#Especial | Altares de muertos

Se acostumbraba dedicar estos espléndidos homenajes a nuestros difuntos donde se añadían sus platillos y bebidas preferidas

Una de las tradiciones más coloridas y festejadas por los mexicanos es el Día de Muertos. Hasta hace unos años era común visitar las casas de familiares y amigos de la zona conurbada y encontrarnos con toda clase de altares. Algunas grandes y ostentosas, otras más pequeñas, pero las ofrendas a los abuelitos, tíos, primos o amistades que “se nos adelantaron” no faltaban.

Sin embargo, de acuerdo con los comerciantes de la región, debido al auge que ha cobrado la Noche de Brujas y a la inversión que representaba montar un altar, las familias han dejado de elaborarlos de forma individual y ahora prefieren realizarlos de manera colectiva o únicamente en escuelas, ayudando así a disminuir el impacto a su bolsillo.

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#Especial | Entre flores, velas y muertos

“Lo que pasa es que ahora lo enfocan más a las escuelas o al trabajo; ya en los hogares es muy poco. La costumbre prevalece hacia Tantoyuca, Ozuluama o Naranjos, pero aquí es más frecuente verlos únicamente en las escuelas”, explicó Ramón Gómez Narváez, presidente del Consejo Empresarial, Comercial y Turístico en Ciudad Madero.

En este sentido, detalló que anteriormente se acostumbraba a dedicar estos espléndidos homenajes a nuestros difuntos donde se añadían sus platillos y sus bebidas preferidas, “preparaban tamales, servían refrescos, jugos, cervezas y vinos, pero ahora eso es en menor cantidad porque es para quienes ponían el altar en su casa, ahorita ya es en grupo, con más personas o en la escuela”.

Al respecto, comentó que las familias pasaron de gastar hasta mil pesos armando su ofrenda a cooperar con únicamente cien pesos, “cuando es un altar de muchos ya no es tan caro y se gastan un promedio de cien pesos por familia y cuando es para la escuela sale aún más barato porque se reparten entre todos los alumnos significando así un gasto menor. Hay quien compra dulces cristalizados, a otro le tocan los plátanos, las naranjas o las mandarinas, a otro la palma para los arcos, a otros el papel picado y así lo dividen”.

Respecto a los precios de algunos de los elementos más representativos de los altares, Gómez Narváez indicó que un ramito de flores ronda los 20 pesos, mientras que los dulces, dependiendo de la cantidad, generan un gasto estimado de 50 pesos, “los plátanos andan entre 12 y 14 pesos el kilo, la naranja en 10 pesos, un tamalito comprado alcanza los 12 ó 14 pesos y si son varios o es para la escuela son como cien pesos de inversión, ya si alguien decide hacerlo para un difunto propio se llevará unos mil pesos, porque así sí es muy caro”.

Durante una entrevista telefónica para EL SOL DE TAMPICO, señaló que el elemento más caro que puede contener una ofrenda es la bebida, ya que hay quienes recuerdan que a sus abuelos o a sus papás les gustaba el tequila o el whisky de cierta marca, lo que llega a superar los 800 pesos dependiendo la marca y el tiempo de añejamiento de la botella, “con mil pesos sí se hace un altar bien surtido, pero si alguien le quiere añadir un whisky o un tequilita ahí se va a encarecer mucho; aunque al final lo comparten en familia y es una inversión que termina valiendo la pena”.

Por último, Gómez Narváez comentó que la fiesta del Xantolo o Día de Muertos es muy característica de nuestro país al grado que quienes nos visitan de otras naciones lo ven como un atractivo turístico, ya que en muy pocos lugares se celebra la muerte, “más que un duelo o un luto es a través de los altares que recordamos con cariño a nuestros difuntos”, concluyó.

ALGUNOS COSTOS

• -Ramo de flores $20.00
• -Dulces cristalizados $15.00
• -Kilo de naranja $10.00
• -Kilo de plátanos $12.00 - $14.00
• -Papel picado $30.00
• -Tamales preparados $12.00
• -Botella de whisky $160.00 - $4825.00
• -Botella de tequila $170.00 - $3745.00

TIPOS DE ALTARES

• -De 2 niveles: son una representación de la división del cielo y la tierra.
• -De 3 niveles: representan el cielo, la tierra y el inframundo.
• -De 7 niveles: son los más convencionales, representan los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual.