/ martes 27 de febrero de 2024

Economía y bienestar / Para fortalecer el bienestar

En otras ocasiones ya hemos abordado el tema del bienestar subjetivo, que parte de la pregunta que se le hace a una persona respecto a la forma en cómo aprecia su vida en términos de qué tan satisfecho está con ella y de su estado afectivo en diferentes ámbitos de su vida.

En esta tamática, la Encuesta Nacional de Bienestar Autoreportado, ENBIARE (2021), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía presentan resultados de un ejercicio que identifica la visión del bienestar, con el punto de partida de la perspectiva de la persona, vinculando distintas dimensiones de su vida y de su existencia social.

Este ejercicio es sumamente importante e interesante ya que muestra una serie de elementos que subyacen en torno a las problemáticas de las vivencias comunitarias y la forma en cómo son percibidas y vividas por la población en lo individual, en función a su contexto y a sus redes de apoyo, por ejemplo, cuando se pregunta que en el caso de que una persona presentara una urgencia o una necesidad, sí esta cuenta con alguna red de apoyo, el 31% de los encuestados manifestó que no tiene ninguna red de apoyo, lo cual habla de manera directa de la fractura social y el abandono en el que un cierto sector de la población se encuentra viviendo ante distintas problemáticas.

Otro de los datos interesantes tiene que ver con el fenómeno de los cuidados, ya que hay un componente de género que ha puesto a la mujer al frente para desempeñar esta actividad, por ejemplo, el 37% de la población encuestada contestó que sí se ha dedicado a cuidar o atender a personas en casa que no pueden valerse por sí mismas, el 47% de las mujeres contestaron que sí han cuidado a alguien en casa y solamente el 30% son hombres lo expresaron, el problema es grave, ya que existen investigaciones como el de la Dra. A. Zamarripa desarrollado en la zona noreste del país, que documenta el deterioro físico, emocional, económico y social que experimentan las mujeres cuidadoras.

Lo anterior, se asocia a distintas repercusiones en la salud emocional a través de diversos síntomas como la depresión, por ejemplo, 20% de las mujeres expresaron que la han padecido, en tanto que solamente el 11% de los hombres han tenido esa condición en su salud mental, lo mismo ocurre con los síntomas de ansiedad, en la que el 23% de las mujeres experimentan dicho síntoma en tanto que el hombre solamente en un 15%.

Lo anterior, además de otros fenómenos, también genera aislamiento, en ese sentido el 84% de los entrevistados expusieron que no tiene ningún tipo de participación comunitaria, es decir, que viven en su comunidad completamente aislados y sin contacto alguno con sus vecinos o con alguna organización, que bien pudiera servir de apoyo y fortalecimiento de su salud mental.

En otro orden de ideas el 29% de quienes participaron en la encuesta expresaron que no cuentan con una pareja emocional, de las cuales el 32% de las mujeres así lo expusieron y el 25% de los hombres experimentan dicha situación. Lo anterior permite entre otros factores, identificar el balance anímico tanto de hombres como mujeres, donde se aprecia que el balance tienen mejores promedios para los hombres que para las mujeres.

Ante lo anterior, es de suma importancia tomar en consideración estos elementos que visibilizan la percepción que tanto hombres como mujeres experimentan al referirse a su bienestar y cómo perciben las condiciones que debieran garantizarle calidad de vida, vemos que hay diferencias derivadas de las condiciones de género, pero también se aprecia abandono por la inexistencia de políticas públicas direccionadas a proveer el bienestar subjetivo a los distintos sectores y actores de la comunidad, de ahí para fortalecer el bienestar, es necesario, en primera instancia reconocer que existen vivencias y percepciones diferenciadas con un componente de género manifiesto.

Regeneración 19

En otras ocasiones ya hemos abordado el tema del bienestar subjetivo, que parte de la pregunta que se le hace a una persona respecto a la forma en cómo aprecia su vida en términos de qué tan satisfecho está con ella y de su estado afectivo en diferentes ámbitos de su vida.

En esta tamática, la Encuesta Nacional de Bienestar Autoreportado, ENBIARE (2021), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía presentan resultados de un ejercicio que identifica la visión del bienestar, con el punto de partida de la perspectiva de la persona, vinculando distintas dimensiones de su vida y de su existencia social.

Este ejercicio es sumamente importante e interesante ya que muestra una serie de elementos que subyacen en torno a las problemáticas de las vivencias comunitarias y la forma en cómo son percibidas y vividas por la población en lo individual, en función a su contexto y a sus redes de apoyo, por ejemplo, cuando se pregunta que en el caso de que una persona presentara una urgencia o una necesidad, sí esta cuenta con alguna red de apoyo, el 31% de los encuestados manifestó que no tiene ninguna red de apoyo, lo cual habla de manera directa de la fractura social y el abandono en el que un cierto sector de la población se encuentra viviendo ante distintas problemáticas.

Otro de los datos interesantes tiene que ver con el fenómeno de los cuidados, ya que hay un componente de género que ha puesto a la mujer al frente para desempeñar esta actividad, por ejemplo, el 37% de la población encuestada contestó que sí se ha dedicado a cuidar o atender a personas en casa que no pueden valerse por sí mismas, el 47% de las mujeres contestaron que sí han cuidado a alguien en casa y solamente el 30% son hombres lo expresaron, el problema es grave, ya que existen investigaciones como el de la Dra. A. Zamarripa desarrollado en la zona noreste del país, que documenta el deterioro físico, emocional, económico y social que experimentan las mujeres cuidadoras.

Lo anterior, se asocia a distintas repercusiones en la salud emocional a través de diversos síntomas como la depresión, por ejemplo, 20% de las mujeres expresaron que la han padecido, en tanto que solamente el 11% de los hombres han tenido esa condición en su salud mental, lo mismo ocurre con los síntomas de ansiedad, en la que el 23% de las mujeres experimentan dicho síntoma en tanto que el hombre solamente en un 15%.

Lo anterior, además de otros fenómenos, también genera aislamiento, en ese sentido el 84% de los entrevistados expusieron que no tiene ningún tipo de participación comunitaria, es decir, que viven en su comunidad completamente aislados y sin contacto alguno con sus vecinos o con alguna organización, que bien pudiera servir de apoyo y fortalecimiento de su salud mental.

En otro orden de ideas el 29% de quienes participaron en la encuesta expresaron que no cuentan con una pareja emocional, de las cuales el 32% de las mujeres así lo expusieron y el 25% de los hombres experimentan dicha situación. Lo anterior permite entre otros factores, identificar el balance anímico tanto de hombres como mujeres, donde se aprecia que el balance tienen mejores promedios para los hombres que para las mujeres.

Ante lo anterior, es de suma importancia tomar en consideración estos elementos que visibilizan la percepción que tanto hombres como mujeres experimentan al referirse a su bienestar y cómo perciben las condiciones que debieran garantizarle calidad de vida, vemos que hay diferencias derivadas de las condiciones de género, pero también se aprecia abandono por la inexistencia de políticas públicas direccionadas a proveer el bienestar subjetivo a los distintos sectores y actores de la comunidad, de ahí para fortalecer el bienestar, es necesario, en primera instancia reconocer que existen vivencias y percepciones diferenciadas con un componente de género manifiesto.

Regeneración 19