/ viernes 1 de noviembre de 2019

Con café y a media luz | El todo por sus partes

Sin afán de copiar el estilo de mi admirado amigo Mario Alberto Gámez, quien es una excelente pluma en materia de política y su impacto social, he de empezar la entrega de hoy que pongo a su amable dispensa, gentil amigo lector, citando a Aristóteles; filósofo que, de alguna manera, sentó la base del concepto de sinergia cuando declaró que “El todo es mayor que la suma de sus partes”.

Si pudiéramos cambiar la óptica de este enunciado y antepusiéramos los fragmentos a la construcción final del todo, nos pudiéramos percatar que cada una de ellas pudiera ser considerada como la manifestación de un microuniverso que retrata la conceptualización de ese “todo” que se está llevando a formar parte de la realidad.

Empero, ¿Qué pasa si uno de esos trozos no es acorde o contraviene la conceptualización postrera a la que se desea llegar?, ¿Genera el mismo resultado?, ¿Cambia radicalmente el fin de esa entidad y su esencia de manera tal que lo convierte en un “todo” diferente?

Toda esta reflexión la traemos a colación por las recientes declaraciones del secretario de seguridad Alfonso Durazo, vertidas durante la conferencia mañanera del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, cuando se tocó el tema del operativo con el que se logró la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa.

Después de la retórica administrativa a la que ya estamos acostumbrados por parte del mandatario en la que encuadra los asuntos que se tratarán en la exposición de ese día y de darle la bienvenida a los representantes de los diferentes medios masivos de comunicación nacionales, le cedió la palabra al señor secretario quien expuso, de manera diáfana, los pormenores cronológicos de esta fallida operación de captura.

“En su corta existencia, nuestro gobierno nunca había sido tan criticado como en el tema de Culiacán”, así se expresó el burócrata antes de etiquetar y, a la par, reconocer que “… los violentos acontecimientos fueron propiciados por una acción precipitada…siempre hay probabilidades de que un operativo de esta naturaleza salga mal, no obstante la experiencia de quienes lo llevan al cabo” y más adelante señaló que “..se actuó con base en los datos que nos proporcionaron y se fue corrigiendo como nos fueron llegando más datos”.

Posteriormente, Durazo, señaló que “… un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad en su totalidad” y, como si se tratara de una situación de consoladora heroicidad, también señaló algo que me pareció gravísimo por la forma en que fue tratado para insertarlo en un discurso: “… En Culiacán, habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio, sin cuartel, ni respeto a las garantías individuales y que, al final, habríamos ganado…”

Vamos por partes.

La primera pregunta que a este servidor le asaltó mientras escuchaba la declaración fue ¿A quién se refería cuando señaló que “les proporcionaban datos”? Debo reconocer que me supongo que la DEA, aunque en un primer momento se mencionó que no tuvieron injerencia alguna en este movimiento, videos que circularon días después en internet en el que se observan a, por lo menos, una decena de agentes de esa dependencia en Sinaloa, hacen suponer lo contrario.

Enseguida, utilizar argumentos como el de “guerra de exterminio” y después asegurar que no se puede combatir la violencia con violencia ni el mal con el mal, es tan aberrante como aquel diálogo entre Don Gonzalo y Don Juan en la obra de José Zorrilla: “Me haceís reír Don Gonzalo, pues venirme a provocar, es como ir a amenazar a un león con un mal palo”. Considero que lo mejor, en este tenor, era haber guardado silencio.

Y, por último, lo que concierne al título de este día y, por el que se desarrolla toda esta charla que estamos teniendo usted y yo, mi buen amigo: Las partes y el todo.

Considero que se debería llevar a la reflexión, el sustento de que, en la generalidad, la estrategia de seguridad está bien, a excepción de una falla en la parte operativa. Si el “todo” es la suma de sus partes y una no está en buenas condiciones, simple y llanamente, el “todo”, tampoco lo estará.

Es tanto como si se presumieran las condiciones óptimas de un vehículo que está a la venta y, de repente, el oferente nos asegurara que “todo está bien, a excepción de una pequeña falla en el motor”, creo que más claro no puede estar.

Las fuerzas castrenses de este país, en más de una ocasión han dado muestra de valor, gallardía, arrojo, inteligencia, estrategia y lealtad. Nuevamente lo han demostrado, quizá el error, en que no había suficientes datos para desarrollar con éxito esta operación.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Sin afán de copiar el estilo de mi admirado amigo Mario Alberto Gámez, quien es una excelente pluma en materia de política y su impacto social, he de empezar la entrega de hoy que pongo a su amable dispensa, gentil amigo lector, citando a Aristóteles; filósofo que, de alguna manera, sentó la base del concepto de sinergia cuando declaró que “El todo es mayor que la suma de sus partes”.

Si pudiéramos cambiar la óptica de este enunciado y antepusiéramos los fragmentos a la construcción final del todo, nos pudiéramos percatar que cada una de ellas pudiera ser considerada como la manifestación de un microuniverso que retrata la conceptualización de ese “todo” que se está llevando a formar parte de la realidad.

Empero, ¿Qué pasa si uno de esos trozos no es acorde o contraviene la conceptualización postrera a la que se desea llegar?, ¿Genera el mismo resultado?, ¿Cambia radicalmente el fin de esa entidad y su esencia de manera tal que lo convierte en un “todo” diferente?

Toda esta reflexión la traemos a colación por las recientes declaraciones del secretario de seguridad Alfonso Durazo, vertidas durante la conferencia mañanera del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, cuando se tocó el tema del operativo con el que se logró la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa.

Después de la retórica administrativa a la que ya estamos acostumbrados por parte del mandatario en la que encuadra los asuntos que se tratarán en la exposición de ese día y de darle la bienvenida a los representantes de los diferentes medios masivos de comunicación nacionales, le cedió la palabra al señor secretario quien expuso, de manera diáfana, los pormenores cronológicos de esta fallida operación de captura.

“En su corta existencia, nuestro gobierno nunca había sido tan criticado como en el tema de Culiacán”, así se expresó el burócrata antes de etiquetar y, a la par, reconocer que “… los violentos acontecimientos fueron propiciados por una acción precipitada…siempre hay probabilidades de que un operativo de esta naturaleza salga mal, no obstante la experiencia de quienes lo llevan al cabo” y más adelante señaló que “..se actuó con base en los datos que nos proporcionaron y se fue corrigiendo como nos fueron llegando más datos”.

Posteriormente, Durazo, señaló que “… un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad en su totalidad” y, como si se tratara de una situación de consoladora heroicidad, también señaló algo que me pareció gravísimo por la forma en que fue tratado para insertarlo en un discurso: “… En Culiacán, habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio, sin cuartel, ni respeto a las garantías individuales y que, al final, habríamos ganado…”

Vamos por partes.

La primera pregunta que a este servidor le asaltó mientras escuchaba la declaración fue ¿A quién se refería cuando señaló que “les proporcionaban datos”? Debo reconocer que me supongo que la DEA, aunque en un primer momento se mencionó que no tuvieron injerencia alguna en este movimiento, videos que circularon días después en internet en el que se observan a, por lo menos, una decena de agentes de esa dependencia en Sinaloa, hacen suponer lo contrario.

Enseguida, utilizar argumentos como el de “guerra de exterminio” y después asegurar que no se puede combatir la violencia con violencia ni el mal con el mal, es tan aberrante como aquel diálogo entre Don Gonzalo y Don Juan en la obra de José Zorrilla: “Me haceís reír Don Gonzalo, pues venirme a provocar, es como ir a amenazar a un león con un mal palo”. Considero que lo mejor, en este tenor, era haber guardado silencio.

Y, por último, lo que concierne al título de este día y, por el que se desarrolla toda esta charla que estamos teniendo usted y yo, mi buen amigo: Las partes y el todo.

Considero que se debería llevar a la reflexión, el sustento de que, en la generalidad, la estrategia de seguridad está bien, a excepción de una falla en la parte operativa. Si el “todo” es la suma de sus partes y una no está en buenas condiciones, simple y llanamente, el “todo”, tampoco lo estará.

Es tanto como si se presumieran las condiciones óptimas de un vehículo que está a la venta y, de repente, el oferente nos asegurara que “todo está bien, a excepción de una pequeña falla en el motor”, creo que más claro no puede estar.

Las fuerzas castrenses de este país, en más de una ocasión han dado muestra de valor, gallardía, arrojo, inteligencia, estrategia y lealtad. Nuevamente lo han demostrado, quizá el error, en que no había suficientes datos para desarrollar con éxito esta operación.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!