El uso y abuso de dispositivos electrónicos ha cambiado hábitos, sobre todo en los niños que permanecen despiertos hasta tarde, alterando con ello el sueño, lo que produce un trastorno en su crecimiento.
La endocrinóloga pediatra Zenia Iveth Santana Ramírez señala que a través de experiencias clínicas se ha observado cómo afecta este factor biológico, dormir pocas horas o hacerlo muy tarde, “de ahí nuestra inquietud de promover que los niños duerman temprano”.
Con ello, explicó en entrevista, se forma una hormona, la del crecimiento, que es la que se libera desde el cerebro, en la glándula hipófisis y cuya secreción y pulsos registran su máxima acción durante la noche, a condición de que los niños se encuentren en un sueño profundo.
Es precisamente en el hogar donde los padres pueden estar alerta de cualquier trastorno del crecimiento, sobre todo al cuidar algunos aspectos importantes, como el sueño y las horas adecuadas para dormir, lo que favorecerá el crecimiento.
“Es importante saber que esta hormona empieza a liberarse desde las 20:00 horas hasta las 06:00 del día siguiente, aunque su liberación es más leve, por esa razón es importante que el niño esté dormido en ese lapso”, indicó.
Si los padres duermen a las 21:00 o 22:00 horas, los niños también lo hacen y se levantan tarde: “es importante la cantidad de horas, pero debe de ser por edades, hay sustancias importantes que el cuerpo libera durante el ciclo.
La vida moderna ha trastornado los hábitos en los niños, principalmente por el uso y abuso de dispositivos electrónicos y pantallas, lo cual hace que el niño permanezca despierto hasta muy tarde o vea la televisión hasta altas horas de la noche, expuso.
“Esta mala práctica hace que el cerebro siga activo, que nuestra retina capte las luces de esos aparatos y que permanezca todavía en nosotros cuando nos retiramos a dormir, por eso es importante que dejen de usar esos aparatos una hora antes de hacerlo”, resaltó la especialista.
También es necesario brindar a los infantes una alimentación adecuada y que practiquen algún ejercicio, pues esto promueve que la hormona del crecimiento se libere, así lo indicó la facultativa especialista en la atención médica infantil.
En cuanto a la talla blanco-familiar, explicó que se calcula con base en la medición de ambos padres, dividida entre dos: “cuando es un niño se le suman 6.5 centímetros; en el caso de las niñas se le restan esos mismos centímetros", dijo.
“Con este cálculo deberíamos saber cuánto crecerá este niño en su etapa como adulto, pero deberá hacerlo el pediatra y checar que el niño se vaya desarrollando de acuerdo a su genética o su talla familiar”, agregó. Si la medida se encuentra muy alejada de la talla que debería tener el infante, entonces “debe hacerse un estudio o vigilar de manera más cercana al niño para determinar por qué motivo no está creciendo con base en su talla blanco-familiar”.
