Un panorama complicado es el que tienen los voluntarios del campo tortuguero de playa Miramar al no recibir recursos por parte de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y estar limitados en cuanto a la herramienta de trabajo.
El oceanólogo, Marcelo René García Hernández, señaló que a diferencia de otros campos tortugueros que hay en Tamaulipas, el del sur de la entidad no tiene etiquetado un recurso por las actividades que realiza.
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“No están recibiendo recursos por parte de la Conanp debido a que este lugar no está considerado como un área natural protegida”, expresó.
Detalló que la dependencia federal únicamente instaló el corral y otorgó una cuatrimoto que es el que utilizan para recorrer el litoral de la playa y atender la llegada de las tortugas, principalmente cuando se registran eventos de norte.
“Trabajan con recursos muy limitados, sin embargo, para la zona de Aldama sí es un área protegida y por ende reciben los recursos y lo poco que sobra lo mandan hacia el nido de playa Miramar”, externó.
Dijo que la mayoría de las personas que colabora en estas acciones para el cuidado de la tortuga Lora, es voluntaria y únicamente hay una responsable que tiene a su cargo estos campos tortugueros.
“En el campo tortuguero no tienen a nadie remunerado, solo tienen a la representante, no se puede hacer nada si no hay alguno de áreas naturales protegidas, porque sería un delito, entonces viene ella”, aseveró.
García Hernández, detalló que al ser la tortuga lora protegida por una norma federal, deberían de recibir los recursos para trabajar en el cuidado de su especie.
“Por ley dentro de la norma 059 todos los quelonios están bajo protección especial y por ley deberían de estar recibiendo los recursos necesarios, sin embargo, no es así, están trabajando con voluntarios y con recursos muy limitados y obviamente demerita el trabajo de las personas que acuden”, mencionó.
El oceanólogo, mencionó que esta y otras especies que están protegidas por alguna norma federal, deben estar protegidas por diferentes dependencias.
“Por ley deben de estar las dos instancias, por un lado lo que era la Policía Federal -hoy Guardia Nacional- y por el otro lado está la Semarnat, la Secretaría de Marina, ellos deben de estar cuidándolas y apoyar todas las acciones, tanto a la protección de las áreas naturales como a las especies”, comentó.
La pandemia generó la llegada de más tortugas a playa Miramar
Marcelo René García, comentó que el cierre del máximo destino turístico del sur de Tamaulipas durante varios meses causado por la llegada del Covid-19, ayudó en gran medida a la llegada de más quelonios a esta playa para llevar a cabo el proceso de desove.
“En la cuestión natural hubo un repunte de especies que llegaron con el cierre de la playa a causa de la pandemia, muchas de las especies volvieron a tomar áreas que en su momento eran de sus dominios y precisamente las tortugas llegaron desde la zona de las palapas hasta el sur de Altamira”, externó.
Comentó que de acuerdo a estudios, señalan que durante esta pandemia, además de playa Miramar, muchas especies silvestres repoblaron lugares o áreas que habían dejado de dominar por la llegada del hombre.
Este destino turístico permaneció cerrado siete meses y cuatro días al público a causa de la pandemia del Covid-19 -desde el 16 de marzo hasta el 20 de octubre-, justo en los tres meses que tienen las tortugas para anidar en esta playa.
Proceso de la llegada e incubación de las tortugas
La función de los campamentos tortugueros es procurar la protección y conservación de las especies, a través del cuidado de hembras anidadoras y sus nidos a fin de lograr un mayor número de crías, que permitan mejorar las expectativas de conservación de la especie, implementando técnicas estandarizadas de conservación y manejo, adecuadas y aplicadas a los campamentos.
Los huevos son reubicados en nidos artificiales con una profundidad de unos 40 a 45 centímetros y a unos 15 a 20 centímetros de ancho, con forma de cántaro, simulando el nido original.
Ya que son tapados, se procede a identificarlos con una pequeña estaca a la que se le coloca la ficha de campo, protegida con una bolsa de plástico, señalándolas con una cinta de color fluorescente para facilitar su identificación.
A los 30 días se colocan los tules sobre los redondeles con el objetivo de proteger a las crías del ataque de las larvas de la mosca Eumacronychia sp.
Durante el periodo de incubación de los huevos y la eclosión, se llevará a cabo el registro y evaluación de sobrevivencia y mortalidad de las crías una vez que han pasado tres días como máximo desde la primera emersión, o una vez que han salido el 50% de las crías con respecto a los huevos dentro del nido.
Los nidos deben ser abiertos y sacado su contenido para evaluación. Esto último se debe hacer con sumo cuidado, ya que las crías pueden venir retrasadas. Si esto es así, el nido debe taparse nuevamente de manera inmediata con la misma arena que fue extraída, utilizando siempre primero la arena húmeda.
Desde el mes de marzo las autoridades inician con los planes de trabajo
Los trabajos para dar atención a la temporada de anidación inician desde el mes de marzo mediante reuniones, diseño de logística y recorridos de monitoreo en cada una de las playas.
En dichas actividades participan técnicos comunitarios, personal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Marina (Semar), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ASIPONA Altamira, gobierno de Tamaulipas, Protección Civil y voluntarios de los municipios de Aldama, Altamira y Madero, así como personal del Zoológico Gladys Porter Zoo y de la Universidad de Alabama.
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Los esfuerzos de conservación de la tortuga lora empezaron en 1966 en la playa de Rancho Nuevo, la especie estaba en claro peligro de extinción después de que se registraron 700 nidos anuales, lo que puso en riesgo su población.