/ jueves 28 de noviembre de 2019

Peligro latente, nos quedamos sin agua

La sequía de este año se prolongó casi tres meses más de lo esperado, situación que puso en jaque no solo al municipio de Altamira, sino también a Tampico y Madero

La sequía de este año se prolongó casi tres meses más de lo esperado, situación que puso en jaque no solo al municipio de Altamira, sino también a Tampico y Madero, que tuvieron tandeos en el suministro de agua potable al combinarse el estiaje con la fuga de 10 mil litros por segundo de agua dulce en el sistema lagunario del Tamesí.

La capacidad de la Laguna del Champayán y de la parte baja del Tamesí ha disminuido de forma alarmante en los últimos cinco años pues los sedimentos acumulados han aumentado más de 70 centímetros, lo que deja sin captación varias áreas de la Cuenca del Tamesí y si sumamos a eso la fuga del dique El Camalote el impacto en unos años puede ser devastador.

El exdelegado regional de la Semarnat, Andrés Bonilla Ibarra, menciona que “la última sequía fue muy ruda, bajó los tirantes de agua de los humedales de la zona de Altamira entre 15 y 20% más que en años anteriores, y si no empezamos a realizar acciones como reforestar y crear una oportunidad a los suelos que tengan una cubierta, el cambio climático llegará más pronto de lo que los científicos han estado estimando”.

El Tamesí sirve para el abasto de agua de la zona sur de Tamaulipas donde habitan poco más de 800 mil personas, están instaladas 35 empresas industriales y se alimentan poco más de 60 mil hectáreas de cultivos, por lo que la fuga de agua dulce ha hecho que la región vaya perdiendo competitividad.

La condición de caída en la capacidad de suministro de agua, que desde hace 10 años ha disminuido en 20%, resulta de alto riesgo para el desarrollo en la región al tener implicaciones que afectan desde las familias hasta el sector industrial, pasando por la producción de alimentos, con un impacto importante en el desarrollo del estado.

El estudio de batimetría y mecánica de suelo que realizó la Universidad Autonóma de Tamaulipas del proyecto de la rehabilitación de 21 kilómetros de diques del sistema lagunario arrojó que se requiere de más de 200 millones de pesos para evitar que el agua siga fugándose hacia el mar, recursos que solo mediante los tres órganos de gobierno pueden solventarse.

Las obras del dique en la zona conocida como El Camalote, un estero que divide a los estados de Tamaulipas y Veracruz, fueron creadas desde hace 60 años, afectando a unos siete ejidos al derivar en el aumento del nivel de agua, pero ahora presentan varias fugas a pesar de trabajos que se han hecho.

El riesgo es que Tampico, Madero y Altamira, en su conjunto tiene un consumo aproximado de 3 mil litros de agua por segundo, situación que requiere de atención debido a que el agua del sistema lagunario presenta un bajo nivel y ya en el 2013 se vivió la primera crisis del agua, cuando el 60 por ciento de las colonias de Altamira se quedaron sin el vital líquido.

Este mes la Asociación Ciudadanos Concientes de Acción por México A. C. inició el proyecto de Remedicación de la Laguna El Chairel, teniendo en una primera etapa realizar un diagnóstico sobre las condiciones que guarda el sistema, con lo que se busca comenzar con acciones que aporten una solución a este problema, sobre todo al de la contaminación de los vasos lacustres.

Felipe Martínez Ayala, uno de los ingenieros a cargo de este proyecto comentó que los cuerpos que integraban el sistema lagunario se han ido perdiendo y es importante que la población se involucre en los proyectos de rescate de las lagunas antes que sea demasiado tarde y se tenga que traer agua de otras zonas a pesar que la región tuvo una riqueza que se fue perdiendo a lo largo de los años.

“El futuro nos está alcanzando, ya está aquí el cambio climático y la falta de agua, es necesario que la población toime conciencia y voltee a ver a este sistema que fue considerado uno de los más activos y bellos de américa latina, que ahora pide nuestra ayuda para no morir y pase a ser solo un recuerdo como otros recursos que se tuvieron en la zona”, concluye el ambientalista.

DATOS

La zona metropolitana consume 3 mil litros de agua por segundo.

La fuga en El Camalote representa una perdida de 10 mil litros por segundo.

Estudios revelan que se necesitan más de 200 millones de pesos

Los tirantes de agua de los humedales en Altamira bajaron entre un 15 ó 20 % más que otros años.

Poco más de 800 mil personas requieren del suministro de agua.

La sequía de este año se prolongó casi tres meses más de lo esperado, situación que puso en jaque no solo al municipio de Altamira, sino también a Tampico y Madero, que tuvieron tandeos en el suministro de agua potable al combinarse el estiaje con la fuga de 10 mil litros por segundo de agua dulce en el sistema lagunario del Tamesí.

La capacidad de la Laguna del Champayán y de la parte baja del Tamesí ha disminuido de forma alarmante en los últimos cinco años pues los sedimentos acumulados han aumentado más de 70 centímetros, lo que deja sin captación varias áreas de la Cuenca del Tamesí y si sumamos a eso la fuga del dique El Camalote el impacto en unos años puede ser devastador.

El exdelegado regional de la Semarnat, Andrés Bonilla Ibarra, menciona que “la última sequía fue muy ruda, bajó los tirantes de agua de los humedales de la zona de Altamira entre 15 y 20% más que en años anteriores, y si no empezamos a realizar acciones como reforestar y crear una oportunidad a los suelos que tengan una cubierta, el cambio climático llegará más pronto de lo que los científicos han estado estimando”.

El Tamesí sirve para el abasto de agua de la zona sur de Tamaulipas donde habitan poco más de 800 mil personas, están instaladas 35 empresas industriales y se alimentan poco más de 60 mil hectáreas de cultivos, por lo que la fuga de agua dulce ha hecho que la región vaya perdiendo competitividad.

La condición de caída en la capacidad de suministro de agua, que desde hace 10 años ha disminuido en 20%, resulta de alto riesgo para el desarrollo en la región al tener implicaciones que afectan desde las familias hasta el sector industrial, pasando por la producción de alimentos, con un impacto importante en el desarrollo del estado.

El estudio de batimetría y mecánica de suelo que realizó la Universidad Autonóma de Tamaulipas del proyecto de la rehabilitación de 21 kilómetros de diques del sistema lagunario arrojó que se requiere de más de 200 millones de pesos para evitar que el agua siga fugándose hacia el mar, recursos que solo mediante los tres órganos de gobierno pueden solventarse.

Las obras del dique en la zona conocida como El Camalote, un estero que divide a los estados de Tamaulipas y Veracruz, fueron creadas desde hace 60 años, afectando a unos siete ejidos al derivar en el aumento del nivel de agua, pero ahora presentan varias fugas a pesar de trabajos que se han hecho.

El riesgo es que Tampico, Madero y Altamira, en su conjunto tiene un consumo aproximado de 3 mil litros de agua por segundo, situación que requiere de atención debido a que el agua del sistema lagunario presenta un bajo nivel y ya en el 2013 se vivió la primera crisis del agua, cuando el 60 por ciento de las colonias de Altamira se quedaron sin el vital líquido.

Este mes la Asociación Ciudadanos Concientes de Acción por México A. C. inició el proyecto de Remedicación de la Laguna El Chairel, teniendo en una primera etapa realizar un diagnóstico sobre las condiciones que guarda el sistema, con lo que se busca comenzar con acciones que aporten una solución a este problema, sobre todo al de la contaminación de los vasos lacustres.

Felipe Martínez Ayala, uno de los ingenieros a cargo de este proyecto comentó que los cuerpos que integraban el sistema lagunario se han ido perdiendo y es importante que la población se involucre en los proyectos de rescate de las lagunas antes que sea demasiado tarde y se tenga que traer agua de otras zonas a pesar que la región tuvo una riqueza que se fue perdiendo a lo largo de los años.

“El futuro nos está alcanzando, ya está aquí el cambio climático y la falta de agua, es necesario que la población toime conciencia y voltee a ver a este sistema que fue considerado uno de los más activos y bellos de américa latina, que ahora pide nuestra ayuda para no morir y pase a ser solo un recuerdo como otros recursos que se tuvieron en la zona”, concluye el ambientalista.

DATOS

La zona metropolitana consume 3 mil litros de agua por segundo.

La fuga en El Camalote representa una perdida de 10 mil litros por segundo.

Estudios revelan que se necesitan más de 200 millones de pesos

Los tirantes de agua de los humedales en Altamira bajaron entre un 15 ó 20 % más que otros años.

Poco más de 800 mil personas requieren del suministro de agua.

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