Primero las inclemencias del clima, luego el cambio social hacia la era digital y ahora la pandemia que vive entre nosotros han sido los desafíos de este noble oficio, sin embargo, en cada reto que han tenido los trabajadores postales han salido con su actitud de servicio a enfrentar su labor cotidiana, sorteando las dentelladas que les da el destino y los perros que encuentran a su paso.
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“En lo que yo tengo repartiendo, como unas 10 veces me ha mordido alguna mascota, son los riesgos de este trabajo que uno desempeña lo mejor que puede y todas esas cosas se van quedando en las anécdotas de todos nosotros, porque la mayoría tiene la marca de algún perro que conoció en sus entregas”.
Comenta Guillermo Flores Quiroz, con 27 años como cartero en el Servicio Postal Mexicano, quien afirma que “vi que esta labor es una manera de ayudar a la gente que espera en muchas ocasiones cosas que van a darle una gran alegría, y eso es algo que pocos trabajos te dan”.
“Con esto de la pandemia ha cambiado aún más la forma de entregar las cartas y el flujo de correspondencia también se ha visto modificado, ahora tenemos más clientes que envían paquetes que cartas, son productos internacionales que la gente compra mediante las redes sociales y, como el correo es seguro, ya mucha gente lo está utilizando”, añade.
DESDE CHINA, EUROPA Y EUA
Curiosamente ahora muchas mercancías chinas entran a los repartos del correo, así como productos españoles y de Estados Unidos, “también hay mucha gente que utiliza el correo como su negocio, ellos compran y luego venden, es decir que ahora el correo también es parte de los proyectos que tienen las personas para crecer.
“Es una satisfacción que se siente cuando llega uno y la gente sale muy emocionada a recibir su paquete, sobre todos los jóvenes que gritan y saltan cuando les llegan sus pedidos y agradecen a los carteros efusivamente y uno queda contento también al saber que contribuye a esa alegría de las personas”, expresa.
Agrega que, el envío de correspondencia sigue vivo en situaciones especiales, como la gente que se encuentra recluida en algún penal y de esta forma se comunica con su familia, "y cuando los familiares reciben la carta lo hacen con mucha alegría, porque de puño y letra ven los sentimientos y situaciones que pasa quien está en esa condición".
“Sería muy bonito que la gente regresara a esas costumbres de enviarse correspondencia, sobre todo en fechas especiales como Navidad para recobrar esas emociones que da recibir un artículo donde las personas importantes nos ofrecen su cariño en forma de una carta”, reflexiona Guillermo Flores.
La sonrisa y la actitud amable de los carteros nunca será suplantada por la tecnología, estos héroes que no han sido suficientemente reconocidos, a pesar de que su trabajo no paró durante la pandemia, siguen manteniendo la comunicación, la alegría entre muchas personas y dando una lección social de lo que es el servicio.