Con 79 años de vida Don Refugio Sánchez Pérez es considerado dentro de la población altamente vulnerable al Covid-19, pero todos los días tiene que salir de su casa en busca del sustento diario como afilador.
Es ampliamente conocido entre los negocios del primero y segundo cuadro de la ciudad, donde todos los días acude en busca de dar filo a cuchillos, tijeras, machetes, alicates, azadones, gafas y toda clase de herramienta del hogar o del trabajo que lo requiera.
Sabe de su vulnerabilidad ante el coronavirus, pero asegura que las necesidades en el hogar no se detienen y él, al ser cabeza de familia, tiene que salir avante en busca de satisfacer las necesidades de los suyos.
Con 40 años en el oficio tiene sus clientes bien definidos en amas de casa, restaurantes y fondas ubicadas en distintas colonias, centro y mercados municipales en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, con precios que van desde los 20 pesos por servicio, dependiendo del tamaño de la herramienta.
Usando un afilador empotrado en una estructura de bicicleta y dando vuelta a los pedales, el hombre de casi 80 años saca chispas a todo artículo empleado para cortar, dejándolos prácticamente como nuevos.
La situación es compleja, ya que los servicios han caído drásticamente por la inactividad en todos los sectores, pero Don Refugio sale todos los días encarando el riesgo de la actual pandemia, recorriendo las calles del puerto en busca de lo indispensable para sobrevivir.