/ domingo 21 de abril de 2024

El cumpleaños del perro / El Cine de Tin Tan

Tin Tan fue transgresión, siervo de Eros, horizonte de terciopelo musical. Tin Tan conversó con la pista y la carpa, con la gente y con “el señor empresario”

Tin Tan besó a diosas del celuloide no de plata, de estelares luces.

Tin Tan significó libertad salvaje, dulzura de Vulcano en su sonrisa de pillo coloquial. Tin Tan le dio geografía emocional a la vecindad, al ñero, al carnal, al desvalido, al que se mataba por un salario inane para sacar adelante a su familia.

Tin Tan burló a Dios y al diablo al menos en sus fábulas cómicas gráciles donde un México post rural se instalaba en las historias de Gavaldón, de Bracho, de Gout.

Tin Tan era de acero, de carne, de pétalo, de cadencia de fuego. Era plebe, barrio, rumbo, colonia, cuadra. Nunca pedante. Caminada de frente al humilde y, por lo mismo, se le recuerda con cariño, con familiar afecto.

Tin Tan era actor, cantante, voz y rostro de personajes variopintos que hizo que la gente lo sintiera como uno de los suyos.

Tin Tan manito ñerito infinito norteño defeño campechano. Tin Tan era México porque sabía a sufrimiento, a libertad, a creatividad y a imaginación desbordada.

Tin Tan sabía a savia de histrión. Tin Tan era (con el permiso del gran Clavillazo) ¡pura vida!

Tin Tan fue un ladrón porque se robó el corazón de los espectadores de su época y de las venideras. ¿Qué tiene Tin Tan que aún después de varios años de muerto sigue cautivando su cine? La respuesta quizá esté en que, junto a figuras como el luchador El Santo, Pedro Infante y Cantinflas, Tin Tan se ha convertido -en términos de Jung- en parte del inconsciente colectivo. Es decir, el pueblo lo ha seguido por generaciones a través de sus filmes proyectados hasta la saciedad por la televisión.

El 29 de junio de 1973 murió Germán Genaro Cipriano Gómez Valdez Castillo, conocido en el mundo del espectáculo como Tin Tan. A 32 años de su muerte las películas del actor y también cantante continúan gozando de la preferencia del público y su figura se ha convertido –no es arriesgado decirlo- en un ícono de la cultura popular.

La vida de Tin Tan, en sus orígenes, es difícil de situar. Hay datos que confirman su nacimiento en Progreso, Yucatán, otros en el Distrito Federal, donde se sabe vivió hasta la edad de los 12 años. Después de vivir algún tiempo en Veracruz y Tampico (en el barrio La Unión, en 1927), puesto que su padre Rafael Gómez Valdez era agente aduanal, la familia de Tin Tan se trasladó a la fronteriza Ciudad Juárez. Se tiene al 19 de septiembre de 1915 como la fecha exacta del nacimiento de Germán Valdez, quien como Tin Tan nace, bajo la tutela del gran ventrílocuo ecuatoriano Paco Miller, en 1943, en el teatro de variedades Esperanza Iris de la capital defeña. Celebrado como el mejor ventrílocuo del mundo, el también empresario Paco Miller (quien daba vida a los muñecos el lépero Don Roque y a Doña Maraqueta) se distinguió por ser “hacedor” de estrellas. En su compañía debutaron, entre muchos otros, María Victoria, Marcelo Chávez –el inseparable carnal de Tin Tan-, los tampiqueños Marilú (Marina Herrera), el enano Tun Tun y la Torcacita, así como nada más ni nada menos que el ídolo Pedro Infante.

Tin Tan desde un principio llamó la atención por su frescura, su ingenio y su spanglish, manera “pocha” de hablar con modismos sajones. Amén de sus dotes de improvisador y cantante, Tin Tan demostró ingenio y versatilidad para el canto y el baile. Acompañado de su carnal Marcelo, Tin Tan fue llamado para ingresar al cine mexicano con bastante éxito en la cinta Hotel de Verano, en 1943.

Se sabe, y herederos de Paco Miller tienen la cinta, que rodó en 1943 -en la playa Miramar de Ciudad Madero- un cortometraje mudo de unos ocho minutos. Incluso, está insertado en el documental Ni muy, muy, ni tan tan, simplemente Tin Tan, de Manuel Márquez (que será exhibido en la XLV Muestra Internacional de Cine que inicia este mes de abril).

Hasta su deceso, Tin Tan participó en 106 cintas. Algunas verdaderas joyas de la comedia del cine mexicano: El rey del Barrio, Calabacitas tiernas, El ceniciento, El revoltoso y Simbad el mareado. Grabó una docena de discos y prestó su voz como doblaje en la famosa película de Walt Disney, El libro de la selva.

Tin Tan, a diferencia de Cantinflas que no tuvo en Miguel M. Delgado a un talento rector, contó con la dirección de quien es considerado el mejor director de comedias del cine mexicano: Gilberto Martínez Solares, en una veintena de filmes. Es famoso el equipo integrado por Tin Tan, el propio Martínez Solares, el guionista Juan García (El Peralvillo), los actores Vitola, Tun Tun, Wolf Rubinski y Marcelo Chávez, quienes dieron al cine mexicano gráciles e incomparables comedias. Sin embargo resulta curioso que el mejor Tin Tan se dio sin el personaje del Pachuco, atuendo que le despojó Gilberto Martínez Solares a partir de Calabacitas tiernas/ 1948.

¿Qué más decir de Tin Tan, sin duda el mejor comediante que ha dado el cine mexicano? Su cine ha sido estudiado en escuelas de Rusia, Francia, Argentina y Alemania y sus películas siguen transmitiéndose por televisión constantemente, amén de que pueden visionarse a través de algunas plataformas de streaming, tanto de acceso libre como de paga. Pero, como diría el gran Pachuco: “Tons qué; qué tanto es tantito, mi valedor…”.

Tin Tan fue transgresión, siervo de Eros, horizonte de terciopelo musical. Tin Tan conversó con la pista y la carpa, con la gente y con “el señor empresario”

Tin Tan besó a diosas del celuloide no de plata, de estelares luces.

Tin Tan significó libertad salvaje, dulzura de Vulcano en su sonrisa de pillo coloquial. Tin Tan le dio geografía emocional a la vecindad, al ñero, al carnal, al desvalido, al que se mataba por un salario inane para sacar adelante a su familia.

Tin Tan burló a Dios y al diablo al menos en sus fábulas cómicas gráciles donde un México post rural se instalaba en las historias de Gavaldón, de Bracho, de Gout.

Tin Tan era de acero, de carne, de pétalo, de cadencia de fuego. Era plebe, barrio, rumbo, colonia, cuadra. Nunca pedante. Caminada de frente al humilde y, por lo mismo, se le recuerda con cariño, con familiar afecto.

Tin Tan era actor, cantante, voz y rostro de personajes variopintos que hizo que la gente lo sintiera como uno de los suyos.

Tin Tan manito ñerito infinito norteño defeño campechano. Tin Tan era México porque sabía a sufrimiento, a libertad, a creatividad y a imaginación desbordada.

Tin Tan sabía a savia de histrión. Tin Tan era (con el permiso del gran Clavillazo) ¡pura vida!

Tin Tan fue un ladrón porque se robó el corazón de los espectadores de su época y de las venideras. ¿Qué tiene Tin Tan que aún después de varios años de muerto sigue cautivando su cine? La respuesta quizá esté en que, junto a figuras como el luchador El Santo, Pedro Infante y Cantinflas, Tin Tan se ha convertido -en términos de Jung- en parte del inconsciente colectivo. Es decir, el pueblo lo ha seguido por generaciones a través de sus filmes proyectados hasta la saciedad por la televisión.

El 29 de junio de 1973 murió Germán Genaro Cipriano Gómez Valdez Castillo, conocido en el mundo del espectáculo como Tin Tan. A 32 años de su muerte las películas del actor y también cantante continúan gozando de la preferencia del público y su figura se ha convertido –no es arriesgado decirlo- en un ícono de la cultura popular.

La vida de Tin Tan, en sus orígenes, es difícil de situar. Hay datos que confirman su nacimiento en Progreso, Yucatán, otros en el Distrito Federal, donde se sabe vivió hasta la edad de los 12 años. Después de vivir algún tiempo en Veracruz y Tampico (en el barrio La Unión, en 1927), puesto que su padre Rafael Gómez Valdez era agente aduanal, la familia de Tin Tan se trasladó a la fronteriza Ciudad Juárez. Se tiene al 19 de septiembre de 1915 como la fecha exacta del nacimiento de Germán Valdez, quien como Tin Tan nace, bajo la tutela del gran ventrílocuo ecuatoriano Paco Miller, en 1943, en el teatro de variedades Esperanza Iris de la capital defeña. Celebrado como el mejor ventrílocuo del mundo, el también empresario Paco Miller (quien daba vida a los muñecos el lépero Don Roque y a Doña Maraqueta) se distinguió por ser “hacedor” de estrellas. En su compañía debutaron, entre muchos otros, María Victoria, Marcelo Chávez –el inseparable carnal de Tin Tan-, los tampiqueños Marilú (Marina Herrera), el enano Tun Tun y la Torcacita, así como nada más ni nada menos que el ídolo Pedro Infante.

Tin Tan desde un principio llamó la atención por su frescura, su ingenio y su spanglish, manera “pocha” de hablar con modismos sajones. Amén de sus dotes de improvisador y cantante, Tin Tan demostró ingenio y versatilidad para el canto y el baile. Acompañado de su carnal Marcelo, Tin Tan fue llamado para ingresar al cine mexicano con bastante éxito en la cinta Hotel de Verano, en 1943.

Se sabe, y herederos de Paco Miller tienen la cinta, que rodó en 1943 -en la playa Miramar de Ciudad Madero- un cortometraje mudo de unos ocho minutos. Incluso, está insertado en el documental Ni muy, muy, ni tan tan, simplemente Tin Tan, de Manuel Márquez (que será exhibido en la XLV Muestra Internacional de Cine que inicia este mes de abril).

Hasta su deceso, Tin Tan participó en 106 cintas. Algunas verdaderas joyas de la comedia del cine mexicano: El rey del Barrio, Calabacitas tiernas, El ceniciento, El revoltoso y Simbad el mareado. Grabó una docena de discos y prestó su voz como doblaje en la famosa película de Walt Disney, El libro de la selva.

Tin Tan, a diferencia de Cantinflas que no tuvo en Miguel M. Delgado a un talento rector, contó con la dirección de quien es considerado el mejor director de comedias del cine mexicano: Gilberto Martínez Solares, en una veintena de filmes. Es famoso el equipo integrado por Tin Tan, el propio Martínez Solares, el guionista Juan García (El Peralvillo), los actores Vitola, Tun Tun, Wolf Rubinski y Marcelo Chávez, quienes dieron al cine mexicano gráciles e incomparables comedias. Sin embargo resulta curioso que el mejor Tin Tan se dio sin el personaje del Pachuco, atuendo que le despojó Gilberto Martínez Solares a partir de Calabacitas tiernas/ 1948.

¿Qué más decir de Tin Tan, sin duda el mejor comediante que ha dado el cine mexicano? Su cine ha sido estudiado en escuelas de Rusia, Francia, Argentina y Alemania y sus películas siguen transmitiéndose por televisión constantemente, amén de que pueden visionarse a través de algunas plataformas de streaming, tanto de acceso libre como de paga. Pero, como diría el gran Pachuco: “Tons qué; qué tanto es tantito, mi valedor…”.