/ viernes 20 de octubre de 2023

¡De bien para arriba! | Futuro digital inclusivo

El concepto de inclusión social presenta diversas definiciones por diferentes organismos internacionales; como la Organización de Naciones Unidas a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [Unesco], Organización de Estados Americanos [OEA], Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], la Unión Europea [EU], por señalar algunos, estableciendo diversas políticas, entre ellas las de inclusión social y son aceptadas por sus países miembros, quienes firman los acuerdos.

Dichas políticas se ajustan a las normas de cada país, de acuerdo con su Constitución Política y México no es la excepción, sin embargo, la definición sobre inclusión social sugerida por la EU es la considerada adecuada, al garantizar que aquellas personas en desventaja de obtener las oportunidades y recursos necesarios para participar plenamente en la vida económica, social y cultural, ya que les permite el goce de un estilo de vida considerado normal en la sociedad que vive, así como el acceso a sus derechos fundamentales.

Sin duda, Internet se ha convertido en una herramienta básica e indispensable para acelerar el desarrollo y el progreso humano, así como para reducir la desigualdad; es un bien público global que ha de beneficiar a todas las personas, por tanto, es innegable que la tecnología y la innovación son esenciales para alcanzar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y la igualdad de género.

Ser capaz de aprender, trabajar y realizar transacciones digitales y en línea nunca ha sido más importante para la vida cotidiana de las personas en todo el mundo, ya que, el acceso digital básico es el fundamento para abordar muchos de los desafíos más acuciantes del mundo, casi 3,000 millones de personas seguían sin conexión a Internet en 2022, 1,400millones permanecen no bancarizadas y 850 millones no tienen una identificación oficial, la gran mayoría de estas personas sin acceso a dichos servicios vive en los países en desarrollo.

Por supuesto que la inclusión social es un reto que se presenta desde finales del siglo pasado, diversos organismos internacionales pretenden que sea superado en todos los países, mediante la reducción de la discriminación y marginación social en las personas más desfavorecidas por su situación personal, social, económica y/o cultural, a pesar de que cada uno de los países miembros de dichas organizaciones ha incorporado diversas políticas de inclusión propuestas en sus diferentes normativas, esto no ha sido suficiente, por lo que se debe continuar los esfuerzos para avanzar en este sentido.

En ese contexto Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, en su intervención en la Asamblea General “los derechos digitales, son derechos de las mujeres”, un vínculo que se refleja claramente en el ODS 5 sobre la igualdad de género, que incluye una meta específica sobre el uso de la tecnología y las TIC para lograr el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la brecha digital de género incide en el acceso a otros derechos como la educación, el empleo, la salud o la justicia, o en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres y se convierte en un nuevo tipo de pobreza que excluye a las mujeres y las niñas de forma devastadora: la pobreza digital.

En América Latina, una de cada tres personas está desconectada, normalmente suelen ser aquellas con menores niveles educativos, ingresos más bajos, que viven en zonas rurales o tienen más edad, y especialmente mujeres pobres, indígenas o afrodescendientes, de hecho, 4 de cada 10 mujeres no acceden a internet por falta de conectividad o porque no pueden permitírselo (CEPAL 2022) y 65 millones de mujeres no usan internet móvil, consideremos además que para las personas más vulnerables el costo de internet supone el 14,3% de los ingresos, una cifra que empeora en el caso de las mujeres, ya que un tercio de ellas no tiene ingresos propios.

Por otro lado, existen importantes desafíos: un tercio de la población mundial, 2.700 millones de personas, aún no tiene acceso a internet (Unión Internacional de Telecomunicaciones,UIT), el 63% de las mujeres usan internet versus el 69% de los hombres, sin duda, una brecha impactante en pleno siglo XXI, y que, además, permanece estática desde 2019.

Las TIC en sus diversos usos y aplicaciones son una herramienta importante en el desarrollo de la educación inclusiva, que permiten hacer viables los principios de acceso, calidad, igualdad, justicia social, democracia, participación, buscando el equilibrio entre comunidad y diversidad, necesaria para acelerar la digitalización, por tanto, se requieren más inversiones, innovación y alianzas tanto del sector público como del privado, es necesario impulsar la conectividad de banda ancha, la infraestructura pública digital y las habilidades digitales, para, de esta forma garantizar que las generaciones futuras puedan participar plenamente en la economía mundial.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19


El concepto de inclusión social presenta diversas definiciones por diferentes organismos internacionales; como la Organización de Naciones Unidas a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [Unesco], Organización de Estados Americanos [OEA], Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], la Unión Europea [EU], por señalar algunos, estableciendo diversas políticas, entre ellas las de inclusión social y son aceptadas por sus países miembros, quienes firman los acuerdos.

Dichas políticas se ajustan a las normas de cada país, de acuerdo con su Constitución Política y México no es la excepción, sin embargo, la definición sobre inclusión social sugerida por la EU es la considerada adecuada, al garantizar que aquellas personas en desventaja de obtener las oportunidades y recursos necesarios para participar plenamente en la vida económica, social y cultural, ya que les permite el goce de un estilo de vida considerado normal en la sociedad que vive, así como el acceso a sus derechos fundamentales.

Sin duda, Internet se ha convertido en una herramienta básica e indispensable para acelerar el desarrollo y el progreso humano, así como para reducir la desigualdad; es un bien público global que ha de beneficiar a todas las personas, por tanto, es innegable que la tecnología y la innovación son esenciales para alcanzar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y la igualdad de género.

Ser capaz de aprender, trabajar y realizar transacciones digitales y en línea nunca ha sido más importante para la vida cotidiana de las personas en todo el mundo, ya que, el acceso digital básico es el fundamento para abordar muchos de los desafíos más acuciantes del mundo, casi 3,000 millones de personas seguían sin conexión a Internet en 2022, 1,400millones permanecen no bancarizadas y 850 millones no tienen una identificación oficial, la gran mayoría de estas personas sin acceso a dichos servicios vive en los países en desarrollo.

Por supuesto que la inclusión social es un reto que se presenta desde finales del siglo pasado, diversos organismos internacionales pretenden que sea superado en todos los países, mediante la reducción de la discriminación y marginación social en las personas más desfavorecidas por su situación personal, social, económica y/o cultural, a pesar de que cada uno de los países miembros de dichas organizaciones ha incorporado diversas políticas de inclusión propuestas en sus diferentes normativas, esto no ha sido suficiente, por lo que se debe continuar los esfuerzos para avanzar en este sentido.

En ese contexto Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, en su intervención en la Asamblea General “los derechos digitales, son derechos de las mujeres”, un vínculo que se refleja claramente en el ODS 5 sobre la igualdad de género, que incluye una meta específica sobre el uso de la tecnología y las TIC para lograr el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la brecha digital de género incide en el acceso a otros derechos como la educación, el empleo, la salud o la justicia, o en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres y se convierte en un nuevo tipo de pobreza que excluye a las mujeres y las niñas de forma devastadora: la pobreza digital.

En América Latina, una de cada tres personas está desconectada, normalmente suelen ser aquellas con menores niveles educativos, ingresos más bajos, que viven en zonas rurales o tienen más edad, y especialmente mujeres pobres, indígenas o afrodescendientes, de hecho, 4 de cada 10 mujeres no acceden a internet por falta de conectividad o porque no pueden permitírselo (CEPAL 2022) y 65 millones de mujeres no usan internet móvil, consideremos además que para las personas más vulnerables el costo de internet supone el 14,3% de los ingresos, una cifra que empeora en el caso de las mujeres, ya que un tercio de ellas no tiene ingresos propios.

Por otro lado, existen importantes desafíos: un tercio de la población mundial, 2.700 millones de personas, aún no tiene acceso a internet (Unión Internacional de Telecomunicaciones,UIT), el 63% de las mujeres usan internet versus el 69% de los hombres, sin duda, una brecha impactante en pleno siglo XXI, y que, además, permanece estática desde 2019.

Las TIC en sus diversos usos y aplicaciones son una herramienta importante en el desarrollo de la educación inclusiva, que permiten hacer viables los principios de acceso, calidad, igualdad, justicia social, democracia, participación, buscando el equilibrio entre comunidad y diversidad, necesaria para acelerar la digitalización, por tanto, se requieren más inversiones, innovación y alianzas tanto del sector público como del privado, es necesario impulsar la conectividad de banda ancha, la infraestructura pública digital y las habilidades digitales, para, de esta forma garantizar que las generaciones futuras puedan participar plenamente en la economía mundial.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19