Para llevar flores a las tumbas de los seres queridos hay queentrar con machete en mano y correr el peligro de caer a unhoyanco, cubierto por la maleza que rebasa el metro de altura,porque en vísperas de la celebración del Día de Muertos la parteponiente del cementerio municipal “Colinas de San Gerardo”permanece abandonado.
La señora Agripina Torres dice que desde hace 17 años reposanaquí los restos de su nieto, pero cada año es lo mismo, puespersonal de Servicios Públicos no limpia porque supone sonfamilias que no pagaron los servicios de la tumba por falta dedinero.
Es el apartado del camposanto de la zona norte donde descansanlos más pobres de los pobres. Acceder a decenas de tumbas seconvierte en una odisea. Hay que transitar entre la yerba crecidacon el riesgo de lastimarse, caer a una fosa abierta o ser mordidopor algún animal.
“Es que aquí descansan los pobres, pues nosotros por estaramolados no pagamos la tumba y por eso siempre está abandonado”,añadió la señora, quien junto con sus demás familiares retirala maleza acumulada por meses en la cripta de su nieto fallecidohace 17 años.
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Dicen que limpian, pero no es cierto, este lugar siempre estáasí, cada vez que venimos deben traer el machete para retirar elmonte y poder entrar. Es la parte poniente de la necrópolis dondeal fondo se encuentra un basurero con restos de ataúdes.
Empleados del lugar señalaron que hace algunos días losretiraron con una máquina, pero los dejaron en el rincón delpredio.
La necrópolis porteña ya está siendo concurrida y desde estefin de semana comenzó la afluencia de familias para visitar a susseres amados que ya partieron.