/ domingo 3 de septiembre de 2023

Historias breves | Invasión española de 1829

Cuarta Parte

RESUMEN DE LA TERCERA PARTE. El jefe del ejército mexicano Antonio López de Santa Anna que tenía su cuartel general en Pueblo Viejo de Tampico, Veracruz, cruza el río Pánuco y ataca Tampico, Tamaulipas (La Batalla de Tampico), la villa estaba en posesión del ejército español, ya estaban acordando con el jefe de la plaza, capitán José M. Salomón la suspensión de hostilidades cuando el brigadier Barradas regresa de Altamira, con fuerzas armadas superiores a las mexicanas y se suspende la capitulación iniciada en Tampico, quedando Santa Anna prisionero, pero logra convencer al jefe español que le permitiese replegarse a su cuartel de Pueblo Viejo de Tampico Veracruz para posteriormente entablar dialogo el cual nunca se concretó.

El 20 de agosto las fuerzas mexicanas regresan a su cuartel general establecido en Tampico de Pueblo Viejo, Veracruz y el ejército español sigue en posesión de Tampico, Tamaulipas, el rancho Doña Cecilia y el cuartel de la Barra tamaulipeca. El 4 de septiembre el general Santa Anna rinde un parte interesante. Dice: —El día 2 del corriente pasé en persona a examinar el fortín que los enemigos tienen construido en la Barra de Tampico, y me impuse bien de cuanto deseaba no obstante sus fuegos que fueron continuados a metralla desde que me observaron hasta que me les perdí de vista. La fortificación indicada está construida bajo las reglas del arte y les proporciona seguridad. Está artillada con cuatro piezas de grueso calibre y guarnecido por unos 500 soldados. —Bajo los fuegos del citado fortín estaba la balandra que de Tecolutla trajo el español Vicente Reus, y desde luego formé el proyecto de sorprenderla y hacerme de ella a toda costa y evitar el perjuicio que el enemigo nos haría si acabara de armarla. La noche del día tres se concretó el proyecto y bajo las órdenes del coronel Beneski de Beaufort la condujeron al fortín construido en Las Piedras.

El 7 de septiembre Mier y Terán apoyado por la división de San Luis Potosí recuperó Altamira, avanzó y tomó Doña Cecilia, fortificando el lugar y reduciendo a las fuerzas de Barradas al fortín de la Barra tamaulipeca y a Tampico de Tamaulipas, ya que también recuperó El Humo, estos triunfos de Mier y Terán fueron decisivos para las armas de México pues tomados estos sitios solo quedaba a Barradas su reducto bien fortificado en la Barra. El general Manuel de Mier y Terán artilló El Humo con una batería de obuses, otra de doce en Las Piedras y una de cuatro cañones en Doña Cecilia, combatiendo constantemente al brigadier español establecido en la Barra de Tampico, al igual desde el lado veracruzano el ejército mexicano no cesaba de hostigarlo, en días anteriores había llovido sin cesar, por todos lados solo se veía agua.

Se cruzaron unas comunicaciones entre Santa Anna y Barradas antes de la inminente capitulación. La nota fue entregada por el Capitán D. Mauricio Castelló donde había recibido terminantes órdenes que del gobierno ha recibido, de destruir completamente por las armas hasta no dejar un solo individuo u obligarlo a ceder en un término perentorio, entregándose a discreción a la generosidad mexicana, esperando que Barradas calcule lo crítico de su situación, ceda y evite más derramamiento de sangre. Dios y Libertad. —Cuartel General en Pueblo Viejo, septiembre 8 de 1829 a las 11 del día. Antonio López de Santa Anna—al Sr. Brigadier Don Isidro Barradas.

El Sr. Brigadier Barradas envía la siguiente nota: no es la impotencia ni la debilidad las que me han sugerido abrir negociaciones para evacuar el país; razones de Estado y el evitar un inútil derramamiento de sangre, es lo que me movió a dar el paso que motiva mi contestación de V.S. Los pueblos donde he transitado no pueden quejarse con justicia que haya cometido la más leve extorsión porque ha respetado la vida y las propiedades de sus habitantes. En vista de esto V.S. es árbitro de elegir una transición con honor. El portador de la comunicación del Brigadier Barradas es el Coronel Salomón por cuyo conducto aguardo la resolución de V.S. Dios guarde a V.S. muchos años. __ Cuartel General de Tampico, Tamaulipas, 9 de septiembre de 1829. __Isidro Barradas. —Sr. General Antonio López de Santa Anna.

La fatalidad hizo presa del ejército español, el día 10 de septiembre un huracán azotó la zona, las casetas de acantonamiento del fortín de la Barra fueron destrozadas por los vientos, mojando la pólvora, destruyendo las provisiones de boca y de guerra, los soldados españoles andaban con el agua a la cintura dentro del reducto, con los mexicanos por un lado y el río Pánuco embravecido por el otro, quedando solo los médanos y la playa, adonde se refugiaron, fuera del fortín. La defensa de la patria por parte del ejército mexicano al mando del General Antonio López de Santa Anna, las fuerzas militares de Tamaulipas con el General Manuel de Mier y Terán al frente, las enfermedades tropicales y el clima hizo mella en el Ejército de Vanguardia Español levantando bandera de parlamento en lo que quedaba del fortín de la Barra tamaulipeca.

Ya se habían librado combates durante más de 40 días, se había probado el valor de ambos ejércitos, no iba a discutirse la razón que asistía al cumplir las órdenes recibidas, uno de su rey, otro de su gobierno. Santa Anna nombró sus representantes al coronel D. Pedro Landero, al Ing. José Ignacio Iberri y al coronel 3o. de línea José Antonio Mejía, el jefe del ejército español facultó a don José M. Salomón y al teniente coronel, jefe de la Plana Mayor don Fulgencio Salas para canjear sus poderes respectivos y acordar la capitulación del ejército invasor.

Esta reseña continuará el próximo domingo 10 de septiembre.

Cronista Municipal de Altamira, Tamaulipas

Cuarta Parte

RESUMEN DE LA TERCERA PARTE. El jefe del ejército mexicano Antonio López de Santa Anna que tenía su cuartel general en Pueblo Viejo de Tampico, Veracruz, cruza el río Pánuco y ataca Tampico, Tamaulipas (La Batalla de Tampico), la villa estaba en posesión del ejército español, ya estaban acordando con el jefe de la plaza, capitán José M. Salomón la suspensión de hostilidades cuando el brigadier Barradas regresa de Altamira, con fuerzas armadas superiores a las mexicanas y se suspende la capitulación iniciada en Tampico, quedando Santa Anna prisionero, pero logra convencer al jefe español que le permitiese replegarse a su cuartel de Pueblo Viejo de Tampico Veracruz para posteriormente entablar dialogo el cual nunca se concretó.

El 20 de agosto las fuerzas mexicanas regresan a su cuartel general establecido en Tampico de Pueblo Viejo, Veracruz y el ejército español sigue en posesión de Tampico, Tamaulipas, el rancho Doña Cecilia y el cuartel de la Barra tamaulipeca. El 4 de septiembre el general Santa Anna rinde un parte interesante. Dice: —El día 2 del corriente pasé en persona a examinar el fortín que los enemigos tienen construido en la Barra de Tampico, y me impuse bien de cuanto deseaba no obstante sus fuegos que fueron continuados a metralla desde que me observaron hasta que me les perdí de vista. La fortificación indicada está construida bajo las reglas del arte y les proporciona seguridad. Está artillada con cuatro piezas de grueso calibre y guarnecido por unos 500 soldados. —Bajo los fuegos del citado fortín estaba la balandra que de Tecolutla trajo el español Vicente Reus, y desde luego formé el proyecto de sorprenderla y hacerme de ella a toda costa y evitar el perjuicio que el enemigo nos haría si acabara de armarla. La noche del día tres se concretó el proyecto y bajo las órdenes del coronel Beneski de Beaufort la condujeron al fortín construido en Las Piedras.

El 7 de septiembre Mier y Terán apoyado por la división de San Luis Potosí recuperó Altamira, avanzó y tomó Doña Cecilia, fortificando el lugar y reduciendo a las fuerzas de Barradas al fortín de la Barra tamaulipeca y a Tampico de Tamaulipas, ya que también recuperó El Humo, estos triunfos de Mier y Terán fueron decisivos para las armas de México pues tomados estos sitios solo quedaba a Barradas su reducto bien fortificado en la Barra. El general Manuel de Mier y Terán artilló El Humo con una batería de obuses, otra de doce en Las Piedras y una de cuatro cañones en Doña Cecilia, combatiendo constantemente al brigadier español establecido en la Barra de Tampico, al igual desde el lado veracruzano el ejército mexicano no cesaba de hostigarlo, en días anteriores había llovido sin cesar, por todos lados solo se veía agua.

Se cruzaron unas comunicaciones entre Santa Anna y Barradas antes de la inminente capitulación. La nota fue entregada por el Capitán D. Mauricio Castelló donde había recibido terminantes órdenes que del gobierno ha recibido, de destruir completamente por las armas hasta no dejar un solo individuo u obligarlo a ceder en un término perentorio, entregándose a discreción a la generosidad mexicana, esperando que Barradas calcule lo crítico de su situación, ceda y evite más derramamiento de sangre. Dios y Libertad. —Cuartel General en Pueblo Viejo, septiembre 8 de 1829 a las 11 del día. Antonio López de Santa Anna—al Sr. Brigadier Don Isidro Barradas.

El Sr. Brigadier Barradas envía la siguiente nota: no es la impotencia ni la debilidad las que me han sugerido abrir negociaciones para evacuar el país; razones de Estado y el evitar un inútil derramamiento de sangre, es lo que me movió a dar el paso que motiva mi contestación de V.S. Los pueblos donde he transitado no pueden quejarse con justicia que haya cometido la más leve extorsión porque ha respetado la vida y las propiedades de sus habitantes. En vista de esto V.S. es árbitro de elegir una transición con honor. El portador de la comunicación del Brigadier Barradas es el Coronel Salomón por cuyo conducto aguardo la resolución de V.S. Dios guarde a V.S. muchos años. __ Cuartel General de Tampico, Tamaulipas, 9 de septiembre de 1829. __Isidro Barradas. —Sr. General Antonio López de Santa Anna.

La fatalidad hizo presa del ejército español, el día 10 de septiembre un huracán azotó la zona, las casetas de acantonamiento del fortín de la Barra fueron destrozadas por los vientos, mojando la pólvora, destruyendo las provisiones de boca y de guerra, los soldados españoles andaban con el agua a la cintura dentro del reducto, con los mexicanos por un lado y el río Pánuco embravecido por el otro, quedando solo los médanos y la playa, adonde se refugiaron, fuera del fortín. La defensa de la patria por parte del ejército mexicano al mando del General Antonio López de Santa Anna, las fuerzas militares de Tamaulipas con el General Manuel de Mier y Terán al frente, las enfermedades tropicales y el clima hizo mella en el Ejército de Vanguardia Español levantando bandera de parlamento en lo que quedaba del fortín de la Barra tamaulipeca.

Ya se habían librado combates durante más de 40 días, se había probado el valor de ambos ejércitos, no iba a discutirse la razón que asistía al cumplir las órdenes recibidas, uno de su rey, otro de su gobierno. Santa Anna nombró sus representantes al coronel D. Pedro Landero, al Ing. José Ignacio Iberri y al coronel 3o. de línea José Antonio Mejía, el jefe del ejército español facultó a don José M. Salomón y al teniente coronel, jefe de la Plana Mayor don Fulgencio Salas para canjear sus poderes respectivos y acordar la capitulación del ejército invasor.

Esta reseña continuará el próximo domingo 10 de septiembre.

Cronista Municipal de Altamira, Tamaulipas