En la calurosa mañana del 9 de enero de 1937, el político comunista León Trotsky junto con su esposa Natalia Sedova y su nieto desembarcaron del buque tanque “Ruth”, en el muelle fiscal, en las cercanías de la Aduana de Tampico. Provenían de Noruega, en donde Trotsky guardaba un arresto domiciliario impuesto por el mandatario soviético José Stalin, quien había iniciado una purga de sus rivales políticos.
“Desembarcamos y pisamos el suelo del Nuevo Mundo con cierta emoción. Aunque estábamos en enero, la tierra misma exudaba calor. Las torres petroleras de Tampico nos recordaban a Bakú”, escribió Trotsky en sus memorias al evocar su llegada a México.
A los exiliados que atracan en Tampico los reciben dos comunistas extranjeros, así como la pintora Frida Kahlo, en representación de su entonces esposo, el muralista Diego Rivera.
¿POR QUÉ FRIDA?
Para la segunda mitad de los años 30 del siglo XX, Frida Kahlo había logrado una proyección internacional gracias a sus exposiciones en Estados Unidos, donde radicó por una temporada junto a Diego Rivera.
Ambos simpatizaban con la revolución obrera rusa, pero pronto se desmarcan del estalinismo. Cuando comienza la persecución a Trotsky, Rivera convence al presidente Lázaro Cárdenas para que le dé asilo político en México al líder ruso.
El presidente accede y Rivera -escribe Hayden Herrera en su biografía sobre Frida- es designado para recibir a Trotsky, pero sus males renales lo hacen caer en el hospital y, en su representación, envía a Frida Khalo, quien acude “ágil y exótica con su rebozo y falda larga”.
SE HOSPEDAN EN EL HOTEL IMPERIAL
En su artículo “Bienvenido, camarada Trotsky”, Rául Sinencio Chávez detalla que al ruso se le ofreció proseguir el viaje rumbo a la Ciudad de México por vía aérea, ya que en La Barra se encontraba una pequeña pero funcional pista de aterrizaje y despegue.
Sin embargo, el líder comunista no se siente seguro y opta por el viaje en ferrocarril. Desde la presidencia de la República se da la orden de preparar el tren Estrella.
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En el tiempo de espera para salir en el tren, los recién llegados son trasladados en automóvil hasta el centro de Tampico, en donde son hospedados en el Hotel Imperial, ubicado en la calle César López de Lara y Emilio Carranza. "Les asignan el cuarto 203, del segundo piso. Kahlo descansa en la habitación vecina", escribe Sinencio Chávez.
UNA ESTANCIA SIGILOSA
En una nota de El Excélsior con fecha del 9 de enero de 1937 y que se puede consultar en el Archivo Histórico de Tampico, se señala que Trotsky se abstuvo de conocer la ciudad y que realizó su comida en su habitación, donde recibió a algunos reporteros. Trotsky tuvo cuidado de realizar cualquier acto "que pudiera perjudicar las relaciones entre México y otros países".
A las 21:00 horas Trotsky, su esposa y su nieto, junto con Frida Kahlo, salen del Hotel Imperial y parten en el tren rumbo a la Ciudad de México, a donde llegan el lunes 11 al mediodía, allí los espera Diego Rivera y los hospedan en la Casa Azul, la famosa residencia de los esposos artistas ubicada en Coyoacán.
“PARA TROTSKY, CON TODO CARIÑO”
Tras algunos meses de convivencia, Trotsky y Frida inician una relación amorosa, la cual concluyó cuando el 7 de julio el ruso y su esposa se mudaron a otra casa, también en Coyoacán. “Ya no se pronunciaba la palabra ‘amor’ al despedirse. Trotsky y Frida simplemente se volvieron buenos amigos”, escribe Herrera.
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En su nueva residencia, el 21 de agosto de 1940 Trotsky fue asesinado por el comunista catalán Ramón Mercader. El 13 de julio de 1954, Frida Kahlo muere en la Casa Azul.
Testimonio de su breve pero intensa relación, Kahlo pintó su “Autorretrato dedicado a León Trotsky”, cuadro que le regala al ruso, el día de su cumpleaños que, en esos asuntos peculiares del destino, coincide con el aniversario de la Revolución Rusa.
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En la obra se observa la delgada figura de la artista vestida elegantemente con falda, joyas chal, mientras sostiene en una mano un ramo de flores, y en la otra una hoja donde se lee la siguiente inscripción: “Para León Trotski, con todo cariño dedico esta pintura el siete de noviembre de 1937. Frida Kahlo, San Ángel, México”.