/ lunes 12 de abril de 2021

Con café y a media luz | Por fin llegó

Después de dos meses y medio, aproximadamente, de espera, por fin inicia hoy la primera etapa de vacunación contra el Covid-19 en las ciudades de Tampico y Ciudad Madero, recordemos que, en el caso de Altamira, las dosis llegaron cuatro o cinco semanas antes y fueron aplicadas con prontitud por las autoridades sanitarias de aquel lugar.

Y, aunque a principios de marzo, ya se tenía el lote de biológicos a aplicarse entre la población de la tercera edad de la urbe petrolera, estos tuvieron que ser devueltos ya que, por un error técnico o humano, las condiciones de temperatura en las que habían sido manipulados no fueron las idóneas y se corría el riesgo que no se tuviera la efectividad debida.

No obstante, como dice el viejo refrán: “No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue” y, como dijimos al principio de la entrega de este día, gentil amigo lector, a partir de hoy se aplicarán 50 mil dosis en Tampico y 43 mil en Ciudad Madero. Con esta buena noticia –porque sin duda, lo es– me asaltan varias dudas que pongo a su consideración en los párrafos siguientes.

La primera y, quizá sea la más importante, ¿Es suficiente esa cantidad de vacunas para satisfacer la demanda poblacional de personas de más de 60 años que están registradas en la zona sur de nuestra ciudad? Si revisamos el último dato del Inegi, en él se contabilizó una población constituida por poco más de 314 mil individuos y, con la cantidad de dosis enviadas, implicaría que solo el 16% de estos son ancianos. Detalle que no considero que sea real. Por su parte, Ciudad Madero arrojó, según el mismo instituto, al corte del 2020 una población que rebasa los 200 mil habitantes. Lo que indica que, lo más probable, es que 43 mil dosis sean suficientes pues es poco más del 21% de la totalidad de ciudadanos maderenses.

El siguiente cuestionamiento está fundamentado en la conurbación y en la variabilidad que trae consigo la población “flotante” que ha registrado su domicilio en Tampico o Madero por cuestiones de trabajo, sin embargo, han decidido radicar en lugares del norte de Veracruz y, para ellos, es más cómodo cruzar el río Pánuco en lancha. ¿Dicho porcentaje representará, a la postre, un déficit en la atención que se busca brindar a los abuelitos?

Asimismo, aunque haya quien se pueda ofender, se me ocurre una interrogante más en torno al tema de la administración del medicamento. ¿Cómo se busca garantizar que no haya desvío de vacunas para beneficiar a miembros de las familias de los distintos burócratas de la salud que intervendrán en el proceso de control y aplicación? Insisto. Aunque haya quien se pueda molestar, debemos reconocer que este fenómeno ha sido recurrente y constante en otras entidades de la República Mexicana.

Después, llegan a mi mente las preguntas referentes a la logística que se establecerá para evitar aglomeraciones, entorpecimientos y hasta actos ilícitos en contra de los ancianos tampiqueños y maderenses que buscarán hacerse de esta protección biológica.

Si bien es cierto que el proceso de registro empieza desde la casa gracias a la aplicación digital destinada para dicho fin que se puede descargar en tabletas y teléfonos celulares, así como la plataforma a la que se puede acceder desde las computadoras de escritorio y portátiles, también es verdad que hay dos limitantes. La primera es la brecha tecnológica que cada vez se hace más evidente y que afecta, principalmente, a las personas de la tercera edad y la segunda que refiere a la saturación de dichos servicios por parte de la población demandante.

Aunque el primer detalle puede ser salvado gracias a la intervención de un adolescente que haga el favor de registrar al anciano, debemos reconocer que no todos tienen la oportunidad de tener una mano amiga que les asista y les oriente para poder hacer la inscripción correspondiente. El segundo depende más de la suficiencia digital de los servidores web que están trabajando a toda la capacidad para que ningún mexicano se quede sin inocular.

En el punto de las muchedumbres, las largas filas y los tiempos de espera, me imagino que será casi imposible de evitar. Después de atestiguar lo acontecido en el CBTIS 105 de Altamira, nos podemos esperar el mismo fenómeno en los puntos designados para la vacunación en Tampico y Ciudad Madero. Para la primera fueron elegidas las instalaciones de la ExpoTampico para la vacunación a bordo de vehículo y las de la UAT para aquellos que acudan a pie. En el mismo orden, para la urbe petrolera fueron consideradas las áreas del estacionamiento del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero y las de la Unidad Deportiva.

¿Cómo evitar que se haga negocio con el “apartado” del lugar que algunos mozalbetes realizaron en Altamira y por el que cobraban hasta 500 pesos por anciano y cómo diferenciar esta actividad en aquellos que, en un acto de buena fe y genuino amor, van a ocupar por un rato el lugar de sus abuelitos para que estos no estén expuestos a las altas temperaturas y al inclemente sol mientras aguardan parados?

¿Qué estrategias implementarán las autoridades para evitar todas las cuestiones que planteamos arriba y otras que no se nos ocurrieron? Sin duda alguna deberán poner toda su atención para evitar insolaciones, robos, altercados, inconsistencias y otro tipo de trastornos para que esta jornada sea exitosa y sin contratiempos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

Después de dos meses y medio, aproximadamente, de espera, por fin inicia hoy la primera etapa de vacunación contra el Covid-19 en las ciudades de Tampico y Ciudad Madero, recordemos que, en el caso de Altamira, las dosis llegaron cuatro o cinco semanas antes y fueron aplicadas con prontitud por las autoridades sanitarias de aquel lugar.

Y, aunque a principios de marzo, ya se tenía el lote de biológicos a aplicarse entre la población de la tercera edad de la urbe petrolera, estos tuvieron que ser devueltos ya que, por un error técnico o humano, las condiciones de temperatura en las que habían sido manipulados no fueron las idóneas y se corría el riesgo que no se tuviera la efectividad debida.

No obstante, como dice el viejo refrán: “No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue” y, como dijimos al principio de la entrega de este día, gentil amigo lector, a partir de hoy se aplicarán 50 mil dosis en Tampico y 43 mil en Ciudad Madero. Con esta buena noticia –porque sin duda, lo es– me asaltan varias dudas que pongo a su consideración en los párrafos siguientes.

La primera y, quizá sea la más importante, ¿Es suficiente esa cantidad de vacunas para satisfacer la demanda poblacional de personas de más de 60 años que están registradas en la zona sur de nuestra ciudad? Si revisamos el último dato del Inegi, en él se contabilizó una población constituida por poco más de 314 mil individuos y, con la cantidad de dosis enviadas, implicaría que solo el 16% de estos son ancianos. Detalle que no considero que sea real. Por su parte, Ciudad Madero arrojó, según el mismo instituto, al corte del 2020 una población que rebasa los 200 mil habitantes. Lo que indica que, lo más probable, es que 43 mil dosis sean suficientes pues es poco más del 21% de la totalidad de ciudadanos maderenses.

El siguiente cuestionamiento está fundamentado en la conurbación y en la variabilidad que trae consigo la población “flotante” que ha registrado su domicilio en Tampico o Madero por cuestiones de trabajo, sin embargo, han decidido radicar en lugares del norte de Veracruz y, para ellos, es más cómodo cruzar el río Pánuco en lancha. ¿Dicho porcentaje representará, a la postre, un déficit en la atención que se busca brindar a los abuelitos?

Asimismo, aunque haya quien se pueda ofender, se me ocurre una interrogante más en torno al tema de la administración del medicamento. ¿Cómo se busca garantizar que no haya desvío de vacunas para beneficiar a miembros de las familias de los distintos burócratas de la salud que intervendrán en el proceso de control y aplicación? Insisto. Aunque haya quien se pueda molestar, debemos reconocer que este fenómeno ha sido recurrente y constante en otras entidades de la República Mexicana.

Después, llegan a mi mente las preguntas referentes a la logística que se establecerá para evitar aglomeraciones, entorpecimientos y hasta actos ilícitos en contra de los ancianos tampiqueños y maderenses que buscarán hacerse de esta protección biológica.

Si bien es cierto que el proceso de registro empieza desde la casa gracias a la aplicación digital destinada para dicho fin que se puede descargar en tabletas y teléfonos celulares, así como la plataforma a la que se puede acceder desde las computadoras de escritorio y portátiles, también es verdad que hay dos limitantes. La primera es la brecha tecnológica que cada vez se hace más evidente y que afecta, principalmente, a las personas de la tercera edad y la segunda que refiere a la saturación de dichos servicios por parte de la población demandante.

Aunque el primer detalle puede ser salvado gracias a la intervención de un adolescente que haga el favor de registrar al anciano, debemos reconocer que no todos tienen la oportunidad de tener una mano amiga que les asista y les oriente para poder hacer la inscripción correspondiente. El segundo depende más de la suficiencia digital de los servidores web que están trabajando a toda la capacidad para que ningún mexicano se quede sin inocular.

En el punto de las muchedumbres, las largas filas y los tiempos de espera, me imagino que será casi imposible de evitar. Después de atestiguar lo acontecido en el CBTIS 105 de Altamira, nos podemos esperar el mismo fenómeno en los puntos designados para la vacunación en Tampico y Ciudad Madero. Para la primera fueron elegidas las instalaciones de la ExpoTampico para la vacunación a bordo de vehículo y las de la UAT para aquellos que acudan a pie. En el mismo orden, para la urbe petrolera fueron consideradas las áreas del estacionamiento del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero y las de la Unidad Deportiva.

¿Cómo evitar que se haga negocio con el “apartado” del lugar que algunos mozalbetes realizaron en Altamira y por el que cobraban hasta 500 pesos por anciano y cómo diferenciar esta actividad en aquellos que, en un acto de buena fe y genuino amor, van a ocupar por un rato el lugar de sus abuelitos para que estos no estén expuestos a las altas temperaturas y al inclemente sol mientras aguardan parados?

¿Qué estrategias implementarán las autoridades para evitar todas las cuestiones que planteamos arriba y otras que no se nos ocurrieron? Sin duda alguna deberán poner toda su atención para evitar insolaciones, robos, altercados, inconsistencias y otro tipo de trastornos para que esta jornada sea exitosa y sin contratiempos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.