/ domingo 5 de mayo de 2024

Alfa y Omega / Soy libre

Yo no sé si la vida tenga problemas conmigo, lo que sí sé es que yo no tengo problemas con la vida, he aprendido a aceptar las cosas como se presentan, como vienen, como son, pero también he aprendido a reconocer cuáles son las buenas y cuáles son las malas y en su momento, adoptar las primeras y rechazar las segundas.

Para mí, la vida es la que se vive en el momento presente, en el aquí y en el ahora, no la que se disfrutó o se sufrió en el pasado, ni tampoco es la que en el futuro se hará presente, si es que habrá un futuro, nadie la sabe.

La vida, creo yo, no es el tiempo, es la circunstancia de cada momento, es cada eslabón que escalamos minuto a minuto, hacia la cúspide de nuestro propio destino.

Dios nos creó como seres vivos, no como vegetales que están ahí, inertes, que se mueven sólo por la acción del viento; por eso, una persona que permanece inactiva en su presente, está condenada sin remedio a perecer sin trascendencia, a pasar por este mundo sin dejar huella de su vida inútil.

Dios nos proporcionó también la facultad de pensar, de razonar, para que cada quien tome el camino correcto que ya está trazado hacia la eternidad, despojado de cargas morales o espirituales que no se disiparon en su momento.

Se puede pensar en el futuro, sí, siempre y cuando se haga en base a proyectos bien estudiados y estructurados, porque un edificio que se construye sin bases firmes, está condenado a venirse abajo ante el embate de un fuerte viento.

En el hoy de todos, existen manos que estarán dispuestas a tenderse en favor nuestro, de amigos que se cultivaron con actitudes de respeto y de lealtad nuestra hacia ellos, pero también hay garras dispuestas a darte el zarpazo, tan sólo por alimentar a su ego, o por envidia acumulada.

Es ahí donde la sabiduría que Dios nos dio, debe ser puesta a funcionar, para dar a cada quien lo que se merece, gratitud o indiferencia.

Yo me siento en paz con la vida, he procurado en los últimos años, apaciguar mis rencores y cultivar mis afectos, volcar mis valores morales y espirituales hacia mi familia y respetar a toda persona para poder esperar respeto de los demás.

En el andar por los senderos de Dios, el polvo del camino me ha impregnado de prudencia y me ha cubierto de sentimientos libres de actitudes negativas, puedo decir que no le debo nada a nadie, más que gratitud eterna, a quienes me han dado su amistad sincera y su apoyo de gran valía.

Soy libre y hago lo que me gusta, escribir de las cosas diarias a donde me lleva mi propia circunstancia, soñar con un mundo mejor que el nuestro, que de seguro ha de existir más allá de este plano material, en los linderos del tiempo y del espacio.

P.D.- Soy libre.

Yo no sé si la vida tenga problemas conmigo, lo que sí sé es que yo no tengo problemas con la vida, he aprendido a aceptar las cosas como se presentan, como vienen, como son, pero también he aprendido a reconocer cuáles son las buenas y cuáles son las malas y en su momento, adoptar las primeras y rechazar las segundas.

Para mí, la vida es la que se vive en el momento presente, en el aquí y en el ahora, no la que se disfrutó o se sufrió en el pasado, ni tampoco es la que en el futuro se hará presente, si es que habrá un futuro, nadie la sabe.

La vida, creo yo, no es el tiempo, es la circunstancia de cada momento, es cada eslabón que escalamos minuto a minuto, hacia la cúspide de nuestro propio destino.

Dios nos creó como seres vivos, no como vegetales que están ahí, inertes, que se mueven sólo por la acción del viento; por eso, una persona que permanece inactiva en su presente, está condenada sin remedio a perecer sin trascendencia, a pasar por este mundo sin dejar huella de su vida inútil.

Dios nos proporcionó también la facultad de pensar, de razonar, para que cada quien tome el camino correcto que ya está trazado hacia la eternidad, despojado de cargas morales o espirituales que no se disiparon en su momento.

Se puede pensar en el futuro, sí, siempre y cuando se haga en base a proyectos bien estudiados y estructurados, porque un edificio que se construye sin bases firmes, está condenado a venirse abajo ante el embate de un fuerte viento.

En el hoy de todos, existen manos que estarán dispuestas a tenderse en favor nuestro, de amigos que se cultivaron con actitudes de respeto y de lealtad nuestra hacia ellos, pero también hay garras dispuestas a darte el zarpazo, tan sólo por alimentar a su ego, o por envidia acumulada.

Es ahí donde la sabiduría que Dios nos dio, debe ser puesta a funcionar, para dar a cada quien lo que se merece, gratitud o indiferencia.

Yo me siento en paz con la vida, he procurado en los últimos años, apaciguar mis rencores y cultivar mis afectos, volcar mis valores morales y espirituales hacia mi familia y respetar a toda persona para poder esperar respeto de los demás.

En el andar por los senderos de Dios, el polvo del camino me ha impregnado de prudencia y me ha cubierto de sentimientos libres de actitudes negativas, puedo decir que no le debo nada a nadie, más que gratitud eterna, a quienes me han dado su amistad sincera y su apoyo de gran valía.

Soy libre y hago lo que me gusta, escribir de las cosas diarias a donde me lleva mi propia circunstancia, soñar con un mundo mejor que el nuestro, que de seguro ha de existir más allá de este plano material, en los linderos del tiempo y del espacio.

P.D.- Soy libre.