Siete años tuvieron que pasar para que la señora Marta LauraPuga Sánchez recibiera el acta de defunción de su hijo Angel ElyGarcía Puga, víctima de desaparición forzada en Ciudad Madero yencontrado en una fosa clandestina por ella misma, en el municipiode Ciudad Mante.
Su esfuerzo, consistencia y perseverancia, así como ladifusión de su dolorosa historia por El Sol de Tampico en marzo deeste año, hizo que finalmente hoy pueda contar con este documento,que le ha permitido resolver varias situaciones pendientes.
"Mi hijo fue desaparecido en el 2010, fue encontrado en el 2014por mí, su madre, ya que la ley hasta el expediente me perdió,empecé la lucha por un acta de defunción y en el 2017 aquí estála prueba", dice la residente en la colonia Adriana González deHernández, mejor conocida como El Chipús, al norte de CiudadMadero, donde volvió a recibir a esta Casa Editora.
"Después de que El Sol de Tampico vino hasta aquí y que casillegamos a las 10 mil reproducciones -del video en Facebook-entonces sí todo mundo quería ayudar, mientras me lastimaronprofundamente, llevo tratamiento psicológico y huellas imborrablesde cuantas puertas toqué en las oficialías".
La difusión de esta tragedia en nuestra plataforma digital ymedios impresos generó la rápida respuesta, "en Atención aVíctimas me lo dieron en una hora y no pagué ni un solopeso".
Doña Martha, como se le conoce ampliamente en su colonia, sequiebra al sólo recordar el peregrinar desde las cuatro de latarde del lunes 14 de junio del año 2010, cuando fue enterada dela desaparición de su hijo, quien residía en Reynosa, pero habíavenido a la zona para el cumpleaños número cuatro de su hija.
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"Esta situación ha sido muy dura, muy fuerte, muy pesada,porque desde el 2010 he vivido cosas espantosas en ministeriospúblicos y registros civiles", dice la mujer que sostiene eldocumento en su mano, y amplía "yo quiero que mi voz se oiga entodas partes y que las oficialías se actualicen, que tengan elconocimiento adecuado para tratar este tipo de asuntos de lasmadres de los desaparecidos".
Desde el año 2014 ella misma, con presiones incluso al entoncesgobernador Egidio Torre Cantú, logró encontrar el cadáver de suhijo en la fosa común de Ciudad Mante, pero se le negó el acta dedefunción, ya que el certificado de muerte no precisaba el lugardonde habían privado de la vida a Ángel Ely.
"Obviamente no se conocía, pero nadie me ayudó a arreglar esasituación, no tienen la sensibilidad ni el conocimiento de cómotratar estas situaciones", dijo.
Con este documento ha logrado solucionar problemas con elInfonavit por una casa que dejó su hijo, una deuda bancaria,frenar el robo de identidad, pero lo más importante es que ella,la madre, logró cerrar un doloroso ciclo.
Doña Martha pidió a las madres de los desaparecidos "que nuncase cansen, que así les cierren diez mil puertas, que las ignoren yles den la vuelta porque las secretarias están con un celular, elcatálogo, la tanda, festejando cumpleaños o en el Facebook, no secansen, no tengan miedo, sigan adelante".
Hoy sabe que su hijo no llegará a casa sonando las llaves delcarro y pidiéndole tamales de calabaza con camarón o gordasgruesas rellenas de huevo verde, pero le queda la satisfacción dehaber encontrado a su hijo.
Doña Martha, tras una lucha de siete años, tiene la urna cafécon las cenizas de su Ángel Ely sobre la mesa y pudo oficializarsu muerte, viviendo día con día el dolor de haberlo perdido, a loque asegura ya se acostumbró.
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