Apenas sale de su casa Jesús de Ángel Patiño Cortez eleva una plegaria a la Virgen de Guadalupe suplicándole lo proteja en su arriesgada labor como bombero de Ciudad Madero.

Así han pasado casi 35 años, desde enero de 1985 cuando a sus 16 años de edad ingresó al agrupamiento en tiempos del entonces alcalde Benito Santa María.

Solo cinco meses estuvo de voluntario, para después quedar prestando el servicio de planta hasta este momento en que es el “tragahumo” maderense con mayor antigüedad y experiencia.

En estas décadas de servicio ha sido marcado por hechos como el incendio de 1998, en una casa de la colonia Estadio, donde quedaron atrapadas cinco personas, de las cuales perdieron la vida dos niños.

“Cuando llegamos estaban siendo rescatados, uno de los pequeños salió con vida pero murió al igual que uno de sus hermanos, eso fue muy doloroso” dijo el hombre especializado en combate de incendios, control de abejas e inmovilización de cocodrilos, ya que su labor se ha diversificado con el paso del tiempo.

Las gratificaciones llegan en forma de agradecimiento de quienes son salvados de un incendio o acciones de peligro, ya que el salario de 2,400 pesos quincenales aún dista mucho de lo merecido ante su labor de peligro.

No quisiera que algunos de sus hijos, dos mujeres y un varón, eligieran ser bomberos “porque verdaderamente es muy arriesgado, a cada servicio puedes perder la vida”.

Aunque su trabajo es diario el reconocimiento social y oficial llega solo cada 22 de agosto que se celebra el Día del Bombero donde las promesas de aumentos salariales y mejora de sus condiciones laborales se avivan, pero generalmente con el paso de los días quedan sofocadas por el olvido.