/ sábado 27 de abril de 2024

El futuro de las noticias

Por. Manuel Alejandro Guerrero

La semana pasada se llevó a cabo la 18ª edición del Festival Internacional de Periodismo en la ciudad de Perugia, en el corazón de Italia. El Festival, fundado en 2006, se ha convertido en el evento más grande e importante de periodismo en Europa, al cual se puede acudir gratuitamente a sus más de 250 sesiones y eventos gracias al apoyo de algunos socios clave, como el Centro Europeo de Periodismo, y a un modelo colectivo muy efectivo de donaciones y recaudaciones (crowdfunding). Este año, el tema central giró alrededor de la pregunta, ¿cuál es el futuro de las noticias?

En una época en la cual estamos transitando de una conversación pública basada en disputar los datos y la evidencia –el famoso, “yo tengo otros datos”—a otra en la que, gracias a los desarrollos en inteligencia artificial (IA), lo que puede estar en el centro de la discusión es la realidad misma –“¿esto en verdad ocurrió?”-, la pregunta del Festival es de lo más pertinente. Desde los más diversos ángulos del periodismo se plantearon perspectivas sobre el destino (y la importancia) de las noticias y la información, algunas más y otras menos optimistas. Aquí presento algunos de los aspectos generales más importantes de las discusiones que, por razones de espacio, resumo en tres retos: el de la IA en el periodismo, el de conocer mejor a lectores y audiencias, y el de llegar a donde están los públicos.

Desde luego, hubo mucha discusión y debate en torno al papel que la IA está jugando en los múltiples ámbitos periodísticos. Debates que contemplaron el lugar de esta tecnología en el futuro de las redacciones, en la administración, en la presentación de noticias, y en el mismo proceso de recolección informativa. La IA puede ser un riesgo debido a las potencialidades en el alcance, penetración y velocidad para difundir información inexacta, falsa y dañina que puede generar desestabilización, pánicos, y reacciones que pongan en riesgo la dignidad, la seguridad y la vida de las personas. Aquí en México, sabemos al respecto y, como ejemplos trágicos, hemos vivido casos de linchamientos. Sin embargo, hubo tres aspectos que se destacaron.

Primero, que el periodismo hecho por humanos sigue siendo inigualable en aspectos relevantes que, hoy en día, la IA no es capaz de reproducir, sobre todo la contextualización de la información. En segundo lugar, también se hizo un llamado de advertencia a algunas de las grandes organizaciones informativas en el mundo que ya están firmando acuerdos con las compañías desarrolladoras de modelos de IA para permitir el uso de sus bases de datos, acerca de los posibles riesgos futuros en términos de la comercialización de investigaciones y reportajes “reescritos” por la IA que no puedan ser adecuadamente compensados ni para las organizaciones informativas en donde se publicaron originalmente, ni menos para las y los periodistas que los realizaron. Finalmente, también hubo importantes pronunciamientos para evitar la tentación de querer solucionar todo a través de regular cada espacio y uso de esta tecnología, pues como se advirtió, es muy fácil que termine siendo un pretexto de los gobiernos para cerrar la discusión y censurar el espacio público. Lo que yo me llevo de esta discusión es la necesidad de discutir mejor el tema para promover mejores prácticas de transparencia y rendición de cuentas de las plataformas, y un apoyo más decisivo de éstas al trabajo del periodismo profesional.

Un segundo gran reto fue repensar la relación con lectores y audiencias. En este sentido, se destacó que la conversación pública, predominantemente inserta en las redes sociodigitales, hace volátil e inestable la relación con las audiencias dado que, en un contexto en el que el tiempo y la atención son escasos, hay mucha, pero no necesariamente mejor conversación. Dos aspectos destacaron aquí. Primero, ante la tentación del amarillismo y el sensacionalismo, el periodismo profesional debería apostar por identificar mejor los nichos de audiencias que requieren determinado de tipo de información de calidad. Al mismo tiempo, también se destacó que es crucial concebir un periodismo de multiplataforma cuyos contenidos puedan tener salida en diferentes tipos de medios y formatos –en algunos de ellos se podrá profundizar más que otros, por lo que, si se puede, deberá buscarse la vinculación transversal entre ellos. De aquí, me llevo la urgente necesidad de repensar el periodismo no sólo desde el uso tecnológico, sino desde los ángulos empleados para contar las historias, darles seguimiento y tratar de dejar aprendizajes útiles a audiencias y lectores.

Y el tercer reto, relacionado con el anterior es el emplear los recursos tecnológicos para acercar las historias a los públicos que les sirva, pero también contarlas de otro modo. Dos aspectos para destacar. Uno, hay información que, naturalmente, debe seguir siendo difundida para el público en general, ciertos “grandes temas” que conciernen a todo mundo. Pero hay algunas historias y reportajes que pueden resultar mucho más atractivos a determinados públicos. A esto se han referido en el Festival cuando hablaban de “acercar la información a donde están los públicos”. Esto implica conocer mejor a sus públicos en términos de sus identidades e intereses y de sus formas de consumir contenidos. Segundo, frente a los múltiples estudios que muestran que el tono predominantemente negativo de las noticias termina por alejar a los públicos, se hizo énfasis en reportar más sobre las acciones que, desde diferentes frentes (gobiernos, comunidades, organizaciones, sociedad civil, etc.), se ensayan para encontrar soluciones, aun y cuando éstas no resulten totalmente efectivas, destacando también sus limitaciones, pero enfatizando el aprendizaje que se obtiene. Lo que me llevo de este reto es que, en buena parte, el alejamiento de los públicos frente a las noticias quizás no sea un tema de contenidos solamente, sino de a quién se le presentan y cómo se empacan. Quedan estas líneas para la reflexión sobre el futuro de las noticias.

Por. Manuel Alejandro Guerrero

La semana pasada se llevó a cabo la 18ª edición del Festival Internacional de Periodismo en la ciudad de Perugia, en el corazón de Italia. El Festival, fundado en 2006, se ha convertido en el evento más grande e importante de periodismo en Europa, al cual se puede acudir gratuitamente a sus más de 250 sesiones y eventos gracias al apoyo de algunos socios clave, como el Centro Europeo de Periodismo, y a un modelo colectivo muy efectivo de donaciones y recaudaciones (crowdfunding). Este año, el tema central giró alrededor de la pregunta, ¿cuál es el futuro de las noticias?

En una época en la cual estamos transitando de una conversación pública basada en disputar los datos y la evidencia –el famoso, “yo tengo otros datos”—a otra en la que, gracias a los desarrollos en inteligencia artificial (IA), lo que puede estar en el centro de la discusión es la realidad misma –“¿esto en verdad ocurrió?”-, la pregunta del Festival es de lo más pertinente. Desde los más diversos ángulos del periodismo se plantearon perspectivas sobre el destino (y la importancia) de las noticias y la información, algunas más y otras menos optimistas. Aquí presento algunos de los aspectos generales más importantes de las discusiones que, por razones de espacio, resumo en tres retos: el de la IA en el periodismo, el de conocer mejor a lectores y audiencias, y el de llegar a donde están los públicos.

Desde luego, hubo mucha discusión y debate en torno al papel que la IA está jugando en los múltiples ámbitos periodísticos. Debates que contemplaron el lugar de esta tecnología en el futuro de las redacciones, en la administración, en la presentación de noticias, y en el mismo proceso de recolección informativa. La IA puede ser un riesgo debido a las potencialidades en el alcance, penetración y velocidad para difundir información inexacta, falsa y dañina que puede generar desestabilización, pánicos, y reacciones que pongan en riesgo la dignidad, la seguridad y la vida de las personas. Aquí en México, sabemos al respecto y, como ejemplos trágicos, hemos vivido casos de linchamientos. Sin embargo, hubo tres aspectos que se destacaron.

Primero, que el periodismo hecho por humanos sigue siendo inigualable en aspectos relevantes que, hoy en día, la IA no es capaz de reproducir, sobre todo la contextualización de la información. En segundo lugar, también se hizo un llamado de advertencia a algunas de las grandes organizaciones informativas en el mundo que ya están firmando acuerdos con las compañías desarrolladoras de modelos de IA para permitir el uso de sus bases de datos, acerca de los posibles riesgos futuros en términos de la comercialización de investigaciones y reportajes “reescritos” por la IA que no puedan ser adecuadamente compensados ni para las organizaciones informativas en donde se publicaron originalmente, ni menos para las y los periodistas que los realizaron. Finalmente, también hubo importantes pronunciamientos para evitar la tentación de querer solucionar todo a través de regular cada espacio y uso de esta tecnología, pues como se advirtió, es muy fácil que termine siendo un pretexto de los gobiernos para cerrar la discusión y censurar el espacio público. Lo que yo me llevo de esta discusión es la necesidad de discutir mejor el tema para promover mejores prácticas de transparencia y rendición de cuentas de las plataformas, y un apoyo más decisivo de éstas al trabajo del periodismo profesional.

Un segundo gran reto fue repensar la relación con lectores y audiencias. En este sentido, se destacó que la conversación pública, predominantemente inserta en las redes sociodigitales, hace volátil e inestable la relación con las audiencias dado que, en un contexto en el que el tiempo y la atención son escasos, hay mucha, pero no necesariamente mejor conversación. Dos aspectos destacaron aquí. Primero, ante la tentación del amarillismo y el sensacionalismo, el periodismo profesional debería apostar por identificar mejor los nichos de audiencias que requieren determinado de tipo de información de calidad. Al mismo tiempo, también se destacó que es crucial concebir un periodismo de multiplataforma cuyos contenidos puedan tener salida en diferentes tipos de medios y formatos –en algunos de ellos se podrá profundizar más que otros, por lo que, si se puede, deberá buscarse la vinculación transversal entre ellos. De aquí, me llevo la urgente necesidad de repensar el periodismo no sólo desde el uso tecnológico, sino desde los ángulos empleados para contar las historias, darles seguimiento y tratar de dejar aprendizajes útiles a audiencias y lectores.

Y el tercer reto, relacionado con el anterior es el emplear los recursos tecnológicos para acercar las historias a los públicos que les sirva, pero también contarlas de otro modo. Dos aspectos para destacar. Uno, hay información que, naturalmente, debe seguir siendo difundida para el público en general, ciertos “grandes temas” que conciernen a todo mundo. Pero hay algunas historias y reportajes que pueden resultar mucho más atractivos a determinados públicos. A esto se han referido en el Festival cuando hablaban de “acercar la información a donde están los públicos”. Esto implica conocer mejor a sus públicos en términos de sus identidades e intereses y de sus formas de consumir contenidos. Segundo, frente a los múltiples estudios que muestran que el tono predominantemente negativo de las noticias termina por alejar a los públicos, se hizo énfasis en reportar más sobre las acciones que, desde diferentes frentes (gobiernos, comunidades, organizaciones, sociedad civil, etc.), se ensayan para encontrar soluciones, aun y cuando éstas no resulten totalmente efectivas, destacando también sus limitaciones, pero enfatizando el aprendizaje que se obtiene. Lo que me llevo de este reto es que, en buena parte, el alejamiento de los públicos frente a las noticias quizás no sea un tema de contenidos solamente, sino de a quién se le presentan y cómo se empacan. Quedan estas líneas para la reflexión sobre el futuro de las noticias.