/ sábado 25 de mayo de 2024

Gryita.com / Agüita linda

Nunca imaginamos que faltaría.

Recuerdo cuando niño el Día de la Marina cómo volaban por los aires los globos con agua y todos corríamos divertidos.

Los jardines de las casas tenían con mucha frecuencia los rehiletes encendidos y el agua surcaba los aires pintando de humedad el verde brillante del zacate y en la mía a veces los perros jugaban a mojarse.

Frecuentemente se podía ver a las amas de casa regar la calle con la manguera después de barrer y lavar literalmente sus cocheras y entradas mientras el agua corría por las orillas de las banquetas.

La gente lavaba los autos por las noches o los fines de semana y las mangueras escupían el cristalino brillo de la reina de la naturaleza tiradas en el piso mientras el usuario enjabonaba la unidad para después repetir la operación con las llantas y los tapetes.

A mí me regañaba mi madre porque yo en verdad cantaba en la regadera, la acústica del baño me servía de efecto y podía escuchar mi voz engrandecida de modo que en tal trance, los temas de José José, Raphael y Joan Manuel Serrat me resultaban especialmente placenteros, bajo la lluvia interior del agua fresca.

¿Quién se iba a imaginar que un día sucedería esto?

En estos días algunos ya han aprendido a regular sus actividades para tomar duchas en momentos específicos y así aprovechar la higiene por más tiempo.

A lavarse los dientes con un vasito de agua de botellón y a cambiar el famosísimo "jálale" por el "échale, ahí está una cubeta”, divertidas voces sanitarias que un día consideramos de fin del mundo.

Una plática con mi hija me hizo en verdad reírme, ella me decía muy divertida ¿sabes qué estamos haciendo en la escuela para ahorrar agua?, vamos al baño y no le jalamos, hasta que se juntan unos cinco y ya ¡viene la descarga!.

Hoy algunos ya saben que las toallitas húmedas no son solo para bebés y que los botes de mantequilla o de yogurt son súper útiles, sin dejar de considerar que actualmente muchos ya conocen el precio, pero sobre todo el gran valor de los receptáculos plásticos de colores.

El agua de botellón ya no solo sirve para beber y su precio varía a diario, se volvió el pan de cada día andar buscando dónde sí tienen o dónde rellenar el vacío.

Las nuevas construcciones que habían olvidado colocar tinacos en los techos, por ahorrar o tal vez porque las nuevas generaciones los consideraban “modas vintage” o innecesa-rios, hoy lo han recordado y las que lo tenían pero que no sabían que no servía ya lo mandaron a arreglar.

Ahora, como si fueran cubrebocas en pandemia, son los vendedores de estos enormes recipientes de agua ultraligeros quienes están haciendo su agosto, igual que los purificadores y comercializadores del vital líquido.

Jamás imaginamos la alegría que nos daría escuchar salir el chorro por la mañana y gritar de alegría, "sí hay agua, sí hay agua", para aprovechar y tomar un regaderazo, lavar la ropa o guardar un poco para mañana.

Yo creo que esto se va a resolver, pronto estarán bombeando agua prestada y después seguramente lloverá y todo volverá a la tranquilidad.

Pero, dígame algo, ¿en verdad vamos a permitir que vuelva a ocurrir?

Ciertamente debemos enseñar a las nuevas generaciones lo importante de no dilapidar los recursos, también de poner énfasis en el cuidado del planeta, la creación de tecnología para la supervivencia, pero no podemos ni debemos sacar de la ecuación el pedir a las autoridades responsables el hacerse cargo de lo que les corresponde.

Acuérdese, en esta época, le van a ofrecer a usted no las perlas de la Virgen sino ¡hasta una cita con ella si es necesario!, aquí el tema es ¿quién se va encargar de lo verdaderamente importante?

No se deje engañar, actualmente el agua es la bandera de algunos pero hasta hace muy poco no le importaba a nadie.

Por ahora, ya que empiece a salir poquito más, cuídela, ¡acuérdese que luego andamos tristeando!

RE-GENERACIÓN 19

Escríbeme:

gryitafuerte@gmail.com

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Nunca imaginamos que faltaría.

Recuerdo cuando niño el Día de la Marina cómo volaban por los aires los globos con agua y todos corríamos divertidos.

Los jardines de las casas tenían con mucha frecuencia los rehiletes encendidos y el agua surcaba los aires pintando de humedad el verde brillante del zacate y en la mía a veces los perros jugaban a mojarse.

Frecuentemente se podía ver a las amas de casa regar la calle con la manguera después de barrer y lavar literalmente sus cocheras y entradas mientras el agua corría por las orillas de las banquetas.

La gente lavaba los autos por las noches o los fines de semana y las mangueras escupían el cristalino brillo de la reina de la naturaleza tiradas en el piso mientras el usuario enjabonaba la unidad para después repetir la operación con las llantas y los tapetes.

A mí me regañaba mi madre porque yo en verdad cantaba en la regadera, la acústica del baño me servía de efecto y podía escuchar mi voz engrandecida de modo que en tal trance, los temas de José José, Raphael y Joan Manuel Serrat me resultaban especialmente placenteros, bajo la lluvia interior del agua fresca.

¿Quién se iba a imaginar que un día sucedería esto?

En estos días algunos ya han aprendido a regular sus actividades para tomar duchas en momentos específicos y así aprovechar la higiene por más tiempo.

A lavarse los dientes con un vasito de agua de botellón y a cambiar el famosísimo "jálale" por el "échale, ahí está una cubeta”, divertidas voces sanitarias que un día consideramos de fin del mundo.

Una plática con mi hija me hizo en verdad reírme, ella me decía muy divertida ¿sabes qué estamos haciendo en la escuela para ahorrar agua?, vamos al baño y no le jalamos, hasta que se juntan unos cinco y ya ¡viene la descarga!.

Hoy algunos ya saben que las toallitas húmedas no son solo para bebés y que los botes de mantequilla o de yogurt son súper útiles, sin dejar de considerar que actualmente muchos ya conocen el precio, pero sobre todo el gran valor de los receptáculos plásticos de colores.

El agua de botellón ya no solo sirve para beber y su precio varía a diario, se volvió el pan de cada día andar buscando dónde sí tienen o dónde rellenar el vacío.

Las nuevas construcciones que habían olvidado colocar tinacos en los techos, por ahorrar o tal vez porque las nuevas generaciones los consideraban “modas vintage” o innecesa-rios, hoy lo han recordado y las que lo tenían pero que no sabían que no servía ya lo mandaron a arreglar.

Ahora, como si fueran cubrebocas en pandemia, son los vendedores de estos enormes recipientes de agua ultraligeros quienes están haciendo su agosto, igual que los purificadores y comercializadores del vital líquido.

Jamás imaginamos la alegría que nos daría escuchar salir el chorro por la mañana y gritar de alegría, "sí hay agua, sí hay agua", para aprovechar y tomar un regaderazo, lavar la ropa o guardar un poco para mañana.

Yo creo que esto se va a resolver, pronto estarán bombeando agua prestada y después seguramente lloverá y todo volverá a la tranquilidad.

Pero, dígame algo, ¿en verdad vamos a permitir que vuelva a ocurrir?

Ciertamente debemos enseñar a las nuevas generaciones lo importante de no dilapidar los recursos, también de poner énfasis en el cuidado del planeta, la creación de tecnología para la supervivencia, pero no podemos ni debemos sacar de la ecuación el pedir a las autoridades responsables el hacerse cargo de lo que les corresponde.

Acuérdese, en esta época, le van a ofrecer a usted no las perlas de la Virgen sino ¡hasta una cita con ella si es necesario!, aquí el tema es ¿quién se va encargar de lo verdaderamente importante?

No se deje engañar, actualmente el agua es la bandera de algunos pero hasta hace muy poco no le importaba a nadie.

Por ahora, ya que empiece a salir poquito más, cuídela, ¡acuérdese que luego andamos tristeando!

RE-GENERACIÓN 19

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