/ lunes 17 de mayo de 2021

Con café y a media luz | Metro de enero

“Al principio dijiste que a luego vinieran las nieves de enero, ir a ver a la virgen y luego casarnos, sería lo primero”, dicta una canción popular mexicana que ha sido pechada por grandes representantes del género vernáculo o que, siendo artistas de renombre en otros ritmos musicales, en algún momento de su vida, incursionaron en él, eligiendo esta pieza como parte indispensable de sus álbumes con mariachi. Podemos citar, entre sus más destacados intérpretes, a gente de la talla de Antonio Aguilar, Lucha Villa y Manolo Muñoz.

No pude evitar recordar esa melodía cuando, el pasado fin de semana, un amigo mío me cuestionó acerca de la fecha de inauguración del Metrobús de Tampico, ya que, recalcó, se acaba de cumplir un año de las declaraciones del director del Instituto Metropolitano de Planeación, Duncan Velasco, quien aseguró que, para estos días, ya sería realidad la primera etapa del proyecto de reordenamiento vial y de transporte público del sur de Tamaulipas

¿La pandemia? ¿La recesión económica? ¿El conflicto legal que pesa en estos momentos sobre el gobernador del estado promovido por el federal? ¿O es, acaso, que este nuevo atraso obedece a que todos estos elementos incidieron de manera simultánea? ¿Qué ocurrió para que, nuevamente, el proyecto de un mejor transporte en el sur de Tamaulipas se quedara en una promesa?

Cabe hacer mención que este proyecto tiene más años de historia de lo que se cree pues, desde principios de los años noventa, una candidata a la presidencia municipal de Tampico anunciaba como bandera de proyecto de gobierno la rehabilitación de las captaciones de agua del sistema lagunario y el aprovechamiento de las vías férreas de la región para impulsar el desarrollo de un tren colectivo urbano que permitiera el traslado cómodo y seguro de los habitantes de la zona a los diferentes municipios que la constituyen.

Posteriormente y, “con estudios más serios”, así como por la aparición de conflictos de interés entre la iniciativa privada y las administraciones públicas en turno de, por lo menos, dos niveles de gobierno y el gremio de trabajadores del volante, el Metrobús y cualquier otro plan similar fue “desechado” de manera casi inmediata sin dar más explicaciones que la poca viabilidad, en ese entonces, de un sistema como el que tanto ha urgido ante el crecimiento poblacional y el fenómeno de la inseguridad.

Más tarde, la empresa que participó con anterioridad en el debate que le narré en el párrafo anterior, hizo una inversión interesante y, al contar con el apoyo del gobierno estatal, metió a circulación varias unidades que imitaban el servicio del Metrobús de otros estados del país. La pregunta que le hicieron varios protagonistas del sector privado a dicho consorcio fue: “¿Pues no que no se podía?”

No quiero aventurarme a detallar cuánto duró este concepto de transporte, empero, sí es verdad que “el gusto” nos duró – a la proveedora del servicio y a los usuarios de este – muy poco.

Las razones fueron varias. Se prometió que el tiempo de recorrido desde el centro de Tampico hasta la terminal de Altamira se reduciría considerablemente porque las paradas serían únicamente en sitios específicos. Sin embargo, el número de unidades en tránsito en horas pico, la falta de cultura vial de algunos conductores, la carencia de un carril exclusivo, la terquedad de la población que no comprendió los alcances y limitaciones de un servicio controlado y otros detalles más, dieron al traste con este asunto.

Literalmente, “de la noche a la mañana”, se acabó, el primer intento serio de ofrecer un servicio “moderno” de transporte colectivo para los habitantes de Tampico, Ciudad Madero y Altamira.

En este punto, vale la pena hacer un paréntesis, para recordar que, dentro del plan integral de dicho proyecto, se encontraban, entre otras cosas, la adecuación de un carril exclusivo en dos arterias de suma importancia para la vida social de nuestra conurbación: La avenida Miguel Hidalgo y el bulevar Adolfo López Mateos; así como la creación de la infraestructura de las estaciones y la adquisición de las unidades adecuadas que, por cierto, se mencionó que serían de dimensiones adecuadas a las vías arriba citadas.

Todos esos elementos coadyuvarían a evitar el fracaso del servicio antecesor, sin embargo, hasta el momento, todo parece indicar que se le “ha dado carpetazo” al Metrobús y durante un buen tiempo más, los habitantes de nuestra región seguiremos padeciendo con unidades en mal estado, la poca o nula educación de algunos de los choferes, la ola de inseguridad en el interior de los vehículos y todo ello ante la mirada expectante de las autoridades que, sin chistar, hacen “como que no ven”.

En fin, como dice la misma canción: “No soporto ya más tus mentiras y la espera me está destrozando, al mirar que han pasado los años y no quiero morirme esperando. Ya se fueron las nieves de enero y llegaron las flores de mayo”… Y del Metrobús… ¡Nada!

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.