Desalojan a mujer despicadora en la Col. Morelos

La señora Lidia García Vicente habitaba una modesta vivienda en la colonia Morelos de Tampico junto a su hija y dos nietos; para ella este próximo 10 de Mayo Día de las Madres será uno de los más amargos

Otilio Núñez

  · lunes 6 de mayo de 2019

La señora Lidia García Vicente, de 62 años de edad, fue madre soltera, vive con muchas carencias debido a que su sueldo como despicadora apenas le alcanza para lo más indispensable / Otilio Núñez

La señora Lidia García Vicente, de 62 años de edad, fue madre soltera, vive con muchas carencias debido a que su sueldo como despicadora apenas le alcanza para lo más indispensable, habitaba una modesta vivienda en la colonia Morelos de Tampico junto a su hija y dos nietos; para ella este próximo 10 de Mayo Día de las Madres será uno de los más amargos.

El lunes 6 de mayo en punto de la una de la tarde, un actuario del Juzgado Segundo Menor del SegundoDistrito Judicial del Estado con apoyo de la fuerza pública arribó a la modesta vivienda ubicada en calle Juan Aldama Número 1201 de la colonia Morelos, para notificarle que contaban con una orden de desalojo.

Muy afligida la humilde mujer vio cómo rompían los candados y sacaban sus modestas pertenencias a la calle, para luego imponer una cadena con candado dejando en custodia de la propiedad a un individuo.

Con lágrimas asegura que tiene 40 años viviendo en esa propiedad, donde logró sacar adelante a su hija al ser madre soltera trabajando como despicadora, argumentos que al actuario no le importaron, al sacarla de la casa sin importar que hubiera menores de edad.

Doña Lidia asegura que no fue notificada, su abogado nunca llegó y a ella sólo le quedó rogar que le dejaran un día para buscar dónde llevar sus cosas, súplicas que no fueron escuchadas acudiendo a pedir ayuda a un hermano para que recogiera parte de sus pertenencias en una camioneta; “no tengo a dónde ir, yo creo que pasaré la noche aquí afuera”, dijo con infinita tristeza.

Sobre el origen de la propiedad recordó que la señora Alicia Arellano (dueña original) le cedió al morir para que viviera, nunca le cobraron arrendamiento y dijo desconocer el origen de quien ahora le pelea la casa, porque asegura no haber firmado nada, aunque reconoce que no tiene escrituras.

Recuerda en medio de lágrimas que su martirio inició este lunes a la una de la tarde, cuando ella apenas se dirigía a su trabajo como despicadora y llegó el actuario del tribunal; “haga de cuenta que me mataron, tengo cuarenta años viviendo aquí, es una injusticia, yo sólo les rogué por un día y no quisieron, me dijeron que no, pedí ayuda pero no vino nadie”,relata mientras se aferra a sus escasas pertenencias.