/ martes 30 de mayo de 2017

Su espíritu de aventura lo llevó a convertirse en marinero de corazón

Navegó en buques petroleros por más de 34 años. Fue jefe dela Capitanía Regional de Puerto de Tampico.

Eran los tiempos del boom de la industria petrolera mexicana ysu presencia sobrada en el mundo entero. Europa se resarcía de losdaños de la Segunda Guerra Mundial y México contribuía en eseesfuerzo con la exportación de miles de toneladas de petróleocrudo.

Desde Tampico y Veracruz zarpaban las embarcaciones petrolerascon el combustible que daría una nueva luz a los países afligidospor esa encarnizada lucha. En uno de esos buques viajaba un bisoñomarinero veracruzano nacido en Tierra Blanca y apenas reciénegresado de la Escuela Náutica Mercante “Cap. de Alt. FernandoSiliceo y Torres” del puerto jarocho.

Con sus pocos más de veinte años, pero con una formación demarinero profesional, el joven Arístides Palma Palma llegaba en1948 al puerto de North Shield en Escocia, en el Mar del Norte, abordo del buque tanque petrolero “Veracruz” con doce miltoneladas del hidrocarburo, sorteando decenas de bombas amenazantesy que hacían respirar aún la devastación de la Segunda GuerraMundial.

Como una de sus primeras experiencias y en aquella inmensidaddel mar, el pilotín tuvo tiempo suficiente para cavilar ycomprobar su vocación de marinero que le permitirían vivir másde 40 años en la Marina Nacional.

Su visita a aquella región del Reino Unido fue el inicio de unvasto peregrinar en los mares de todo el mundo. Con sus muchosperiplos y visitas a más de diez países del globo terráqueoconformó una amplia bitácora de experiencia, buen desempeño ytrato a sus compañeros que le valieron para alcanzar el grado decapitán.

Le puedeinteresar:

GUSTO POR LA AVENTURA

Sin miedo al mar, pero sí inspirador de respeto y nostalgiaporque al sumergirse en su grandeza descubre que el ser humano noes ni una "cabeza de alfiler". Trabajó de día y noche en aras deun objetivo: dejar huella en esa profesión.

El capitan Palma, hombre extrovertido, modesto y afable,rememora que fue su vecino un hombre apodado “El Frijolito”,sobreviviente del hundimiento del buque “Potrero del Llano”durante la Segunda Guerra Mundial el que le despertó y sembró elinterés por la marina.

“El platicaba sus experiencias en el mar y yo quedabaembelesado, haciendo crecer en mí el interés por el mar”.

Corría el año 1945 y la convulsión que vivía el mundo no erapropicio para los marinos, pero eso no lo detuvo e ingresó a laEscuela Náutica de Veracruz, de donde egresó el 28 de noviembrede 1947.

Fue su espíritu de aventura, dice, quien le inclinó hacia lanavegación. “Viví momentos felices a pesar de que en ocasionesla melancolía me invadía, queriendo encontrar en la inmesidad delmar a mi madre muerta o añorando mi hogar, al permanecer por meseslejos de mi esposa e hijos”.

Casado hace 61 años con Edith Barrera Bustamante, con quienprocreó a Rosa Laura, Luz Edith y Arístides, el capitán Palmanavegó y navegó, descartando que en cada puerto hay un amor, perosí que en los buques la soledad refuerza la unión fraternal entrelos tripulantes.

La tecnología transforma y la marina mercante no está exenta.En aquellos tiempos los barcos navegaban a una velocidad de 16kilómetros y había que recurrir a los cálculos matemáticos paradeterminar posiciones, pero hoy han sido sustituido por el GPS,facilitando las tareas del marino en beneficio del comerciomarítimo internacional.

Sin embargo, todos los ciclos llegan a su fin y el de marinerollegó para él 22 de febrero de 1981, dejando el buque gasero“Vacav”.

Una vez jubilado de Petróleos Mexicanos, recibió la propuestade convertirse en jefe de la Capitanía Regional de Puerto deTampico, donde permaneció diez años al frente de ese organismo,ganando el respeto de sus compañeros y de la comunidad marítimaportuaria.

El capitán Palma no pierde nunca su esencia ni el típico tonojarocho y hoy a sus 90 años de vida, radicado en Ciudad Madero,con sus tres hijos, ocho nietos y un bisnieto, enfatiza que sinaciera de nuevo, decidiría ser marinero, porque en su sangrecorre el amor por los océanos.

?Su espíritu de aventura lo llevó a convertirse en marinero decorazón

?Navegó en buques petroleros por más de 34 años. Fue jefe dela Capitanía Regional de Puerto de Tampico

➡https://goo.gl/HaV7qi

Posted by ElSol de Tampico on martes, 30 de mayo de 2017

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Navegó en buques petroleros por más de 34 años. Fue jefe dela Capitanía Regional de Puerto de Tampico.

Eran los tiempos del boom de la industria petrolera mexicana ysu presencia sobrada en el mundo entero. Europa se resarcía de losdaños de la Segunda Guerra Mundial y México contribuía en eseesfuerzo con la exportación de miles de toneladas de petróleocrudo.

Desde Tampico y Veracruz zarpaban las embarcaciones petrolerascon el combustible que daría una nueva luz a los países afligidospor esa encarnizada lucha. En uno de esos buques viajaba un bisoñomarinero veracruzano nacido en Tierra Blanca y apenas reciénegresado de la Escuela Náutica Mercante “Cap. de Alt. FernandoSiliceo y Torres” del puerto jarocho.

Con sus pocos más de veinte años, pero con una formación demarinero profesional, el joven Arístides Palma Palma llegaba en1948 al puerto de North Shield en Escocia, en el Mar del Norte, abordo del buque tanque petrolero “Veracruz” con doce miltoneladas del hidrocarburo, sorteando decenas de bombas amenazantesy que hacían respirar aún la devastación de la Segunda GuerraMundial.

Como una de sus primeras experiencias y en aquella inmensidaddel mar, el pilotín tuvo tiempo suficiente para cavilar ycomprobar su vocación de marinero que le permitirían vivir másde 40 años en la Marina Nacional.

Su visita a aquella región del Reino Unido fue el inicio de unvasto peregrinar en los mares de todo el mundo. Con sus muchosperiplos y visitas a más de diez países del globo terráqueoconformó una amplia bitácora de experiencia, buen desempeño ytrato a sus compañeros que le valieron para alcanzar el grado decapitán.

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GUSTO POR LA AVENTURA

Sin miedo al mar, pero sí inspirador de respeto y nostalgiaporque al sumergirse en su grandeza descubre que el ser humano noes ni una "cabeza de alfiler". Trabajó de día y noche en aras deun objetivo: dejar huella en esa profesión.

El capitan Palma, hombre extrovertido, modesto y afable,rememora que fue su vecino un hombre apodado “El Frijolito”,sobreviviente del hundimiento del buque “Potrero del Llano”durante la Segunda Guerra Mundial el que le despertó y sembró elinterés por la marina.

“El platicaba sus experiencias en el mar y yo quedabaembelesado, haciendo crecer en mí el interés por el mar”.

Corría el año 1945 y la convulsión que vivía el mundo no erapropicio para los marinos, pero eso no lo detuvo e ingresó a laEscuela Náutica de Veracruz, de donde egresó el 28 de noviembrede 1947.

Fue su espíritu de aventura, dice, quien le inclinó hacia lanavegación. “Viví momentos felices a pesar de que en ocasionesla melancolía me invadía, queriendo encontrar en la inmesidad delmar a mi madre muerta o añorando mi hogar, al permanecer por meseslejos de mi esposa e hijos”.

Casado hace 61 años con Edith Barrera Bustamante, con quienprocreó a Rosa Laura, Luz Edith y Arístides, el capitán Palmanavegó y navegó, descartando que en cada puerto hay un amor, perosí que en los buques la soledad refuerza la unión fraternal entrelos tripulantes.

La tecnología transforma y la marina mercante no está exenta.En aquellos tiempos los barcos navegaban a una velocidad de 16kilómetros y había que recurrir a los cálculos matemáticos paradeterminar posiciones, pero hoy han sido sustituido por el GPS,facilitando las tareas del marino en beneficio del comerciomarítimo internacional.

Sin embargo, todos los ciclos llegan a su fin y el de marinerollegó para él 22 de febrero de 1981, dejando el buque gasero“Vacav”.

Una vez jubilado de Petróleos Mexicanos, recibió la propuestade convertirse en jefe de la Capitanía Regional de Puerto deTampico, donde permaneció diez años al frente de ese organismo,ganando el respeto de sus compañeros y de la comunidad marítimaportuaria.

El capitán Palma no pierde nunca su esencia ni el típico tonojarocho y hoy a sus 90 años de vida, radicado en Ciudad Madero,con sus tres hijos, ocho nietos y un bisnieto, enfatiza que sinaciera de nuevo, decidiría ser marinero, porque en su sangrecorre el amor por los océanos.

?Su espíritu de aventura lo llevó a convertirse en marinero decorazón

?Navegó en buques petroleros por más de 34 años. Fue jefe dela Capitanía Regional de Puerto de Tampico

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