/ miércoles 7 de febrero de 2024

El cumpleaños del perro | Pereda underground/ mainstream/ indie

Mientras los ojos de la crítica y los espectadores mexicanos se obnubilan con Iñárritu, Reygadas, Del Toro o Cuarón, existe en el panorama fílmico de nuestro país un cineasta original y tercamente indie: Nicolás Pereda.

Nacido en 1982 en la Ciudad de México, Pereda ha desarrollado una carrera interesante dentro del concierto del escenario mundial. Poeta del minimalismo, hasta la exacerbación, Pereda desgrana el tiempo narrativo en secuencias contemplativas que se desbocan al borde de abismos de absurdos, patidifusos y patéticos.

Una de sus películas notables es Perpetuum mobile/ 2009 (ganadora del Mayahuel de Oro por Mejor Película en el FICG 2010) en donde Pereda asume y resume todas sus instalaciones estéticas: orfandad aparente de estructura dramática, aniquilación de los limítrofes entre realidad y ficción, restauración del cine directo con apostillas de cotidianidad deslindada de agendas vitales, diálogos insuflados de parsimonia y elucubraciones espontáneas, silencios dormitados en los brazos de los tiempos muertos vía planos abandonados (adrede mientras va por las chelas tal vez), desaseos estéticos con instrucciones de ser correctos y vigorosos, sólo que en Los mejores temas/ México-Canadá- Holanda- 2012 Pereda los eleva al cuadrado y le agrega sazón a su caldo: la representación orgánica de los actores, la inversión de los roles, la auscultación de la sensorialidad visual, el arrumaco a cánones consabidos (Pedro Costa/Kaurismäki/ Miguel Gomes/ Bresson), la expropiación de la candidez sórdida, la teatralidad esterilizada por la cámara digital y la escrituración de los prolegómenos del cine alternativo.

Los mejores temas es, aunque parezca lo contrario, un desenfado fílmico de Pereda anclado en los estadios del metacine y la metaficción. La historia de Gabino/ Gabino Rodríguez, gandul vendedor de rolas piratas (con los mejores temas hits), que vive con su madre/ Teresa Sánchez, es llevado por Pereda al borde de la crispación por el asunto de la repentina aparición del padre/ José Rodríguez López (padre en la vida real de Gabino) porque cómo, pues-para-qué-vuelves-si-te-fuiste.

Es entonces cuando Pereda se pone su bata de laboratorio y empieza a hacer sus ensayitos: con el bisturí de la representación, saca la catarsis de los personajes (no los actores) para que echen su choro existencial hasta que los actores (no los personajes) se mimeticen en una representación orgánica, aunque el colmo de Pereda llega al sustituirle al papá a Gabino por otro actor a la manera del Buñuel de Ese oscuro objeto del deseo/ 1977.

Cual si fuesen actores en busca de director, emulando a Pirandello, Gabino y su familia cuentan (y desarrollan su historia) mientras Pereda entra en trance y cuenta dos historias: la de ellos y la del filme que está haciendo (eso llamado cine dentro del cine) tal vez para confirmar lo que dijo en alguna entrevista: Se refleja la condición humana a partir de lo cotidiano, porque vivimos casi toda la vida sin eventos muy importantes...

Es entonces cuando Pereda se pone su bata de laboratorio y empieza hacer sus ensayitos: con el bisturí de la representación, saca la catarsis de los personajes (no los actores) para que echen su choro existencial hasta que los actores (no los personajes) se mimeticen en una representación orgánica

Mientras los ojos de la crítica y los espectadores mexicanos se obnubilan con Iñárritu, Reygadas, Del Toro o Cuarón, existe en el panorama fílmico de nuestro país un cineasta original y tercamente indie: Nicolás Pereda.

Nacido en 1982 en la Ciudad de México, Pereda ha desarrollado una carrera interesante dentro del concierto del escenario mundial. Poeta del minimalismo, hasta la exacerbación, Pereda desgrana el tiempo narrativo en secuencias contemplativas que se desbocan al borde de abismos de absurdos, patidifusos y patéticos.

Una de sus películas notables es Perpetuum mobile/ 2009 (ganadora del Mayahuel de Oro por Mejor Película en el FICG 2010) en donde Pereda asume y resume todas sus instalaciones estéticas: orfandad aparente de estructura dramática, aniquilación de los limítrofes entre realidad y ficción, restauración del cine directo con apostillas de cotidianidad deslindada de agendas vitales, diálogos insuflados de parsimonia y elucubraciones espontáneas, silencios dormitados en los brazos de los tiempos muertos vía planos abandonados (adrede mientras va por las chelas tal vez), desaseos estéticos con instrucciones de ser correctos y vigorosos, sólo que en Los mejores temas/ México-Canadá- Holanda- 2012 Pereda los eleva al cuadrado y le agrega sazón a su caldo: la representación orgánica de los actores, la inversión de los roles, la auscultación de la sensorialidad visual, el arrumaco a cánones consabidos (Pedro Costa/Kaurismäki/ Miguel Gomes/ Bresson), la expropiación de la candidez sórdida, la teatralidad esterilizada por la cámara digital y la escrituración de los prolegómenos del cine alternativo.

Los mejores temas es, aunque parezca lo contrario, un desenfado fílmico de Pereda anclado en los estadios del metacine y la metaficción. La historia de Gabino/ Gabino Rodríguez, gandul vendedor de rolas piratas (con los mejores temas hits), que vive con su madre/ Teresa Sánchez, es llevado por Pereda al borde de la crispación por el asunto de la repentina aparición del padre/ José Rodríguez López (padre en la vida real de Gabino) porque cómo, pues-para-qué-vuelves-si-te-fuiste.

Es entonces cuando Pereda se pone su bata de laboratorio y empieza a hacer sus ensayitos: con el bisturí de la representación, saca la catarsis de los personajes (no los actores) para que echen su choro existencial hasta que los actores (no los personajes) se mimeticen en una representación orgánica, aunque el colmo de Pereda llega al sustituirle al papá a Gabino por otro actor a la manera del Buñuel de Ese oscuro objeto del deseo/ 1977.

Cual si fuesen actores en busca de director, emulando a Pirandello, Gabino y su familia cuentan (y desarrollan su historia) mientras Pereda entra en trance y cuenta dos historias: la de ellos y la del filme que está haciendo (eso llamado cine dentro del cine) tal vez para confirmar lo que dijo en alguna entrevista: Se refleja la condición humana a partir de lo cotidiano, porque vivimos casi toda la vida sin eventos muy importantes...

Es entonces cuando Pereda se pone su bata de laboratorio y empieza hacer sus ensayitos: con el bisturí de la representación, saca la catarsis de los personajes (no los actores) para que echen su choro existencial hasta que los actores (no los personajes) se mimeticen en una representación orgánica