/ viernes 19 de enero de 2024

¡De bien para arriba! | Liderazgo femenino

Desde hace algunas décadas, pasando por grandes cambios de paradigmas, la mujer se ha venido posicionando como un ser con capacidad de tomar decisiones en relación con su cuerpo, a su fecundidad y con el derecho a conocer, al igual que a desempeñarse en cualquier ejercicio y dentro de múltiples áreas, la igualdad de género es un derecho humano fundamental reconocido por las Naciones Unidas y uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y contribuye a construir los cimientos de un futuro más justo y diverso

El concepto de liderazgo femenino hace referencia directa a la participación de las mujeres en diferentes ámbitos, ejerciendo altas posiciones donde toman decisiones, dirigen grupos e implementan estrategias, es decir, donde hacen visible sus decisiones y participación, Marilyn Loden, Sally Helgessen y Helen Fisher fueron las primeras autoras que, a finales del siglo 20, empezaron a teorizar sobre las mujeres y el liderazgo, según estas autoras, el liderazgo femenino es la forma de dirección basada en la escucha, la empatía, la comunicación y el trabajo en equipo.

A través de la historia económica y social, el liderazgo del poder está asociado a la figura del hombre, hoy en día, dentro del contexto de los negocios, empresarial y de gobierno, cada vez más mujeres demuestran que pueden desempeñarse como líderes efectivas, tan es así, que nuestro país, por primera vez será gobernado por una mujer a contar de este año 2024.

Ban Ki-Moon, exsecretario de la ONU, sobre la participación de la mujer en los negocios señala que las cifras son claras y frías: aunque la brecha se ha reducido estamos lejos de la participación equitativa de género, se debe tener claro que la igualdad hacia la mujer es progreso para todos.

Según el Instituto Nacional de las Mujeres, México es uno de los países de América Latina con una de las tasas más bajas de participación femenina en el mercado laboral; únicamente el 44% del género femenino es parte de la fuerza laboral formal y el 52% de ellas se encuentra en la informalidad, a mayor nivel del organigrama, la participación es mucho menor, en América Latina, la participación empresarial de las mujeres es del 10.2% (Forbes, enero 2021) y según datos del Banco Mundial, en México el 25.7% de las empresas son propiedad de una mujer.

En este contexto, la mujer empresaria de hoy está obligada a combinar su profesión con la responsabilidad mayoritaria de atender su hogar y la crianza de los hijos, de tal suerte, que opta por modalidades que le favorecen, como el ser empleada con un horario establecido o el llevar a cabo su propio emprendimiento que le dé mayor flexibilidad de horario y movimiento (un autoempleo), por otro lado, el conflicto llega cuando su emprendimiento se tiene que convertir en una empresa que demanda toda su atención, que excede los horarios hábiles, que implica estar fuera de casa y realizar viajes, que exige una educación adicional para ir creciendo como directora a la par de la empresa.

De acuerdo con un reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), 68% de las empresas analizadas carecen de mujeres en sus tres direcciones relevantes, y el puesto de CFO es ocupado sólo por 10% de mujeres, según datos publicados por World Talent Advisors (WTA), además, la participación económica de las mujeres en México bajó dos lugares en el Índice Global de Brecha de Género 2023 al pasar del puesto 31 al 33, en comparación con el año anterior.

Para finalizar, es de considerar que nuestro país enfrenta un reto de magnitud considerable, por lo que este escenario exige una revisión exhaustiva del sistema, las empresas y la sociedad para fomentar una mayor inclusión de las mujeres en las diversas áreas, empoderar a las mujeres y hacerlas partícipes de forma real y efectiva en todos los niveles de las organizaciones nos beneficia a todos, ya que está demostrado que la inclusión ayuda a la productividad y el crecimiento social, con empresas más fuertes y economías más estables, que propicien la equidad a través de la educación, la capacitación, el financiamiento, la profesionalización, y la participación, generando espacios y oportunidades para que más mujeres empresarias ejerzan liderazgo en consejos consultivos, presidan cámaras y asociaciones empresariales y sean líderes de opinión en medios de comunicación.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19

Desde hace algunas décadas, pasando por grandes cambios de paradigmas, la mujer se ha venido posicionando como un ser con capacidad de tomar decisiones en relación con su cuerpo, a su fecundidad y con el derecho a conocer, al igual que a desempeñarse en cualquier ejercicio y dentro de múltiples áreas, la igualdad de género es un derecho humano fundamental reconocido por las Naciones Unidas y uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y contribuye a construir los cimientos de un futuro más justo y diverso

El concepto de liderazgo femenino hace referencia directa a la participación de las mujeres en diferentes ámbitos, ejerciendo altas posiciones donde toman decisiones, dirigen grupos e implementan estrategias, es decir, donde hacen visible sus decisiones y participación, Marilyn Loden, Sally Helgessen y Helen Fisher fueron las primeras autoras que, a finales del siglo 20, empezaron a teorizar sobre las mujeres y el liderazgo, según estas autoras, el liderazgo femenino es la forma de dirección basada en la escucha, la empatía, la comunicación y el trabajo en equipo.

A través de la historia económica y social, el liderazgo del poder está asociado a la figura del hombre, hoy en día, dentro del contexto de los negocios, empresarial y de gobierno, cada vez más mujeres demuestran que pueden desempeñarse como líderes efectivas, tan es así, que nuestro país, por primera vez será gobernado por una mujer a contar de este año 2024.

Ban Ki-Moon, exsecretario de la ONU, sobre la participación de la mujer en los negocios señala que las cifras son claras y frías: aunque la brecha se ha reducido estamos lejos de la participación equitativa de género, se debe tener claro que la igualdad hacia la mujer es progreso para todos.

Según el Instituto Nacional de las Mujeres, México es uno de los países de América Latina con una de las tasas más bajas de participación femenina en el mercado laboral; únicamente el 44% del género femenino es parte de la fuerza laboral formal y el 52% de ellas se encuentra en la informalidad, a mayor nivel del organigrama, la participación es mucho menor, en América Latina, la participación empresarial de las mujeres es del 10.2% (Forbes, enero 2021) y según datos del Banco Mundial, en México el 25.7% de las empresas son propiedad de una mujer.

En este contexto, la mujer empresaria de hoy está obligada a combinar su profesión con la responsabilidad mayoritaria de atender su hogar y la crianza de los hijos, de tal suerte, que opta por modalidades que le favorecen, como el ser empleada con un horario establecido o el llevar a cabo su propio emprendimiento que le dé mayor flexibilidad de horario y movimiento (un autoempleo), por otro lado, el conflicto llega cuando su emprendimiento se tiene que convertir en una empresa que demanda toda su atención, que excede los horarios hábiles, que implica estar fuera de casa y realizar viajes, que exige una educación adicional para ir creciendo como directora a la par de la empresa.

De acuerdo con un reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), 68% de las empresas analizadas carecen de mujeres en sus tres direcciones relevantes, y el puesto de CFO es ocupado sólo por 10% de mujeres, según datos publicados por World Talent Advisors (WTA), además, la participación económica de las mujeres en México bajó dos lugares en el Índice Global de Brecha de Género 2023 al pasar del puesto 31 al 33, en comparación con el año anterior.

Para finalizar, es de considerar que nuestro país enfrenta un reto de magnitud considerable, por lo que este escenario exige una revisión exhaustiva del sistema, las empresas y la sociedad para fomentar una mayor inclusión de las mujeres en las diversas áreas, empoderar a las mujeres y hacerlas partícipes de forma real y efectiva en todos los niveles de las organizaciones nos beneficia a todos, ya que está demostrado que la inclusión ayuda a la productividad y el crecimiento social, con empresas más fuertes y economías más estables, que propicien la equidad a través de la educación, la capacitación, el financiamiento, la profesionalización, y la participación, generando espacios y oportunidades para que más mujeres empresarias ejerzan liderazgo en consejos consultivos, presidan cámaras y asociaciones empresariales y sean líderes de opinión en medios de comunicación.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19