La vejez es una etapa de la vida que inevitablemente llega a cada ser humano, marcando un punto de inflexión en la existencia. Este período, con sus desafíos y reflexiones, puede convertirse en una experiencia de soledad, tanto física como emocional.
En el libro "Las soledades en la vejez", escrito por la doctora María Concepción Arroyo Rueda, se encuentran relatadas anécdotas e investigación acerca de las personas mayores y cómo sobrellevan la soledad.
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Soledad no deseada
Arroyo contó que, a lo largo de la escritura del libro y acompañada de las entrevistadas recabadas, pudo considerar dos tipos de soledad: La involuntaria y la elegida.
Siendo la primera aquella donde se pierden amigos y seres queridos, por lo que existe una reducción de interacciones sociales. Arroyo mencionó que la causa más común de la soledad no deseada es donde el cónyuge ha fallecido y la persona no se vuelve a casar, es decir, enviuda.
Arroyo hizo hincapié que, debido a la biología femenina, las mujeres viven más. Por lo que existen más mujeres viudas que hombres viudos. Aunado a esto, los hombres viudos son más propensos a volver a conseguir una pareja, en tanto que las mujeres no.
Arroyo explicó que esto se debe a que los hombres, por temas culturales y sociales, tienen más problemas para vivir solos y están más impuestos a ser atendidos por una esposa. Además, los hombres tienden a resentir más la soledad.
Entre tanto, las mujeres suelen tejer redes de apoyo y promueven más la interacción social, por lo que tienen más recursos y estrategias, y viven con menos dificultades la vejez.
Soledad elegida
Arroyo mencionó que la sociedad sigue concibiendo la soledad como no deseada, llena de momentos tristes. Sin embargo, también explicó que desde la juventud la soledad se construye; y se deben fomentar vínculos de calidad desde la niñez y adolescencia.
"Si en este momento estoy solo o sola, ¿qué oportunidades tengo ahora?" mencionó Arroyo, y contestó su pregunta contando la anécdota de una entrevistada.
Ella explica que la mujer sufrió mucho la muerte de su esposo, pero que ahora vive con libertad. Ahora va con más regularidad a la iglesia, visita a sus amistades, hace manualidades y tiene tiempo para ella misma.
Después de décadas de responsabilidades familiares y profesionales, la vida en solitario brinda la oportunidad de enfocarse en uno mismo. La introspección se vuelve más accesible cuando no se comparte el espacio con otros, lo que permite a los ancianos explorar sus intereses, metas y valores de manera más profunda.
Las personas de la tercera edad pueden tomar decisiones sin consultar a nadie más, definir sus propias rutinas y priorizar sus deseos y necesidades. "Queremos tratar a las personas mayores como si fueran niños, y no es así", terminó Arroyo.
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Vivir solo en la vejez puede ser una experiencia llena de ventajas. La libertad, el autoconocimiento, la independencia y la expansión de las relaciones sociales son solo algunos de los aspectos positivos que esta etapa de la vida puede ofrecer a aquellos que eligen, o se encuentran en, la posición de vivir en soledad.
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En lugar de enfocarnos únicamente en los desafíos de la vejez, es grato reconocer y celebrar las oportunidades que esta etapa brinda para el empoderamiento y el crecimiento personal.