Pueblo Viejo, Ver., Febrero 27.- Don Primitivo Alvarado Rivera, un habitante del sector Punta de Malagana, en la Congregación Anáhuac en Pueblo Viejo, decidió fabricar muebles rústicos a partir de tarimas recicladas de madera, con lo que busca ganarse el sustento diario al no tener un empleo.
El ahora carpintero optó por este oficio al no poder tener un empleo, luego de sufrir un accidente que por poco le cuesta la vida cuando recibió una potente descarga eléctrica mientras realizaba trabajos de albañilería, lo que le dejó secuelas incapacitantes que le impiden poder ser empleado.
Sentado en una silla que él mismo fabricó, el carpintero de las tarimas espera paciente los clientes que habrán de adquirir uno de los muebles que ha fabricado.
FÁBRICA MUEBLES DESDE HACE 12 AÑOS
Don Primitivo tiene su pequeño taller en la calle Pánuco, entre las calles Brasil y Venezuela, de la Punta de Malagana, donde también oferta accesorios para telefonía móvil.
Recordó que desde hace 12 años aproximadamente se ha dedicado a fabricar muebles rústicos a partir de tarimas, elabora pequeños bancos que dice son para los ostioneros que vende en 50 pesos.
También fabrica mesas de 250 pesos, sillas, jugueteros, trinchadores, sillones tipo butaca tejidos con hilo, además de realizar trabajos sobre pedido y el precio siempre es a tratar para las personas de escasos recursos.
Además de carretillas para los ostioneros de las que, dice, ese tipo de trabajo requieren mayor cantidad de madera, así como de los clavos, por lo que su precio también es un poco mayor.
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Sobre la forma en la que adquiere las tarimas, dice que en ocasiones se las compra un camión que pasa por ese sector ofertando las mismas, pero cuando no tiene el dinero para comprarlas acude con una mujer que también se dedica a venderlas a la que le pide tarimas a crédito y una vez que logra obtener un poco de dinero regresa para pagarle.
Don Primitivo Alvarado explica que debido a su condición de discapacidad tarda un poco más en elaborar un mueble por el esfuerzo que esto le significa, ya que -señala- el manejar un martillo le demanda mayor fatiga.