede alcanzar el éxito?
Lo primero es establecer metas realistas: saber qué se quiere lograr y fijar un periodo para cumplir los propósitos. Por ejemplo: perder diez kilos en cinco meses o aprender un nuevo idioma en un año.
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Lo segundo, de acuerdo a Harkin, es monitorear de manera regular los progresos obtenidos y compartir la información con alguien más. Por ejemplo, pesarse cada mes o tomar un examen de conocimientos lingüísticos cada trimestre, además de avisar a los amigos o familiares sobre el avance en los proyectos.
El método parece sencillo, pero conlleva disciplina y esfuerzo. Siguiendo la lógica de Picasso, no se pinta ni “La vida”, ni las “Mujeres de Argel” y tampoco el “Retrato de Ambroise Vollard” conducido por la motivación o la inspiración, sino por el trabajo arduo y constante de la creatividad.
En conclusión, para lograr los propósitos de Año Nuevo, es necesario elaborar un plan de trabajo, establecer fechas y objetivos concretos para cada periodo, llevar un seguimiento de los resultados, compartir las pequeñas victorias con los demás y ser amable contigo mismo. Algunos dicen que la vida no es una competencia, es una aventura.
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Entonces, la pregunta ¿por qué no cumplí mis propósitos del 2022?, se responde: por falta de motivación. En cambio, la interrogante, ¿cómo cambiar para el 2023?, tiene una solución más difícil, pero más interesante: “trabajar hasta que aparezcan las musas”. Tal vez la inspiración se consigue mediante el esfuerzo y no por arte de magia.
