/ jueves 30 de mayo de 2024

¡Imagínese! / El trámite

A nadie le conviene que la elección de este domingo 2 de junio se vea como un simple “trámite”, porque así lo dicen las “encuestas”, porque así lo marcan los “especialistas” o simple y sencillamente porque algunos “ya ganaron” y otros “ya perdieron”.

A nadie le conviene esta visión, pues de ser así, la confianza puede hacer que ese resultado esté lejos de la realidad. De hecho, esa idea de que ya las encuestas decidieron por los más de 98 millones de mexicanos que pueden ir a emitir su sufragio es errónea, pues estas mediciones toman apenas una ínfima parte del universo de la lista nominal que podrá decidir el destino del país.

Para nadie es un secreto que las encuestadoras han tenido yerros muy grandes en los últimos años y que la voluntad popular expresada en las urnas queda muchas veces lejos, muy lejos, de las previsiones de las encuestadoras. De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral este domingo en México iremos a las urnas para elegir 20 mil 708 cargos públicos que van, desde la presidencia de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, 9 gobernadores, mil 802 presidentes municipales, mil 975 síndicos, 14 mil 764 regidores y mil 098 diputados locales. Tan sólo en Tamaulipas, elegiremos a 43 alcaldes, 57 síndicos, 405 regidores y 36 diputados locales, de los cuales 22 serán de mayoría y 14 de representación proporcional.

Claro que están los otros números, los que marcan que unas tres decenas de candidatos han perdido la vida a consecuencia de la violencia en todo el país.

Por ello es que vale la pena dar un voto razonado. Hacer un contraste de las propuestas que en las campañas que ayer terminaron los candidatos nos hicieron por varias semanas y que deberían darnos una muy buena idea de lo que podrían lograr, de alcanzar el cargo para el que se postularon.

Que los candidatos sepan qué hacer y cómo hacerlo es lo que debe motivar el voto, más allá de colores, partidos, filias y fobias. Imaginar que ya no hay nada que hacer porque las encuestas ya nos dijeron quién va a ganar y por consiguiente no hay que mover un dedo o ausentarnos de las urnas significaría poner en riesgo nuestra democracia. Ya es bien conocido que el abstencionismo provoca que sean las “estructuras” las que ganen. Si la gente no va a votar, ganará el candidato cuyas huestes estén mejor organizadas, y no porque tenga las mejores propuestas o la mejor plataforma electoral.

Movilizarse para ir a anular el voto, porque eso también es expresarse, es absurdo. Los votos anulados lo único que consiguen a la larga es darle mayor presupuesto a los partidos políticos y más espacios publicitarios en las próximas elecciones. Claro que suele haber quienes apuestan a que la gente no vaya a votar y propagan rumores, noticias falsas y cualquier otra estrategia para conseguir que los electores tengan miedo o apatía para ir a votar. Debe ser todo lo contrario.

El simple acto de emitir un sufragio constituye un acto de valentía ciudadana al expresar la voluntad respecto a una elección. Otro ejemplo está en el clamor popular, como el que en este caso existe en nuestra región ante la falta de un recurso tan indispensable para la cotidianeidad como lo es el agua potable.

Ello trae como consecuencia una natural y muy válida molestia que, en esta oportunidad, pareciera llegar a tiempo para movilizar a la gente a votar en consecuencia. Ya los expertos han manifestado que se trata de una situación emergente, atípica e inédita que podrá encontrar solución en breve, por lo que no debería ser un factor para la decisión del voto. Si lo que se busca es fortalecer la democracia, si lo que se quiere es un crecimiento de nuestras comunidades, si lo que buscamos son los mejores perfiles, vengan de donde vengan, la solución está (más allá de las predicciones demoscópicas) en emitir nuestro sufragio, libre, informado, razonado y en plena conciencia, confiando además en los mecanismos ciudadanos que con el tiempo hemos logrado consolidar en México, a través de nuestros órganos electorales.

En otras palabras, si lo que queremos es un verdadero avance en nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios, debemos ir a las urnas y manifestar con el voto nuestra mejor opinión, sin traer en la cabeza que sólo vamos a ir a cumplir con “el trámite”, ni tampoco creer que seremos una parte de la manada que se ha dejado manipular. Que ganen las ideas, que triunfen las propuestas, que salga victoriosa nuestra democracia y fortalecido nuestro país, porque logremos vencer al abstencionismo. Que seamos ejemplo mundial de participación ciudadana, porque a todos nos conviene participar, a todos nos conviene ir a votar.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com

A nadie le conviene que la elección de este domingo 2 de junio se vea como un simple “trámite”, porque así lo dicen las “encuestas”, porque así lo marcan los “especialistas” o simple y sencillamente porque algunos “ya ganaron” y otros “ya perdieron”.

A nadie le conviene esta visión, pues de ser así, la confianza puede hacer que ese resultado esté lejos de la realidad. De hecho, esa idea de que ya las encuestas decidieron por los más de 98 millones de mexicanos que pueden ir a emitir su sufragio es errónea, pues estas mediciones toman apenas una ínfima parte del universo de la lista nominal que podrá decidir el destino del país.

Para nadie es un secreto que las encuestadoras han tenido yerros muy grandes en los últimos años y que la voluntad popular expresada en las urnas queda muchas veces lejos, muy lejos, de las previsiones de las encuestadoras. De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral este domingo en México iremos a las urnas para elegir 20 mil 708 cargos públicos que van, desde la presidencia de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, 9 gobernadores, mil 802 presidentes municipales, mil 975 síndicos, 14 mil 764 regidores y mil 098 diputados locales. Tan sólo en Tamaulipas, elegiremos a 43 alcaldes, 57 síndicos, 405 regidores y 36 diputados locales, de los cuales 22 serán de mayoría y 14 de representación proporcional.

Claro que están los otros números, los que marcan que unas tres decenas de candidatos han perdido la vida a consecuencia de la violencia en todo el país.

Por ello es que vale la pena dar un voto razonado. Hacer un contraste de las propuestas que en las campañas que ayer terminaron los candidatos nos hicieron por varias semanas y que deberían darnos una muy buena idea de lo que podrían lograr, de alcanzar el cargo para el que se postularon.

Que los candidatos sepan qué hacer y cómo hacerlo es lo que debe motivar el voto, más allá de colores, partidos, filias y fobias. Imaginar que ya no hay nada que hacer porque las encuestas ya nos dijeron quién va a ganar y por consiguiente no hay que mover un dedo o ausentarnos de las urnas significaría poner en riesgo nuestra democracia. Ya es bien conocido que el abstencionismo provoca que sean las “estructuras” las que ganen. Si la gente no va a votar, ganará el candidato cuyas huestes estén mejor organizadas, y no porque tenga las mejores propuestas o la mejor plataforma electoral.

Movilizarse para ir a anular el voto, porque eso también es expresarse, es absurdo. Los votos anulados lo único que consiguen a la larga es darle mayor presupuesto a los partidos políticos y más espacios publicitarios en las próximas elecciones. Claro que suele haber quienes apuestan a que la gente no vaya a votar y propagan rumores, noticias falsas y cualquier otra estrategia para conseguir que los electores tengan miedo o apatía para ir a votar. Debe ser todo lo contrario.

El simple acto de emitir un sufragio constituye un acto de valentía ciudadana al expresar la voluntad respecto a una elección. Otro ejemplo está en el clamor popular, como el que en este caso existe en nuestra región ante la falta de un recurso tan indispensable para la cotidianeidad como lo es el agua potable.

Ello trae como consecuencia una natural y muy válida molestia que, en esta oportunidad, pareciera llegar a tiempo para movilizar a la gente a votar en consecuencia. Ya los expertos han manifestado que se trata de una situación emergente, atípica e inédita que podrá encontrar solución en breve, por lo que no debería ser un factor para la decisión del voto. Si lo que se busca es fortalecer la democracia, si lo que se quiere es un crecimiento de nuestras comunidades, si lo que buscamos son los mejores perfiles, vengan de donde vengan, la solución está (más allá de las predicciones demoscópicas) en emitir nuestro sufragio, libre, informado, razonado y en plena conciencia, confiando además en los mecanismos ciudadanos que con el tiempo hemos logrado consolidar en México, a través de nuestros órganos electorales.

En otras palabras, si lo que queremos es un verdadero avance en nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios, debemos ir a las urnas y manifestar con el voto nuestra mejor opinión, sin traer en la cabeza que sólo vamos a ir a cumplir con “el trámite”, ni tampoco creer que seremos una parte de la manada que se ha dejado manipular. Que ganen las ideas, que triunfen las propuestas, que salga victoriosa nuestra democracia y fortalecido nuestro país, porque logremos vencer al abstencionismo. Que seamos ejemplo mundial de participación ciudadana, porque a todos nos conviene participar, a todos nos conviene ir a votar.

E-mail: marioagamezh@hotmail.com