/ miércoles 14 de julio de 2021

Con café y a media luz | Una fractura anunciada

En las últimas semanas -después de la celebración de los tres años de MORENA en el gobierno federal- a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, le llueven vítores y señales de respaldo a lo que bien pudiera llamarse, “su meteórica carrera política”, la cual, tiene bien definido el rumbo a seguir y la meta a alcanzar: La presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.

Con el coro de “¡presidenta, presidenta!” en cualquier ceremonia o evento que pise, la mujer no puede disimular el gusto que siente -y es natural- por saberse respaldada por las fuerzas vivas del Movimiento de Regeneración Nacional y por el del propio presidente, Andrés Manuel López Obrador. Esto último, en ocasiones velado y, en otras, sumamente notorio.

En este tenor, el Ejecutivo federal, al concluir la semana anterior, quiso hacer un escamoteo discursivo cuando fue cuestionado por uno de los representantes de la prensa en torno a este respecto. En otras palabras y como decían los abuelitos posrevolucionarios, el mandatario “quiso taparle un ojo al macho” para tratar de disimular lo que ha estado en boca de todos los cercanos a él y se ha venido permeando a través de los distintos niveles que conforman la estructura partidista del escaparate que está en estos momentos ocupando “la silla” más importante de nuestra nación.

El tabasqueño enlistó a todos los cercanos. Lo mismo eran compañeros de fórmula que funcionarios en activo; gobernadores de extracción morenista que legisladores; o bien, algún otro personaje que estuviera “tras bambalinas” en este escenario de la política de las altas esferas, en donde, se asegura, que ya empezó la cuenta regresiva del sexenio más controvertido de la historia contemporánea de nuestro país.

Empero, algo ha cambiado en el ambiente. Ya no se respira igual y pareciera que una preocupación hace que se tambalee la seguridad que, otrora, era atesorada por algunos personajes que han dado todo en aras de los más altos ideales que construyen la visión del presidente López desde el PRD, pasando por “Honestidad Valiente”, hasta el actual organismo que lo llevó a ocupar lo que tanto anhelaba.

Lo que hizo el canciller Marcelo Ebrard, posterior a las declaraciones vertidas por su jefe inmediato fue, para muchos, un acto de desesperación para hacerse notar como “el primero de la fila”; “al que le toca” y no ser superado en el numeral por quien actualmente ocupa el poder en la “Ciudad de los Palacios”.

“Le voy a tomar la palabra”, dijo Ebrard Casaubón en un acto público, saliéndose por completo del contexto y de la esencia del evento y, después, reconoció que “hay que esperar los tiempos”. Lo anterior fue censurado por muchos y aplaudido por otros, pero en ambas partes hubo algo en común, la conducta del aliado más cercano durante los últimos años al hombre originario de Macuspana fue un “autodestape”.

Y es que para comprender lo anterior hay que hacer un poco de historia y rememorar la sucesión presidencial de Felipe Calderón Hinojosa. Aquella contienda de la que salió triunfante Enrique Peña Nieto era considerada por los expertos como la elección de los “golden boys” puesto que por el blanquiazul se esperaba que saltara al ring político Juan Camilo Mouriño quien, como todos sabemos, cumplió su cita con el destino y no pudo participar; ante este inesperado deceso, todo apuntaba que el que en ese entonces era recién galardonado como el mejor presidente municipal del mundo -Marcelo Ebrard- la iba a tener fácil. Sin embargo, el político declinó cuando el tabasqueño señaló que él sería el contendiente y, de ganar, la Secretaría de Gobernación la ocuparía el capitalino.

El desencanto vino por consecuencia al interior de la izquierda y, la inversión priista realizada para pulir la imagen de EPN le rindió los frutos esperados en las urnas, aunque el gusto solo les durara un sexenio en el que la “nueva generación de tricolores” terminó por golpear una de por sí, maltratada imagen del que fuera llamado “el partido aplanador”.

Por lo descrito arriba, muchos ya están conjeturando varias hipótesis que le compartiré a continuación y, aprovecho para aclarar, que más allá de que alguna sea cierta o no, aún hay suficiente tiempo para que las corrientes políticas se definan en favor de uno u otro posible “suspirante” a la silla presidencial.

La primera teoría afirma que Marcelo Ebrard no está dispuesto a ceder el lugar y hará lo posible por demostrar su valía en el ejercicio de sus funciones. Aunque de ello no le debe quedar duda a nadie y está dispuesto a pedir el apoyo del mandatario, aunque eso represente una molestia en la masa que respalda a la dama que pudiera ser su rival.

El segundo supuesto señala que el originario de la capital, “tomará sus canicas” y se saldrá del juego para ser candidato independiente trayendo consigo en un nuevo proyecto a las huestes que le siguen, lo que pudiera representar una merma importante a la fuerza que hasta hoy tiene el Movimiento de Regeneración Nacional. La cuestión es que, de una u otra forma, en ambos escenarios se presentaría una fractura al interior de MORENA, ya sea en la base o en la cúpula, pero las discrepancias existirían y serían definitorias para prolongar el mandato del actual partido o, de plano, garantizar su salida del poder.

Aunque, aquí entre nos, bien pudiera existir un “as bajo la manga” del presidente López y, en un último momento, señale que el candidato será un tercero para así, aplicar aquella sabia conseja de “ni con melón, ni con sandía”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

licajimenezmcc@hotmail.com

En las últimas semanas -después de la celebración de los tres años de MORENA en el gobierno federal- a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, le llueven vítores y señales de respaldo a lo que bien pudiera llamarse, “su meteórica carrera política”, la cual, tiene bien definido el rumbo a seguir y la meta a alcanzar: La presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.

Con el coro de “¡presidenta, presidenta!” en cualquier ceremonia o evento que pise, la mujer no puede disimular el gusto que siente -y es natural- por saberse respaldada por las fuerzas vivas del Movimiento de Regeneración Nacional y por el del propio presidente, Andrés Manuel López Obrador. Esto último, en ocasiones velado y, en otras, sumamente notorio.

En este tenor, el Ejecutivo federal, al concluir la semana anterior, quiso hacer un escamoteo discursivo cuando fue cuestionado por uno de los representantes de la prensa en torno a este respecto. En otras palabras y como decían los abuelitos posrevolucionarios, el mandatario “quiso taparle un ojo al macho” para tratar de disimular lo que ha estado en boca de todos los cercanos a él y se ha venido permeando a través de los distintos niveles que conforman la estructura partidista del escaparate que está en estos momentos ocupando “la silla” más importante de nuestra nación.

El tabasqueño enlistó a todos los cercanos. Lo mismo eran compañeros de fórmula que funcionarios en activo; gobernadores de extracción morenista que legisladores; o bien, algún otro personaje que estuviera “tras bambalinas” en este escenario de la política de las altas esferas, en donde, se asegura, que ya empezó la cuenta regresiva del sexenio más controvertido de la historia contemporánea de nuestro país.

Empero, algo ha cambiado en el ambiente. Ya no se respira igual y pareciera que una preocupación hace que se tambalee la seguridad que, otrora, era atesorada por algunos personajes que han dado todo en aras de los más altos ideales que construyen la visión del presidente López desde el PRD, pasando por “Honestidad Valiente”, hasta el actual organismo que lo llevó a ocupar lo que tanto anhelaba.

Lo que hizo el canciller Marcelo Ebrard, posterior a las declaraciones vertidas por su jefe inmediato fue, para muchos, un acto de desesperación para hacerse notar como “el primero de la fila”; “al que le toca” y no ser superado en el numeral por quien actualmente ocupa el poder en la “Ciudad de los Palacios”.

“Le voy a tomar la palabra”, dijo Ebrard Casaubón en un acto público, saliéndose por completo del contexto y de la esencia del evento y, después, reconoció que “hay que esperar los tiempos”. Lo anterior fue censurado por muchos y aplaudido por otros, pero en ambas partes hubo algo en común, la conducta del aliado más cercano durante los últimos años al hombre originario de Macuspana fue un “autodestape”.

Y es que para comprender lo anterior hay que hacer un poco de historia y rememorar la sucesión presidencial de Felipe Calderón Hinojosa. Aquella contienda de la que salió triunfante Enrique Peña Nieto era considerada por los expertos como la elección de los “golden boys” puesto que por el blanquiazul se esperaba que saltara al ring político Juan Camilo Mouriño quien, como todos sabemos, cumplió su cita con el destino y no pudo participar; ante este inesperado deceso, todo apuntaba que el que en ese entonces era recién galardonado como el mejor presidente municipal del mundo -Marcelo Ebrard- la iba a tener fácil. Sin embargo, el político declinó cuando el tabasqueño señaló que él sería el contendiente y, de ganar, la Secretaría de Gobernación la ocuparía el capitalino.

El desencanto vino por consecuencia al interior de la izquierda y, la inversión priista realizada para pulir la imagen de EPN le rindió los frutos esperados en las urnas, aunque el gusto solo les durara un sexenio en el que la “nueva generación de tricolores” terminó por golpear una de por sí, maltratada imagen del que fuera llamado “el partido aplanador”.

Por lo descrito arriba, muchos ya están conjeturando varias hipótesis que le compartiré a continuación y, aprovecho para aclarar, que más allá de que alguna sea cierta o no, aún hay suficiente tiempo para que las corrientes políticas se definan en favor de uno u otro posible “suspirante” a la silla presidencial.

La primera teoría afirma que Marcelo Ebrard no está dispuesto a ceder el lugar y hará lo posible por demostrar su valía en el ejercicio de sus funciones. Aunque de ello no le debe quedar duda a nadie y está dispuesto a pedir el apoyo del mandatario, aunque eso represente una molestia en la masa que respalda a la dama que pudiera ser su rival.

El segundo supuesto señala que el originario de la capital, “tomará sus canicas” y se saldrá del juego para ser candidato independiente trayendo consigo en un nuevo proyecto a las huestes que le siguen, lo que pudiera representar una merma importante a la fuerza que hasta hoy tiene el Movimiento de Regeneración Nacional. La cuestión es que, de una u otra forma, en ambos escenarios se presentaría una fractura al interior de MORENA, ya sea en la base o en la cúpula, pero las discrepancias existirían y serían definitorias para prolongar el mandato del actual partido o, de plano, garantizar su salida del poder.

Aunque, aquí entre nos, bien pudiera existir un “as bajo la manga” del presidente López y, en un último momento, señale que el candidato será un tercero para así, aplicar aquella sabia conseja de “ni con melón, ni con sandía”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

licajimenezmcc@hotmail.com