La falta de firmeza en la aplicación de la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Tamaulipas, modificada en septiembre de 2018, así como la falta de conciencia de personas dedicadas a la venta de animales de compañía, han propiciado que prácticas como la mutilación canina y felina sean cosa común en la zona.
Aunque cada vez más existe una cultura de respeto y cuidado hacia los animales que son considerados más que mascotas, el hecho de que haya quienes por cuestiones estéticas corten orejas, cola y uñas a perros y gatos, deja claro que falta mucho por avanzar tanto en la protección como en su preservación.
Para Rocío Martínez Patiño, presidenta de la asociación civil Movimiento Integrador de Concientización Ambiental y Salvaguarda Animal (MICASA), los principales motivos para que persista la práctica de mutilar a perros y gatos con fines estéticos, es la falta de aplicación de la referida ley, así como de los reglamentos que corresponden a cada municipio del estado.
MICASA funciona con el trabajo de personas que voluntariamente aportan su esfuerzo, recursos y tiempo para realizar tareas de cuidado y apoyo a los animales y el medio ambiente. Llevan 10 años haciendo esta labor y en este lapso, les ha tocado ver infinidad de casos de perros y gatos mutilados y maltratados, muchos de los cuales han pasado por su albergue para mascotas.
La activista en pro de los derechos de los animales afirma que el problema de la mutilación es una forma de maltrato animal y está penado por la Ley Estatal de la materia, que otorga además facultades a los Ayuntamientos para que apliquen sanciones administrativas y corporales a quienes incurran en estos delitos, en sus diferentes variantes, pero que en los hechos, no se cumple.
Esa situación, sostiene, ha alentado que quienes desde negocios establecidos y que operan en giros como veterinarias o clínicas para animales e inclusive particulares, recurran a la mutilación canina y de pequeños felinos para tener mayores posibilidades de venderlos. Sin embargo, uno de los problemas que se derivan de esto es que no sólo se afecta a los animales, sino que se propicia su posterior abandono por parte de quienes los compran.
“El punto principal del que partimos es que la Ley de Protección Animal no se está aplicando y por más campañas de concientización que hagamos, las cosas no vemos que avancen mucho y esto es porque aunque la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Tamaulipas contempla sanciones específicas, los encargados de aplicarla no lo hacen y esto es en los tres municipios de la zona”, señala.
A diario, la asociación civil recibe un promedio de 120 denuncias ciudadanas que reportan algún tipo de maltrato animal, entre ellos la mutilación, el abandono o la permanencia de mascotas en condiciones inadecuadas, pero a pesar de que se informa de esto a las Direcciones de Protección Animal en los tres municipios, no se actúa como debería ser.
“Por ejemplo, la Ley contempla sanciones para la mutilación de animales, pero ahí están muchas veterinarias en donde se hace. O hay personas que les cortan la cola y orejas a los perros, además de amputar falanges para retirar las uñas a los gatos y nadie hace algo por evitarlo y sancionarlo”, apunta.
PITBULL, LOS MÁS MUTILADOS
Se ha detectado que la raza que más frecuentemente sufre de mutilaciones es la de perros pitbull, a los cuales se cortan orejas y cola para su venta. Posteriormente, dadas las condiciones en que muchos de ellos son criados, su naturaleza y los efectos de la mutilación, terminan siendo abandonados por sus dueños, dado que son muy activos y provocan daños materiales sin querer.
Especialistas en veterinaria destacan que la práctica de la otectomía (corte de orejas) y la cuadectomía (corte de cola) se hace normalmente con el único objetivo de cumplir los deseos de mejoría estética de los animales, que sus dueños expresan.
Al mutilarlos de esas partes, los animales son más propensos a sufrir las consecuencias de infecciones en el canal auditivo, a la pérdida de capacidad auditiva, así como de equilibrio, pues la cola es una extensión de la columna vertebral. El mismo caso aplica para los gatos, a los que en un afán por evitar que causen daños en muebles y personas, se les amputan las últimas falanges de los dedos, lo cual les provoca daños en el nervio radial, hemorragias, huesos astillados y el riesgo de infecciones.
Martínez Patiño recuerda el caso de un perro que les llevaron al albergue en condiciones deplorables: Leonardo, que sin pelo, la piel pegada a los huesos y mutilado de orejas y cola, se comportaba de manera agresiva. Sin embargo, después de un tiempo de cuidados y alimentación adecuada, se repuso y encontró un nuevo hogar. Leonardo había sido mutilado siendo un cachorro y entregado como regalo, pero al crecer y volverse hiperactivo, sus dueños decidieron abandonarlo.
“Como ése, hay muchos casos, desafortunadamente. Y eso sucede y seguirá pasando mientras los encargados de aplicar la ley sigan evadiendo esa responsabilidad”, sostiene.
LA NO APLICACION DE LA LEY ALIENTA ESTAS CONDUCTAS
La activista subraya que para frenar este tipo de conductas de propietarios de animales que recurren a la mutilación de los mismos con fines estéticos o cometen acciones de maltrato, la autoridad municipal debe ser inflexible en la aplicación de la ley.
“Pasa muchas veces que enviamos los reportes de maltrato animal a las Direcciones de Protección Animal de los tres municipios y en vez de ir a verificar, prefieren ponerse del lado de los dueños, antes que proteger a las mascotas, a pesar de que la Ley contempla eso”, dice.
En la medida en que se atiendan las denuncias y se sancione a quien afecta a los animales de compañía, las organizaciones civiles que defienden sus derechos habrán logrado avanzar tanto en la creación de una conciencia ciudadana, como en la manera en que las autoridades asumen su propia responsabilidad en este tema.