Lector, si existiera una manera de saber el destino y fuera legal, ¿ renunciaría a ello? Seguramente, no. Quizá haya una manera de saber el futuro. Descartemos la bola de cristal, el tarot y los horóscopos ( aunque es bueno leerlos antes de salir a la calle). Nos referimos a la estadística. Una herramienta que nos permite obtener valiosas conclusiones, sin lo esotérico o místico de otras opciones.
La estadística establece de manera ordenada los ciclos en que transcurre el desarrollo de la humanidad. Nos permite sacar provecho de las tendencias propias de la actuación humana. En su catálogo, podemos incluir los sondeos de opinión o encuestas.
Hay que distinguir entre las encuestas propias y las públicas. Las primeras, se realizan únicamente para el consumo interno de los partidos políticos o personas que las ordenan. Las segundas, son hechas a modo y se utilizan como arma poderosa en la lucha propagandística para sumar votos y agenciarse voluntades.
Ahora mismo, podemos dar un atisbo al futuro político de la nación . De las Heras, una casa encuestadora bien identificada, reporta una fuerte ventaja de Claudia Sheinbaum ( 65%) sobre Xóchitl Gálvez( 13%); tendencia que aumentó en las últimas tres semanas, según fuentes autorizadas.
Algo no funciona bien en la oposición.
PS. Lector, el 13 de julio de este año (sin ser adivinos), expresamos que insistían en mostrarnos a la precandidata Xóchitl Gálvez como el descubrimiento del siglo, cual si en ella repentinamente se hubiese hallado lo que no se había visto, lo que aún no se conocía. Y que se desestimaba el juicio de los mexicanos para distinguir entre aquello que es un descubrimiento y lo que es un invento.
Argumentamos que se descubre un planeta.
Se descubren señales en la luna.
Galileo descubre que la tierra se mueve. Y que nada de eso se inventa , puesto que todas las cosas existían antes de que se descubriesen. Por tanto, las cosas artificiales se inventan, no se descubren.
¿ Ocultar cómo se vive? Imposible. Menos en el mundo actual. Es utópico tratar de falsear la humildad de la persona grande y poderosa, la que emana de la realidad social de su propio pueblo. No. No se puede. Ni en unas semanas se modela la imagen de un buen esposo o esposa, un buen padre, una buena madre, una buena hija, un buen hijo. Eso no es posible, se vería falso y complicado de aceptar aún para los habituales.
Señalamos, que más bien fue remarcar lo ya existente, que a estas alturas, a nadie se puede engañar con una imagen de pobre cuando se es rico, o de liberal cuando no lo es. La táctica del camaleón tiene su guasa. Pero no hay que olvidar que el pueblo – y el pueblo ya no es el mismo--, tiene una memoria histórica y resultaría imposible inventar una trayectoria de años en pocas semanas o meses. Ni funcionan –ya de hecho no funcionan ahora--, los discursos floridos, las palabras altisonantes, y los eventos de relumbrón y grandilocuentes; hasta cómicos. Ya se vio en estos meses. Se requiere otro tipo de actitud, otro tipo de mensaje. Pero siguen alejados y distantes – las encuestas lo corroboran--, sin entender lo que el pueblo quiere.
Y al igual que ayer, como ahora: “Les sobra mundo”, pero les falta calle.
La “liberalización” de la economía en México, con sus ingentes mercados energéticos, suscitó la rápida aparición de grandes fortunas. Por citar dos casos, Carlos Slim Helú, dueño de Telmex, y Alberto Bailléres, principal accionista del grupo Peñoles, GNP seguros y el Palacio de Hierro, personajes astutos, aunque un tanto contradictorios.
Igualmente, en la extinta Unión Soviética, la privatización de empresas públicas vio surgir personajes que súbitamente acumularon toneladas de dólares; divisa que les permitió adquirir aviones y botes de lujo; bienes inmuebles, islas en el Mediterráneo y hasta equipos de futbol de la Liga Premier inglesa. Nombres como Abramovich, Usmanov, Rybolovieb Prokhorov o Mijail Jodorkovski, son identificados en los ámbitos financieros, políticos y del balompié internacional.
Esto viene a referencia, cuando la “liberalización” de la economía en Argentina, genera una pregunta, ¿ Se repetirá, como en otros países, la súbita aparición de grandes fortunas? Cosas veredes.
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