Bajo un frondoso árbol tamarindo, en un terreno baldío sobre la calle Hidalgo, en la zona centro de Altamira, la señorita Petra Escobedo Serna, juntó a varios niños de los vecinos para enseñarles las primeras letras, los colores y los números, era el año de 1914, posteriormente rentó ya en local de madera, nacía así la instrucción preescolar en la ahora llamada urbe industrial.
Esto inspiró en el año de 1935 la creación de la entonces llamada escuela de párvulos, la cual era particular y funcionó en el domicilio de la familia Pérez Rivera, en la esquina que forman las calles Morelos y Abasolo de esta ciudad, este centro infantil fue realizado a iniciativa de la señora Soledad Rivera Cervantes de Pérez Maya, maestra empírica, como algunas otras altamirenses, y que muchos recuerdan con cariño.
Estos son los primeros antecedentes, comenta el ex cronista de Altamira Adrián Olvera Tavera, “pero el cambio en la enseñanza de los más pequeños surgió a raíz de que llegó al pueblo la maestra María Hinojosa de Villarreal, quien fue directora de la Escuela Mártires de la Revolución y vio la gran necesidad de que existiera un jardín de niños oficial en Altamira”.
“En el año 1959 apoyada por un grupo de padres de familia inician las clases del jardín de niños, en la capilla anexa a la parroquia Santiago Apóstol, posteriormente se trasladaron a una cuartería de madera ubicada frente a la plaza principal y de ahí se pasaron al salón “Jarritos” ubicado, precisamente donde hoy se encuentra la biblioteca municipal”, expone.
El nombre de aquel primer jardín de niños de Altamira es: Eva Sámano de López Mateos, esposa del presidente Adolfo López Mateos, conocida como la “maestra de México”, al iniciar ella con diversos proyectos para la infancia del país, incluyendo los desayunos escolares y en especial la creación de jardines de niños a lo largo y ancho del país.
“La profesora Hinojosa Villarreal, tenía apenas 5 años de haber llegado a Altamira, pero eso no fue obstáculo para que junto a otros padres empezara con actividades para hacerse de recursos para construir en forma el preescolar que estaba presupuestado en el año de 1968 en 373 mil 222 pesos, se edificó en calle Guerrero 112, donde anteriormente se ubicó el rastro municipal”, añade el investigador.
El jardín fue un esfuerzo conjunto, explica, “el Club de Leones de Altamira trabajó por varios años, además existió también el comité Pro Construcción a través del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), el Señor Carlos González Violante, Honorato Tavera Rojas y señora Anita Pérez Cruz de Tavera.
La maestra María Neftali Aguilar Castillo, conocida como la maestra “Taly”, fue la primera directora del jardín de niños y tuvo el honor de recibir la nuevas y modernas instalaciones del que constaba de tres aulas, dirección, salón de cantos y área de esparcimiento, en una solemne ceremonia el 2 de mayo de 1968, de manos del gobernador del estado Lic. Praxedis Balboa.
“En sus 50 años han figurado distinguidas docentes, como la maestra María del Pilar Vargas Ávila, a la muy querida profesora Concepción Herrera Chávez y su mamá la maestra Conchita a quien recordamos ejecutando el piano para deleite de todos los niños, la maestra, María Esther Ávalos, María del Rosario González, Eugenia Vázquez, Lucáa Hernández Carrizalez, Abigail Barrientos Rendón y actualmente la directora profesora Ana María Martínez Martínez.
“Muchas manos, mucho esfuerzo, mucho trabajo en conjunto entre pueblo y autoridades, vieron cristalizado este noble sueño de dar a la niñez un espacio para su instrucción y sus primeros amigos, juegos y aventuras. Hoy Altamira cuenta con 55 jardines de niños distribuidos a lo largo y ancho del municipio, pero a más de 5 décadas muchos seguimos poniendo en práctica lo aprendido en el Eva Sámano de López Mateos”, concluye el historiador.