/ martes 16 de enero de 2024

Economía y bienestar | La importancia del mercado interno

Uno de los economistas que más ha influido desde los años cuarentas del siglo pasado, ha sido el inglés John M. Keynes, quien desde sus aportaciones realizó severas pero oportunas críticas a cómo se había enseñado la economía durante los últimos 200 años, es decir, fue el primer economista moderno que cuestionó abiertamente la operatividad de los postulados clásicos, basados fundamentalmente en los postulados teóricos de Adam Smith y David Ricardo quienes apuntaban en su análisis los principios fundamentales del liberalismo económico, donde el egoísmo de los hombres era el motor de las acciones en materia económica.

Afirmaban que toda la actividad productiva y de acumulación de riqueza, era el resultado de una actitud parsimoniosa, lo que legitimaba una postura codiciosa y ambiciosa derivada de la libertad sin control en materia de acumulación de la riqueza.

Para lo anterior, se hizo necesario hacer creer que había una mano invisible, es decir, el hombre se mueve por sus propios intereses para desarrollar las actividades en las que potencialmente éste se sienta con mayores oportunidades que los demás, lo cual permitirá de un beneficio individual a toda la comunidad, ya que tal situación generará especialización y mejoras en los procesos productivos, pero llegado el momento, se presentarán otros que sean más eficientes y provocarán su salida del mercado, con los trabajadores sucede algo similar.

Dicho mecanismo general de autorregulación, en el que sobrevivan los más eficaces y más eficientes, pero no todos son así, qué pasará con los que quiebran o qué pasará con quienes no tienen la capacidad para ser empresarios y solamente poseen su fuerza de trabajo, estarán a expensas de ser contratados y por lo tanto, estarán limitados en el proceso de acumulación de capital, tal situación a largo plazo traerá desequilibrios severos en términos de la distribución de la riqueza por una parte y por la otra, esta autorregulación de la sociedad a través del equilibrio de mercado, es una falacia, al menos así lo explicó Keynes, al criticar el pensamiento clásico y afirmar que estos postulados garantizan solamente una explotación sutil pero efectiva para las clases trabajadoras, quienes preocupadas por mantener su empleo no piensan en los procesos de acumulación de capital de la que ellos forman parte.

En ese sentido la propuesta de los modelos keynesianos, se han orientado en buscar el equilibrio general a partir de la intervención del estado en la economía, implementando políticas públicas que promuevan el pleno empleo, es decir, que garanticen con ello que todos los trabajadores puedan tener acceso a un empleo bien remunerado que les garantice mejoras en sus condiciones de vida, para ello es necesario que el gobierno participe activamente en la economía, y se convierta en un actor más que promueva la inversión privada haciéndola exponencialmente más atractiva en todos los sectores de la economía, pero también a su vez, que existan mejores condiciones de empleo y de ingresos para los trabajadores, con ello se garantiza el fortalecimiento del mercado interno que juegue un papel fundamental en la reactivación económica. En ese sentido, se puede decir, que la política económica implementada recientemente por el gobierno federal, se centra en promover a través de la inversión pública el fomento a la inversión privada, que a su vez garantice mejores condiciones salariales para los trabajadores quienes a su vez fortalezcan el consumo interno y con ello el dinamismo de la economía, ante este último desde el fortalecimiento del mercado se tiene un nivel de cierre del año pasado del PIB del 3.5%, y para este 2024, las expectativas de crecimiento rondan entre el 2.5% y el 3.5%, considerando que siga siendo el mercado interno, la inversión privada y el manejo de la política monetaria las que inciden activamente en el crecimiento económico del país. Sin lugar a duda la política keynesiana aún continúa vigente en nuestros días.

  • Regeneración 19


Uno de los economistas que más ha influido desde los años cuarentas del siglo pasado, ha sido el inglés John M. Keynes, quien desde sus aportaciones realizó severas pero oportunas críticas a cómo se había enseñado la economía durante los últimos 200 años, es decir, fue el primer economista moderno que cuestionó abiertamente la operatividad de los postulados clásicos, basados fundamentalmente en los postulados teóricos de Adam Smith y David Ricardo quienes apuntaban en su análisis los principios fundamentales del liberalismo económico, donde el egoísmo de los hombres era el motor de las acciones en materia económica.

Afirmaban que toda la actividad productiva y de acumulación de riqueza, era el resultado de una actitud parsimoniosa, lo que legitimaba una postura codiciosa y ambiciosa derivada de la libertad sin control en materia de acumulación de la riqueza.

Para lo anterior, se hizo necesario hacer creer que había una mano invisible, es decir, el hombre se mueve por sus propios intereses para desarrollar las actividades en las que potencialmente éste se sienta con mayores oportunidades que los demás, lo cual permitirá de un beneficio individual a toda la comunidad, ya que tal situación generará especialización y mejoras en los procesos productivos, pero llegado el momento, se presentarán otros que sean más eficientes y provocarán su salida del mercado, con los trabajadores sucede algo similar.

Dicho mecanismo general de autorregulación, en el que sobrevivan los más eficaces y más eficientes, pero no todos son así, qué pasará con los que quiebran o qué pasará con quienes no tienen la capacidad para ser empresarios y solamente poseen su fuerza de trabajo, estarán a expensas de ser contratados y por lo tanto, estarán limitados en el proceso de acumulación de capital, tal situación a largo plazo traerá desequilibrios severos en términos de la distribución de la riqueza por una parte y por la otra, esta autorregulación de la sociedad a través del equilibrio de mercado, es una falacia, al menos así lo explicó Keynes, al criticar el pensamiento clásico y afirmar que estos postulados garantizan solamente una explotación sutil pero efectiva para las clases trabajadoras, quienes preocupadas por mantener su empleo no piensan en los procesos de acumulación de capital de la que ellos forman parte.

En ese sentido la propuesta de los modelos keynesianos, se han orientado en buscar el equilibrio general a partir de la intervención del estado en la economía, implementando políticas públicas que promuevan el pleno empleo, es decir, que garanticen con ello que todos los trabajadores puedan tener acceso a un empleo bien remunerado que les garantice mejoras en sus condiciones de vida, para ello es necesario que el gobierno participe activamente en la economía, y se convierta en un actor más que promueva la inversión privada haciéndola exponencialmente más atractiva en todos los sectores de la economía, pero también a su vez, que existan mejores condiciones de empleo y de ingresos para los trabajadores, con ello se garantiza el fortalecimiento del mercado interno que juegue un papel fundamental en la reactivación económica. En ese sentido, se puede decir, que la política económica implementada recientemente por el gobierno federal, se centra en promover a través de la inversión pública el fomento a la inversión privada, que a su vez garantice mejores condiciones salariales para los trabajadores quienes a su vez fortalezcan el consumo interno y con ello el dinamismo de la economía, ante este último desde el fortalecimiento del mercado se tiene un nivel de cierre del año pasado del PIB del 3.5%, y para este 2024, las expectativas de crecimiento rondan entre el 2.5% y el 3.5%, considerando que siga siendo el mercado interno, la inversión privada y el manejo de la política monetaria las que inciden activamente en el crecimiento económico del país. Sin lugar a duda la política keynesiana aún continúa vigente en nuestros días.

  • Regeneración 19