En el camino al trabajo, al ir de visita a casa de un familiar, durante el trayecto al colegio, todos los días viajar en transporte público genera en las mujeres pánico e inseguridad al utilizarlo, como comentan varias jóvenes que han sufrido algún tipo de acoso.
Un problema que las autoridades desconocen, pues en la mayoría de los casos las jóvenes tuvieron un miedo que las paralizó al grado de no hacer ningún llamado de auxilio ante este problema que, por ende, las instituciones encargadas de sancionar estos actos no actúan ante hechos que desconocen.
El sentimiento de vergüenza se convierte además en un candado a sus palabras y transforma el abuso del que son objeto como algo de lo que no se habla, pero que todos saben que existe.
Por medio de redes sociales recibimos una parte de los testimonios de jóvenes mujeres que sufrieron algún tipo de acoso. Estas fueron sus palabras:
Subí al autobús y al momento de sentarme un hombre se paro al lado de mí y para cuando me di cuenta ya estaba encima de mí arrimando su cadera en mi hombro y empezó a tocar mi cabello, me paralicé en el momento y no pude ni gritar porque él era mucho más grande que yo y en el autobús solo había mujeres
Saliendo de mi trabajo, tomando la misma ruta de siempre, el hombre no me dejó bajarme y empezó a sacarme plática y decirme que ya sabía dónde me bajaba y dónde era mi casa. El ya sabía todo de mí y yo no lo conocía
Me senté en la parte de atrás del autobús de regreso de la universidad a mi casa, cuando escuché un silbido a mi lado y fue cuando encontré al hombre masturbándose y viéndome e invitándome como si yo estuviera de acuerdo, como si yo aprobara que él hiciera eso y me levanté de inmediato y me fui a la parte de enfrente del autobús, pero no dije nada, estaba aterrada, como si me hubiera congelado, solo llegué a mi casa a llorar
Yo tuve un intento de violación pero fue un taxista, tenía 14 años cuando me pasó, fue en un taxi y me fui en el asiento de enfrente, tenía 14 años y creo esa me afectó más porque ya estaba consciente de la situación, tuve que bajarme del taxi como pude y empezar a correr, no lo hablé por mucho tiempo y ahí sí, me sentía como usada o que de verdad no valía, tuve muchas pesadillas, pero tenía miedo que hablaran o me juzgara mi familia
Como solo éramos nosotros los que íbamos atrás nadie se dio cuenta, había como tres personas más pero estaban en los asientos de enfrente, pues me dio bastante miedo, me fui rápido a un asiento lo más cerca del chofer, me empezaron a temblar las piernas, tuve bastante miedo y vergüenza, pero no le dije nada a nadie; enseguida el sujeto se bajó, yo creo que pensó que lo iba a acusar pero no tuve el valor, fue más mi vergüenza y el miedo
Iba rumbo a mi trabajo cuando subo al autobús y al darle dinero al chofer tomó mi mano y la acarició como si para mí fuera algo bonito, me dio un escalofrío y le arrebaté mi mano y le arrojé el dinero y me bajé inmediatamente del autobús. Mi pánico era tan grande que me daba miedo subir a otro autobús, tanto que llamé a un familiar para que pasara por mí y me llevara al trabajo donde casi me suspenden porque me daba miedo y vergüenza explicarles el porqué había llegado tarde
Muchas veces he tenido que cambiar mi vestir para evitar que me pasen este tipo de situaciones y ni siquiera eso es suficiente para seguir recibiendo acoso; no tienen ni el respeto de el que vaya con un bebé en brazos
Nos acercamos para hablar sobre este tema con la presidente del Instituto de la Mujer de Tampico, Mónica Zavala, quien nos explicó la manera en la que se puede proceder en este tipo de acoso:
“Todo ciudadano tiene un arma que es la denuncia para poder actuar, si no denunciamos no puede haber una acción formal porque la autoridad lo desconoce y se vuelve más vulnerable y no hay una estadística del problema, y para la autoridad es como si el problema no existiera, de esa manera es como podemos empezar y, en segunda, nosotras como mujeres somos valiosas y si una persona está violentando contra nosotras no es porque lo estemos provocando, sino porque a esa persona le hace falta el sentido de responsabilidad”.
Expuso que todas las unidades de transporte tienen un número de queja al cual pueden llamar de manera anónima si tienen el miedo de dar su nombre, “ahí viene el número de la unidad y pueden decir acabo de recibir una agresión por parte del chofer o por un pasajero, puede no ser denuncia, pero ya hay una queja y ya eso es un avance en el que vamos generando que se hable del tema”.
“Nosotros no somos la instancia que atiende este tipo de problemas, sí recibimos a muchas mujeres que han presentado situaciones así y les damos la asesoría jurídica para que presenten su denuncia y vamos más allá y les brindamos también asesoría sicológica”, comentó la entrevistada, quien destacó que muchas víctimas pueden llegar a padecer problemas sicológicos.
Mónica Zavala invitó a todos los concesionarios de transporte y bases de taxis se acerquen al organismo para darles cursos de sensibilización de cómo debe ser el trato a las mujeres, y reiteró que este problema debe ser atacado en el instante, con algún reclamo o frase corta y contundente, porque al permitirlo dan pie a que se lo hagan a otras mujeres.
Así que la siguiente vez que sufras de cualquier tipo de acoso en un transporte público, no guardes silencio, no estás sola ni desamparada, y no lo hagas solo por ti, sino por todas las mujeres que merecen un trato digno y valioso, y de esta manera lograr esa gran meta tan necesaria, “viajar en paz durante el camino a casa”.