/ domingo 28 de abril de 2024

Alfa y omega / Yolanda

“Esto no puede ser nomás que una canción,

Quisiera fuera una declaración de amor”.

- Pablo Milanés, l962

Nos conocimos en la época de estudiantes, desde que la ví me gustó y me dije: “tiene que ser mi novia”.

Después de varios intentos y serenatas donde nunca faltó la canción del compositor cubano, la convencí y de ahí en adelante, hasta que la muerte nos separó.

Nos casamos en el 66, después de un noviazgo limpio y respetuoso que nos hacía pasar momentos plenos de paz interna y de sueños en el futuro.

Yo era en aquel entonces un reportero en ciernes, rodeado de grandes periodistas que me enseñaron lo más importante del oficio, aunque la economía no era del todo lo deseable para un matrimonio que se iniciaba, tan solo con el corazón repleto de esperanzas y proyectos.

Sin embargo, el hermoso sentimiento espiritual que nos unía, nos dio la fuerza y la entereza necesaria para salir adelante en todo lo que emprendimos.

Ella era tranquila, bella, de un carácter dulce que encantaba a quienes conocíamos y siempre conservó esa paz interior que la caracterizó durante su vida.

En 1974 Dios nos envió una prueba difícil de aprobar, pero de la que logramos salir victoriosos, luego de un peligrosa operación de un aneurisma que estuvo a punto de vencerla.

Después de eso, el destino nos llevó por caminos llenos de cosas bellas, de plenas realizaciones que nos unieron a la élite de un gobierno glorioso, como lo fue el de Enrique Cárdenas González y de aquella gran Dama Doña Berta del Avellano de Cárdenas. No nos podemos quejar, el Santísimo Padre nos condujo por senderos inequívocos hacia metas superiores, que yo logré culminar al pertenecer, aunque por un corto tiempo, al grupo de prensa del Gobierno de José López Portillo.

Escribo esto porque ayer se cumplieron 10 años de su partida, Dios la mandó llamar a su Reino y yo me quedé esperando mi turno en esta vida hasta que mi misión quede cumplida.

Y aquí repito la frase de aquella inspiración sublime de Milanés.

Si alguna vez me siento derrotado

Renuncio a ver el sol cada mañana

Rezando el Credo que me has enseñado

Mirando a tu cara y digo en la ventana

Yolanda, Yolanda, Eternamente Yolanda.

Ese era el nombre de mi novia y esposa, madre de mis hijos e inspiración de mis esfuerzos y de mis sueños y bendigo a Pablo Milanés porque su Yolanda fue el fuego que inició el calor a mi vida con mi propia Yolanda.

Espero que este modesto pergeño se eleve despacio con los vientos sagrados del amor y pueda llegar al espíritu de Yolanda, la mujer que le dio fuerza a mi vida e inspiró mi destino y circunstancia.

Hoy te digo Yolanda, recordando al poeta cubano;

Si me faltaras no voy a morirme

Si he de morir quiero que sea contigo

Mi soledad se siente acompañada

Por eso a veces sé que te necesito.

P.D.- La soledad no es producida por la ausencia de alguien, sino por el retiro nuestro a la realidad que nos toca vivir.

“Esto no puede ser nomás que una canción,

Quisiera fuera una declaración de amor”.

- Pablo Milanés, l962

Nos conocimos en la época de estudiantes, desde que la ví me gustó y me dije: “tiene que ser mi novia”.

Después de varios intentos y serenatas donde nunca faltó la canción del compositor cubano, la convencí y de ahí en adelante, hasta que la muerte nos separó.

Nos casamos en el 66, después de un noviazgo limpio y respetuoso que nos hacía pasar momentos plenos de paz interna y de sueños en el futuro.

Yo era en aquel entonces un reportero en ciernes, rodeado de grandes periodistas que me enseñaron lo más importante del oficio, aunque la economía no era del todo lo deseable para un matrimonio que se iniciaba, tan solo con el corazón repleto de esperanzas y proyectos.

Sin embargo, el hermoso sentimiento espiritual que nos unía, nos dio la fuerza y la entereza necesaria para salir adelante en todo lo que emprendimos.

Ella era tranquila, bella, de un carácter dulce que encantaba a quienes conocíamos y siempre conservó esa paz interior que la caracterizó durante su vida.

En 1974 Dios nos envió una prueba difícil de aprobar, pero de la que logramos salir victoriosos, luego de un peligrosa operación de un aneurisma que estuvo a punto de vencerla.

Después de eso, el destino nos llevó por caminos llenos de cosas bellas, de plenas realizaciones que nos unieron a la élite de un gobierno glorioso, como lo fue el de Enrique Cárdenas González y de aquella gran Dama Doña Berta del Avellano de Cárdenas. No nos podemos quejar, el Santísimo Padre nos condujo por senderos inequívocos hacia metas superiores, que yo logré culminar al pertenecer, aunque por un corto tiempo, al grupo de prensa del Gobierno de José López Portillo.

Escribo esto porque ayer se cumplieron 10 años de su partida, Dios la mandó llamar a su Reino y yo me quedé esperando mi turno en esta vida hasta que mi misión quede cumplida.

Y aquí repito la frase de aquella inspiración sublime de Milanés.

Si alguna vez me siento derrotado

Renuncio a ver el sol cada mañana

Rezando el Credo que me has enseñado

Mirando a tu cara y digo en la ventana

Yolanda, Yolanda, Eternamente Yolanda.

Ese era el nombre de mi novia y esposa, madre de mis hijos e inspiración de mis esfuerzos y de mis sueños y bendigo a Pablo Milanés porque su Yolanda fue el fuego que inició el calor a mi vida con mi propia Yolanda.

Espero que este modesto pergeño se eleve despacio con los vientos sagrados del amor y pueda llegar al espíritu de Yolanda, la mujer que le dio fuerza a mi vida e inspiró mi destino y circunstancia.

Hoy te digo Yolanda, recordando al poeta cubano;

Si me faltaras no voy a morirme

Si he de morir quiero que sea contigo

Mi soledad se siente acompañada

Por eso a veces sé que te necesito.

P.D.- La soledad no es producida por la ausencia de alguien, sino por el retiro nuestro a la realidad que nos toca vivir.