¿De qué estás hecho, médico? Fue la pregunta que le hicieron sus colegas al Dr. Adolfo Martínez Tapia, ya que, pese a los numerosos procedimientos, a las intubaciones y a pasar casi dos meses en condiciones delicadas de salud no se rindió.
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“No ponía cara de dolor y dijo que sus ganas de vivir eran por su familia; él tiene 4 hijos, 3 mayores y uno de 12 años cuya graduación de primaria se canceló por la pandemia. Él no podía irse porque sabía que nos haría falta”, detalla su esposa, Liliana Rodríguez de Martínez.
La familia Martínez Rodríguez, cuyos tres integrantes son superhéroes vencedores de esta pandemia, compartieron con EL SOL DE TAMPICO su experiencia al encarar, luchar y vencer al coronavirus. Fue durante 7 semanas que la familia dio guerra al virus y finalmente salió victoriosa.
Fe, resiliencia, ganas de vivir y el amor hacia sus seres queridos fueron la clave para librar una de las etapas que sin duda recordarán como “de las más difíciles” en su existir.
El Dr. Tapia, médico jubilado de Petróleos Mexicanos, aún a los riesgos de la pandemia continuó salvando vidas desde su consultorio privado en Ciudad Madero. Sin embargo, cuando menos lo imaginaba comenzó a presentar síntomas del temido SARS-CoV-2 y un par de días después tuvo que ser internado en el Hospital Regional de Pemex.
Hoy agradece esta nueva posibilidad de vida y “a todas las personas que unidas en oración hicieron posible este milagro, pero sobre todo a todo el equipo de doctores y enfermeras que me atendieron de manera leal y comprometida, quienes adquirieron el compromiso doble de atender a un colega y amigo”.
Mediante un mensaje escrito, ante las dificultades aún de hablar, precisó que “es difícil no llevarte a casa todo lo vivido en el día con día, ellos nos dan ánimos, nos mantienen en comunicación con nuestras familias desde nuestro terrible aislamiento (...) no es suficiente todo lo que se hace y muy pocos agradecen el desgaste físico y emocional que viven esos héroes blancos sin capa”.
DÍAS ACIAGOS
Fueron días difíciles que se convirtieron en semanas; el único contacto directo que tenían con Adolfo era una videollamada matutina al día, misma que se efectúa por parte del nosocomio a todos los pacientes internados por Covid-19.
“Sí es triste; es mi guerrero y mi superhéroe; Dios me lo dejó más tiempo para mi hijo de 12 años, es una persona resiliente, eso para mí es él, que en las pruebas difíciles saca lo mejor para poder estar”, describe la entrevistada.
Al final, “la traqueo y los procesos donde cada intubada era un riesgo de perder la vida al final nos demostraron que sí se puede. Él nos lo demostró, siendo un médico de 65 años, asmático e hipertenso -teniendo todo en contra de él- no se rindió y la prueba es que aquí está”.
JESÚS “AL RESCATE”
Mientras Adolfo estaba en Terapia Intensiva, en su hogar se libraba otra batalla. “También estuve malita, duré con oxígeno 10 días. Saber que quien me estaba atendiendo era mi hijo de 12 años y que mi esposo estaba internado era un estrés constante. En mi caso me aferré a Dios y a mi familia que es lo que más amo, por eso les digo que sí se puede salir adelante”.
Liliana remarca que no podía dejarse vencer, pues era su hijo Jesús David quien la inyectaba, le suministraba anticoagulantes, revisaba los tanques de oxígeno y pasaba el reporte a Mónica, medica internista en Ciudad Valles que fue la encargada de dar seguimiento al caso por videollamadas y mensajes.
“Es un niño, pero parecía un adulto de 20 años o más y me daba fuerza para no doblarme. Jamás lloró ni hacía gestos por tener que cuidarme cuando se supone que es mamá quien debe salvarte la vida. Después de 10 días desperté y le dije que me sentía mejor, pero quedaron secuelas, porque es un virus traicionero”, describe.
Los tres miembros de la familia Martínez Rodríguez se contagiaron. Sin embargo, debido a que Jesús únicamente presentó febrícula por 3 días y un poco de malestar estomacal pudo convertirse en la fortaleza de sus papás.
POR FIN EN CASA
“Gracias a Dios por fin en casa; algo que vemos como parte normal de nuestra rutina, algo que vemos tan simple como respirar, algo que me ha enseñado este virus (…) es que nada es simple y nada es para siempre”, comenta Adolfo Tapia Martínez, quien es un renombrado médico en nuestra región.
“La clave es fe, paciencia y resiliencia, haciendo frente a las adversidades, transformando el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecidos, es comprender desde el espíritu que somos arquitectos de nuestra propia alegría y nuestro propio destino”, dice a través de un mensaje agregando que quienes hicieron posible su recuperación fueron los médicos del nosocomio de Pemex, a los que reconoce por su enorme compromiso con la vocación y los llama “héroes sin capa”.
Agradeció a sus colegas Dr. César Macías León, director del hospital regional de Pemex en Ciudad Madero; Dr. Sánchez Medina, jefe de terapia intensiva; Dr. Álvaro Ramírez, Dra. Mónica Crespo, Enfermera Sandra Ramírez Treviño y todo el personal de enfermería y asistentes por todo el apoyo recibido
De igual manera a Esdras Romero Vega, secretario general de la Sección Uno, “por la empatía que pocos poseen en la actualidad, sin ellos mi familia y yo no estaríamos juntos y yo de nuevo en casa”.
LO QUE SIGUE
“El virus dura 15 días en tu cuerpo, pero con lo que tú te quedas luchando después, esos estragos que deja el virus son fatales”, indica Liliana quien remarca que actualmente ella continúa con cansancio e incomodidad al respirar, motivo por el cual está tomando vitaminas.
En el caso de Adolfo fue la llamada neumonía con la que se quedó lidiando durante semanas, “el virus es muy traicionero, puedes estar muy bien ahorita, pero mañana encontrarte entre la vida y la muerte, así es el virus no lo conocen, entonces no saben cómo va a reaccionar”.
Detalla que, como estuvo en Terapia Intensiva tanto tiempo, el cuerpo del médico ha tenido cambios, “su cuerpo se fue atrofiando, pero yo le digo que ya pasó, que no se mortifique porque vamos en sus tiempos. La dinámica en la casa cambió, pero cuando tienes una familia con unas bases muy firmes y el amor que se pueda tener es real y verdadero nada es difícil, a todo se acostumbra uno y todo es con amor y fe”.
CONCIENCIA Y RESPONSABILIDAD
Finalmente, Liliana remarca que quienes están contagiados, inclusive aquellos asintomáticos, deben ser conscientes de que son un riesgo para el resto de la población e hizo un enérgico llamado a la ciudadanía para que deje de asistir a fiestas, reuniones y otras congregaciones.
“El consejo es que se cuiden, el coronavirus sí existe y es real. No se vale que los médicos estén enfermos, graves en el hospital, que se estén muriendo por gente que no entiende que no debe salir y debe guardar su sana distancia. No es tiempo ni de reuniones familiares; los médicos son humanos también, tienen familia, tienen hijos y todo eso se lo llevan cuando una persona no entiende que no deben ir a fiestas y los contagia”, subraya diciendo que eso no es justo para el personal de salud.
“Ellos luchan día a día por sus pacientes, pero deténganse a pensar qué pasará si los médicos siguen muriendo, es bien difícil toda la situación, se afecta no nada más la familia directa sino la indirecta, hermanos y sobrinas, todo fue un derrumbe para la familia y más en nuestro caso cuando él es el pilar. Pero también recuerden que sí se puede y Adolfo es prueba de ello”, concluye para EL SOL DE TAMPICO.
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