Gracias al documento que se rescató del ayuntamiento de Altamira, se sabe que Tampico está entre las pocas ciudades del mundo que conoce el sitio exacto donde se empezó a trazar, fue en esa ciudad vecina, donde se decidió que desde un barranco en la ribera del Tamesí, se delinearan las primeras 18 cuadras que conformaron el Santa Anna de Tampico.
Las primeras cuadras de Tampico fueron las que iban al ayuntamiento
El trazo del nuevo pueblo estuvo a cargo de Antonio García Jiménez, quien fungía como parte del cabildo de Altamira, trazando las cuadras de 100 varas cada una, 800 metros aproximadamente, dejando un espacio entre las calles de 15 varas, es decir 12 metros de ancho.
Lo primero que se delineó fueron las 2 plazas que serán las principales en la nueva localidad, llamándose desde entonces de la Constitución, a la que quedó frente a lo que sería el ayuntamiento y de La Libertad a la que se planeó cerca del muelle, ambas fueron trazadas de 100 varas cuadradas, 800 metros por lado.
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Los solares que se asignaron en una primera instancia fueron los de la Casa Consistorial, que resguardaría al ayuntamiento y el del curato, para después ir designando los demás predios, a quienes había aportado económicamente para la repoblación, de poniente a oriente en la primera calle, que fue la Ribera, llamada así, por estar sobre el margen de los ríos que corrian juntos rodeando el pueblo.
Las calles de Tampico llevaron nombre casi en cada cuadra
El cabildo de Altamira decidió el trazo de las calles y los primeros nombres de las rúas, los cuales consistían en conceptos y algunas hacían alusión a los héroes de la independencia afines a Santa Anna, otras se pusieron conforme se daban a conocer por la propia población de acuerdo a la ubicación o lo más sobresaliente en ellas.
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“Esta primitiva relación de nombres de las calles de Tampico duró relativamente poco, aproximadamente de 1923 a 1925 ó 1926, incluso había nombres por tramos y no por toda la arteria completa, así una de las rúas podría empezar con un concepto y más adelante, varias cuadras, llevar el nombre de algún héroes de la lucha de la independencia”.
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Señala el encargado del despacho de cronista en Tampico, Josúe Picaso Baños, quien indica que a partir de este breve periodo las calles de Tampico fueron adquirieron nombres más referenciales, algunos duraron más de un siglo y otros siguen vigentes desde así 200 años como el de la calle Altamira, que fue una de las primeras nombradas.
Explica que por ejemplo en la relación que se tiene de las primeras calles, la que hoy se llama Cristóbal Colón, en un primer tramo, pegada al barranco de los Alemanes se nombró “De Miradores”, cuadras más adelante “De Negrete” y luego al finalizar “De Echeverría”; la que hoy se llama Fray Andrés de Olmos, en las primeras cuadras, desde Héroes del Cañonero, se denominó “De Bravo”, metros adelante “De Garza” y en las ultimas cuadras “De la Constancia”.
En el siglo XX empiezan a cambiar de nombre las calles de Tampico
El cronista añade que a partir de 1920, cuando la ciudad iba a cumplir su primer centenario, el nombre de las calles fue cambiando a otros más referenciales, quedando algunos en la imaginaria popular con leyendas sobre su nominación y otros adaptados a nuevas circunstancias como a los héroes de la revolución.
Fue en otro pueblo donde se imaginó a Tampico y fueron personas ajenas quienes repoblaron esta parte de Tamaulipas, sin embargo, al quedar formadas sus primeras calles y avenidas, la gente que comenzó a habitarlas las hizo suyas, impregnando sus historias en cada arteria y nombrándolas como parte de su vida.
A poco más de 200 años, estas calles cuentan infinitas lecciones de vida, porque es en ellas donde la ciudad renace y vuelve a ser única; donde está la esencia de una ciudad, su progreso y su historia, porque la calle es el camino de todas partes.
