Tampico se fundó con el objetivo de que el sur de Tamaulipas tuviera un acceso al mar con los protocolos de una aduana marítima, esto tuvo varias repercusiones, entre ella el recelo de los habitantes de Pueblo Viejo, que fueron desplazados generando un encono hacia el nuevo puerto.
Del recelo a la fraternidad
Tuvieron que pasar 3 años para que este conflicto empezara a tener signos de paz, iniciando las negociaciones entre las autoridades de los poblados de ambos lados del Pánuco, para lograr un acuerdo de no agresión, por lo que los habitantes de Pueblo Viejo decidieron aceptar la invitación de los tampiqueños para firmar el tratado.
Aunque se tenían que reunir en el paso del río y de ahí caminar hasta la Casa Consistorial (Palacio Municipal), los tampiqueños se retrasaron y alcanzaron a los residentes de Pueblo Viejo que venían en la comitiva justo a un costado de la Plaza de la Libertad, dando el recibimiento en este punto, al que se llamó la calle de la Unión.
Desde 1826 la arteria, que corre paralela a la ribera del río, llevó este nombre, hasta que en 1918 cambió a Francisco I. Madero, en honor al llamado apóstol de la democracia, que había estado en Tampico en diversas ocasiones y que empezó a ser un héroe nacional, por su lucha social.
Alberga edificios considerados monumentos edificados
Es importante por toda la historia que guarda, pues además de ser donde se limaron asperezas entre los poblados ribereños, se construyeron inmuebles que ahora son considerados como patrimonios de la ciudad, señala Adrián Pérez Sobrevilla, promotor cultural e historiador urbano.
"Uno de ellos está en la esquina que hace con la calle Aduana, donde se ubica el edificio Alicia que originalmente fuera el Hotel del Sol de los Franceses Juan y Juana Duval y agregando historia se comenta que ahí se hospedaba el entonces presidente de México, General Porfirio Díaz Mori para visitar a la que sería después su esposa Carmen Romero Rubio y la cual residía en contra esquina en el edificio de nombre Mercedes", comenta.
"El edificio Alicia, nombre adquirido por Doña Alicia Alonso, esposa del propietario posterior oftalmólogo Ángel Rodríguez, tiene entre su historia haber sido ocupado por la importante tienda Las Fábricas de Francia, después por la prestigiada Joyería La Perla de los alemanes Eversman y Grebe.
Luego pasaría a ser la también joyería Petit Palais de los españoles Luna y Vigil, la planta baja del citado inmueble fue varios años ocupada por la Librería Al Libro Mayor de Tampico del español Jesús García Pereda", añade.
Otros históricos de esa calle, menciona Adrián Sobrevilla, son el edificio de Telégrafos Nacionales el medio más importante para comunicación de entonces, a un lado de esta construcción se encuentra el edificio de mayor antigüedad por haber sido antes las oficinas de la primer Aduana de Tampico, en seguida se localiza al edificio Obregón de la familia del recordado Álvaro Obregón presidente de México.
Agrega que "en la planta baja de este inmueble, se albergó al Bar Deportista y después sería El Astorga de Jésus Pérez, estaría también la refresquería de jugos naturales y de nombre La Cascada, en la parte superior el Hotel Central, en la esquina estuvieron comercios como La Gran Vía, Las Novedades y por varios años ha sido ocupado dicho local por la también joyería Casa Moral de la familia de ese apellido".
Mantiene su movimiento a 200 años de haberse trazado
También hacia la parte oriente la calle resguarda edificios de la talla de Alijadores, que fue la sede del gremio más poderoso de Tampico a principios del siglo pasado y donde fue velado en su inauguración Isauro Alfaro, el creador del cooperativismo e impulsor del sindicato de Petróleos Mexicanos, que promovió la expropiación petrolera.
Toda la historia del Pico del auge petrolero se puede ver en un paseo por esta calle, la segunda de sur a norte en el trazo primitivo del puerto y donde grandes industrias construyeron sus oficinas, pues era una parte privilegiada de la ciudad por contar con las oficinas de la Aduna.
Sigue el canal de EL SOL DE TAMPICO en WhatsApp
La calle Francisco I. Madero conserva su alto aforo, pues es parte de los accesos al centro histórico de la ciudad, resguardando además de la historia arquitectónica de la ciudad, la anécdota de ser la arteria donde tampiqueños y pueblovejences firmaron un acuerdo de hermandad que sigue vivo casi 200 años después.