/ sábado 2 de diciembre de 2023

Cantos del Poder | Miscelánea sabatina

Henry Kissinger, agente de negociaciones difíciles del gobierno al norte del río Bravo, cruzó el exit. Tenía cien años. Si usted desconoce lo que esta enigmática figura es para América Latina, despreocúpese, eso es lo que hoy le tenemos de almuerzo en este espacio.

Entender quién fue el intrépido Dr. “K” no requiere de un archivo o buena memoria, solo sentido común.

El Dr. “K” inició su prolongada carrera detrás de un escritorio de la compañía petrolera Standard Oil Petroleum Company. Fue secretario de Estado en la administración de Richard M. Nixon y negociador de la guerra de Viet-nam. Arregló el retorno de un millón de soldados norteamericanos a su país y abandonó a su suerte al gobierno sudvietnamita y sus soldados, que fueron masacrados por las fuerzas de Viet-nam del Norte al mando de Ho Chi Min. En mil novecientos setenta y cinco se manifestó a favor de ocupar militarmente el territorio de los países árabes productores de petróleo y Venezuela, para evitar un posible estrangulamiento del mundo industrial. Se registra su velada actuación en la guerra árabe—israelí, como mediador, encomienda que le significó el premio Nobel de la Paz, pese a que lo único que obtuvo es que Egipto pactara una paz tan deleznable, que provocó la únión del mundo árabe para que el incendio prendiera en yesca seca.

El Dr. “K” representó a compañías estadounidenses en la carrera por obtener la sede de la Copa del Mundo en mil novecientos ochenta y seis. No lo logró. Pero años después promovió activamente la charada del Nuevo Orden Mundial, un sistema en el que el gigante opulento se ubicaría como el primero entre iguales. Pero el objetivo es (y lo sigue siendo) establecer un solo gobierno planetario.

Kissinger fue el artífice de la política exterior del gigante opulento, sostienen sus panegiristas. Es exagerar. Las dos maneras de negociar que en todo asunto importante lleva a cabo la potencia mundial que tenemos tan cerca son antes de Kissinger. Pero él fue quien las convirtió en la ambición de Maquiavelo. Por un lado, el acuerdo conocido, el normal, por encima de la mesa, y por el otro, el acuerdo verdadero, el real, por debajo.

Ahora, el postre del almuerzo. Kissinger encarna la política de una nación poderosa con el ejército más fuerte del mundo, tratando de desestabilizar gobiernos de Latinoamérica por razones económicas. Por hoy será mejor tomar algo de bicarbonato.

Causó prurito en ciertos círculos políticos que el gobierno actual autorizara desde el inicio, una partida presupuestal de 108 mil millones de pesos para el programa de becas “Jóvenes construyendo el futuro”, en apoyo a 2 millones 300 mil jóvenes. Los abundantes recursos a invertir en los becarios son un poco más de los 106 mil millones de pesos que recibió en 2018 para su operación la Sedesol.

Millones de jóvenes a los que malamente se llamó Ninis desaparecieron durante décadas de la miope perspectiva oficial. Fueron ignorados por las autoridades sin importarles el destino de los que “no estudian ni trabajan”. Andaban más ocupados en ver la manera de escalar puestos políticos, que en servir a la Patria y resolver en lo posible los problemas apremiantes.

Muchos “Ninis” comenzaron a delinquir ante la carencia de oportunidades para significarse socialmente. Salir de pobre requería ser futbolista que sale en la televisión, actriz de telenovela, o arriesgarse a cruzar el río Bravo sin papeles, en busca de un empleo bien remunerado, “pa' salir de pobre”.

Cientos de miles de estos jóvenes están en las penitenciarías, allí fueron a dar a causa de la ineficacia de quienes desde los altos puestos burocráticos traicionaron los ideales de ejercer una fuerza gubernativa idéntica para todos los sectores sociales que constituyen el conglomerado nacional.

El estilo de gobernar a la manera de antes es discriminatorio y, por ende, desvirtúa la esencia de lo que es un gobierno patriótico y democrático. Si esto equivale al suicidio en social o no, es lo más parecido. A esos gobernantes, en gran número , el poder les causó sordera, por lo que la inmensa mayoría de jóvenes aguardaron y suscribieron, sin obtener respuesta, solicitudes de empleo, con la esperanza de que esos malos gobiernos descubrieran que existen, que están allí, que son reales, que son parte de México, su país.

Hay cosas que nos marcan para siempre. El momento en que nos dicen que tener una mascota es un gran compromiso; el primer coche nuevo; el primer teléfono móvil; el primer beso romántico; el primer examen de admisión; la primera vez que votamos en unas elecciones políticas (y ganamos); el primer cheque de nómina recibido; el primer ascenso en la empresa (y el primer despido).

Como dice el cantautor Fito Páez, cada vez que lo encontramos lo volvemos a perder, cada salto en el vacío es una cuestión de fe, NUNCA NADA SE REPITE COMO LA PRIMERA VEZ.

Henry Kissinger, agente de negociaciones difíciles del gobierno al norte del río Bravo, cruzó el exit. Tenía cien años. Si usted desconoce lo que esta enigmática figura es para América Latina, despreocúpese, eso es lo que hoy le tenemos de almuerzo en este espacio.

Entender quién fue el intrépido Dr. “K” no requiere de un archivo o buena memoria, solo sentido común.

El Dr. “K” inició su prolongada carrera detrás de un escritorio de la compañía petrolera Standard Oil Petroleum Company. Fue secretario de Estado en la administración de Richard M. Nixon y negociador de la guerra de Viet-nam. Arregló el retorno de un millón de soldados norteamericanos a su país y abandonó a su suerte al gobierno sudvietnamita y sus soldados, que fueron masacrados por las fuerzas de Viet-nam del Norte al mando de Ho Chi Min. En mil novecientos setenta y cinco se manifestó a favor de ocupar militarmente el territorio de los países árabes productores de petróleo y Venezuela, para evitar un posible estrangulamiento del mundo industrial. Se registra su velada actuación en la guerra árabe—israelí, como mediador, encomienda que le significó el premio Nobel de la Paz, pese a que lo único que obtuvo es que Egipto pactara una paz tan deleznable, que provocó la únión del mundo árabe para que el incendio prendiera en yesca seca.

El Dr. “K” representó a compañías estadounidenses en la carrera por obtener la sede de la Copa del Mundo en mil novecientos ochenta y seis. No lo logró. Pero años después promovió activamente la charada del Nuevo Orden Mundial, un sistema en el que el gigante opulento se ubicaría como el primero entre iguales. Pero el objetivo es (y lo sigue siendo) establecer un solo gobierno planetario.

Kissinger fue el artífice de la política exterior del gigante opulento, sostienen sus panegiristas. Es exagerar. Las dos maneras de negociar que en todo asunto importante lleva a cabo la potencia mundial que tenemos tan cerca son antes de Kissinger. Pero él fue quien las convirtió en la ambición de Maquiavelo. Por un lado, el acuerdo conocido, el normal, por encima de la mesa, y por el otro, el acuerdo verdadero, el real, por debajo.

Ahora, el postre del almuerzo. Kissinger encarna la política de una nación poderosa con el ejército más fuerte del mundo, tratando de desestabilizar gobiernos de Latinoamérica por razones económicas. Por hoy será mejor tomar algo de bicarbonato.

Causó prurito en ciertos círculos políticos que el gobierno actual autorizara desde el inicio, una partida presupuestal de 108 mil millones de pesos para el programa de becas “Jóvenes construyendo el futuro”, en apoyo a 2 millones 300 mil jóvenes. Los abundantes recursos a invertir en los becarios son un poco más de los 106 mil millones de pesos que recibió en 2018 para su operación la Sedesol.

Millones de jóvenes a los que malamente se llamó Ninis desaparecieron durante décadas de la miope perspectiva oficial. Fueron ignorados por las autoridades sin importarles el destino de los que “no estudian ni trabajan”. Andaban más ocupados en ver la manera de escalar puestos políticos, que en servir a la Patria y resolver en lo posible los problemas apremiantes.

Muchos “Ninis” comenzaron a delinquir ante la carencia de oportunidades para significarse socialmente. Salir de pobre requería ser futbolista que sale en la televisión, actriz de telenovela, o arriesgarse a cruzar el río Bravo sin papeles, en busca de un empleo bien remunerado, “pa' salir de pobre”.

Cientos de miles de estos jóvenes están en las penitenciarías, allí fueron a dar a causa de la ineficacia de quienes desde los altos puestos burocráticos traicionaron los ideales de ejercer una fuerza gubernativa idéntica para todos los sectores sociales que constituyen el conglomerado nacional.

El estilo de gobernar a la manera de antes es discriminatorio y, por ende, desvirtúa la esencia de lo que es un gobierno patriótico y democrático. Si esto equivale al suicidio en social o no, es lo más parecido. A esos gobernantes, en gran número , el poder les causó sordera, por lo que la inmensa mayoría de jóvenes aguardaron y suscribieron, sin obtener respuesta, solicitudes de empleo, con la esperanza de que esos malos gobiernos descubrieran que existen, que están allí, que son reales, que son parte de México, su país.

Hay cosas que nos marcan para siempre. El momento en que nos dicen que tener una mascota es un gran compromiso; el primer coche nuevo; el primer teléfono móvil; el primer beso romántico; el primer examen de admisión; la primera vez que votamos en unas elecciones políticas (y ganamos); el primer cheque de nómina recibido; el primer ascenso en la empresa (y el primer despido).

Como dice el cantautor Fito Páez, cada vez que lo encontramos lo volvemos a perder, cada salto en el vacío es una cuestión de fe, NUNCA NADA SE REPITE COMO LA PRIMERA VEZ.