Con paso lento, un andar que le da seguridad a sus 83 años de edad, mismo que le acompaña el hablar pausado, Refugio Pérez, mejor conocido como 'Don Cuco' por los números clientes y amigos que a lo largo de más de 40 años ha logrado cultivar, al realizar el oficio de afilador, actividad prácticamente en extinción.
Se trata de uno de los antiguos oficios que siguen vigentes, aunque con menor demanda hace ya varias décadas, debido a la nueva cultura por los desechables, que poco a poco está provocando que actividades como la de afilador se estén perdiendo.
Originario de Ríoverde San Luis Potosí, criado en el Mante, Tamaulipas y radicado en Ciudad Madero hace ya varias décadas, 'Don Cuco' revela que ya tiene 42 años como afilador, media vida dedicado a este oficio que le ha permitido sostener a su familia y que a sus 83 años le sigue proveyendo.
Al sonido del silbato del afilador llama a los clientes
Cuestionado si aún sigue usando el tradicional silbato como comúnmente se le llama al aerófono, dijo que todavía hace sonar la "jiribilla", sobre todo cuando recorre las colonias para llamar a los clientes, a que las personas salgan a solicitar sus servicios.
Lo mismo da vida al filo de un cuchillo, unas tijeras, una navaja, que a cualquier herramienta manual que requiera nuevo filo y esto se aprecia en las chispas que saltan al roce del acero con la piedra de afilar.
Las supersticiones tras el sonido del afilador
Escuchar el silbato del afilador resultaba común todavía hace unas tres décadas, tiempo en el que muchas personas relacionaban este sonido con la buena o la mala suerte.
Por ello las abuelas de antaño recomendaban a las mujeres de la casa sacudirse las enaguas, pues la creencia de esta acción, es para que no se quedaran solteras para siempre.
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Por su parte, según la tradición de los abuelos de aquellos años, estos se sobaban los bolsillos diciendo, "afilador, afiladorcito dame dinero que necesito".
Esta y otras supersticiones son las que se atribuyen al paso del afilador.
Con su oficio obtiene el salario mínimo
Sobre la ganancia Refugio Pérez, dice que obtiene al día un salario mínimo y en esto le ayudan los clientes que tiene cautivos por muchos años a quienes le afila sus herramientas y con ello puede contribuir al sostenimiento de su familia.
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Con su equipo de afilado recorre mercados en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, restaurantes, carnicerías, peluquerías, además de las colonias del sur de Tamaulipas o hasta donde le permitan sus fuerzas.
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Y es que a sus 83 años, Refugio 'Don Cuco' Pérez mantiene vivo el oficio de afilador.